Joseba Gotzon acudía de niño a escuchar a ochotes en su localidad natal. El ochote era un octeto de voces masculinas que había nacido en Bilbao en 1930, pero fue Portugalete quien organizó el primer concurso oficial dos años más tarde. Los certámenes se anunciaban en unas lonas que se colgaban de unos soportes de hierro consistentes en un rombo que se sujetaba a las farolas que se extendía en una vara de la que penduraba la publicidad.
Gotzon (Portugalete, 1962) decidió hacer esculturas con esas piezas a las que dio formas relacionadas con el ochote. La exposición "La voz y el hierro" se inauguró ayer en O Vello Cárcere de Lugo y está promovida por la Concellería de Cultura.
Son catorce piezas con las que el artista hace "un homenaje al ochote; hierro, tan importante en el desarrollo industrial de Vizcaya; a Portugalete, con su puente colgante, el único de su género que sigue funcionando". Cuenta que "lo importante de un ochote es que las ocho voces estén bien empastadas", por lo que él se ocupa de que los rombos divididos por la mitad estén ensamblados armoniosamente.
Hace cuatro años empezó a trabajar en estas piezas, de las que comparece en Lugo con ocho agrupadas bajo el nombre de Zortzi. Son obras de hierro que ha pintado de colores y representan diversos elementos del canto: gargantas, cantantes y ochotes propiamente.
La otra parte de La voz y el hierro está compuesta por las cuatro piezas de Tubo, que vuelve a inspirarse en la forma de la garganta y en las piezas por las que respiran los órganos musicales. Las cuatro son cilindros erguidos con una bola maciza cerrando la boca y vuelven a la temática de los ochotes.
