José de Cora: "Para Acevedo, en Anllóns había misterios sin explicar por la ciencia"

José de Cora presenta este jueves en el Círculo de las Artes de Lugo 'Te llamaré muerto', unha novela basada en unos sucesos sorprendentes acontecidos a principios del siglo XX en Ponteceso

José de Cora. VICTORIA RODRÍGUEZ
photo_camera José de Cora. VICTORIA RODRÍGUEZ

El umbral entre los siglos XIX y XX fue también un umbral entre el viejo mundo espiritual y el nuevo mundo racional. José de Cora (Lugo, 1951) describe ese paso dado por la humanidad en Occidente a través de la investigación que hacen tres amigos —el neurocirujano Manuel Otero Acevedo, el periodista y abogado Prudencio Landín, y el escritor Ramón del Valle Inclán— de los acontecimientos que se sucedieron en esas coordenadas temporales en Anllóns, un lugar del municipio coruñés de Ponteceso.

La base de Te llamaré Muerto son el asalto de fuerzas sobrenaturales a una anciana y a su nieta, las habitantes de la Casa do Demo. Son hechos reales que se produjeron entre los años 1899 y 1900. ¿Ese cambio en el calendario pudo influir?
El cambio de siglo no se produjo hasta 1901, pero es indudable que pesa la idea de que es un nuevo siglo. Ese tipo de cambios tienen consecuencias que son difíciles de analizar, pero no es descartable. El propio Otero Acevedo hace referencia a que será una época en la que habrá mentes más abiertas. Creía que estaba en el buen camino, en el que habría un 50 por ciento de ciencia y un 50 por ciento de espíritu, y que de esa confluencia habría frutos importantes en el siglo XX. Ya vimos lo que trajo: dos guerras mundiales.

Su personaje intenta mantenerse dentro del 50 por ciento de la ciencia. Cuestiona los sucesos extraños a los que asiste en la Casa do Demo.
Los considera como misterios que la ciencia no puede explicar. Él dice que nunca forzará las cosas.

Afirmaba que "no hay pregunta sin respuesta".
Sí,pero, para Acevedo, el caso era encontrar la respuesta. Si no se encuentra, sigue siendo un misterio.

Mientras tanto se divertía.
Era fotógrafo aficionado. Se hizo una foto en la que está sentado junto a su espectro, que señala su corazón. Murió de un ataque al corazón.

El otro motor de su historia es el periodista Prudencio Landín. Se ocupa de escribir la crónica.
Fue uno de los mejores penalistas de Galicia. Es el único que real mente se interesó por los sucesos de Anllóns. Estaba trabajando en Pontevedra cuando se enteró de lo que estaba pasando en Anllóns. En cuanto lo supo, habló con el cura, Combarro, para que le informase. Cuenta en el Diario de Pontevedra lo que pasa y el resto de los periódicos de Galicia hace el ‘corta y pega’.

Tanto Otero Acevedo como Landín caminan con un pie entre los dos mundos de su obra, aunque cada uno lo haga a su manera.
Si existe el blanco es porque existe el negro. La existencia del Demonio certifica la existencia de Dios, y al revés. El bien sin el mal no tiene sentido. En la novela están las creencias y la ciencia. La protagonista real es Dídica, que es un nombre que existe, que hay en la provincia de Lugo. Es una mujer de posibles, un mal bicho, una mujer dominada por una pasión sexual no satisfecha porque su marido es un impotente o alguien poco activo porque se dedica más por el dinero. Dídica es la dualidad, es el número 2. Por una parte está obsesionada con los amuletos. Colecciona también ‘bezoares’ y cruces cristianas. Cree que le van a servir para evitar el peligro. Por otra, tiene una aspecto sexual muy acentuado.

"Acevedo no es doctrinario en casos como la Casa do Demo"

El epílogo de Te llamaré Muerto es una reivindicación de Manuel Otero Acevedo como médico especializado en la cirugía del sistema nervioso. Fue el primero en operar con éxito el sistema nervioso simpático cervical.

Otero Acevedo era un avanzado a su tiempo en medicina.
Demasiado, a veces. Es un defensor del uso de la hinopsis en los tratamientos de tipo psicológico, que es algo que está por investigar. Era tan avanzado que muchos de sus colegas no querían saber nada de él y quedó apartado, sin ocupar el sitio que se merecía en la historia de la medicina. El único reconocimiento que tiene es una calle en Pontecesures.

Además de sus compañeros por su heterodoxia científica, también es rechazado por la Iglesia por su heterodoxia espiritual
Lo curioso es que la Iglesia y Acevedo tienen posturas semejantes. Los dos creen en lo espiritual, en la vida futura, en los fantasmas. Se reza a santos, que son personas muertas. Pero la Iglesia lo considera excomulgado.

Acevedo tampoco era muy complaciente con la curia.
Colabora con el periódico Café con Gotas y fundó Pero Grullo. En ambos escribe contra la Iglesia y los prebostes de Santiago y Pontevedra, que prohíben que se lean. Pero, como digo, en cuanto a muertos y espíritus son semejantes.

Esa postura lo ocultó profesionalmente.
Los académicos que escriben en ese momento son católicos y siguen las recomendaciones de la autoridad religiosa.

¿Le perjudica su conocimiento en temas espirituales?
Publica libros sobre esos temas que tienen mucho éxito, como Los fantasmas y Los muertos. No son nada doctrinarios, hablan de acontecimientos como los de la Casa do Demo. Recoge piezas a examinar sin entrar a dar su opinión. Hay casos que dice que son falsos, que son manipulaciones de alguien cercano o de la familia que quieren gastar una broma o que actúan por otros motivos.

Es una autoridad de ámbito internacional.
Los médiums tenían unos 'vigilantes' que garantizan su credibilidad. En el caso de Eusapia Palladino, que era el ‘non plus ultra’ de las médiums del mundo, lo llamaron a Italia como 'vigilante'.

"Valle Inclán no tiene nada que hacer en el lugar, está por encima de la realidad"

Junto al rigor de Acevedo, usted coloca a un Valle Inclán que vive los hechos dramáticos de la novela como una aventura en la que participa para divertirse.
Imagino a un Valle Inclán que no se corresponde con el biográfico de 1900, sino con uno mucho más joven, que es amigo de Acevedo y estudia Derecho en Santiago, donde se dedica a la tuna y al ligue.

En Te llamaré Muerto concentra sus intentos de ligar en la sobrina del obispo de Tui.
En Petra Simona. Es el único personaje que no es gallego. Su nombre es el de Pedro Simón en femenino. San Pedro es el que tiene las llaves de conocimiento y ella es la médium.

¿Por qué su Valle es superficial?
Otero Acevedo lo convence para ir a Anllóns porque le dice que tendrá un tema para escribir. Acevedo va a investigar como médico y Landín, a contar lo que sucede como periodista. Valle, como no es periodista ni médico, entiende que no tiene nada que hacer allí. Él está por encima de la realidad. Lo meto como homenaje.

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