Jorge Herralde: "Nunca he querido publicar literatura que estuviese dedicada a los buenos sentimientos"

Su colección Panorama de Narrativas es conocida como 'La Bestia Amarilla'. Es el editor español que indica el rumbo a sus colegas, a escritores y a periodistas de cultura desde 1969

Jorge Herralde. EP
photo_camera Jorge Herralde. EP

JORGE HERRALDE tiene una mesa llena de papeles en los que escribe con una letra liliputiense. Hace 49 años fundó una pequeña editorial, Anagrama. El proyecto fue ocupando todas las estanterías de criterio en ensayo o literatura.

Francia, su interés, fue el país invitado en la feria del libro de Frankfurt.

Tengo una extraodinaria relación desde pequeño con Francia. En los 50 y 60 iba más a París que a Madrid porque era donde pasaban las cosas. En ese momento, mis intereses eran Le Nouvelle Observateur y Sartre.

¿Por qué tuvo vocación de editor y no de novelista o ensayista, que sería un camino más fácil?

De joven tenía un amigo, hijo de un encuadernador de Plaza y Janés. Cuando iba a su casa veía los fondos, los catálogos, los anuncios; lo que era una editorial. No era publicar libros independientes, era hacer un catálogo armonioso; algo que yo llamo esmero artesanal: hacer un catálogo armonioso en su diversidad.

El primer nombre que consideró para su editorial era Crítica.

Sí, pero lo tenía registrado la famila De la Senra y me pedía mucho dinero por usarlo. Tuve la suerte de no llamarla así. Era un momento de agitación política: el 68, Vietnam, Cuba, una izquierda extraparlamentaria alemana muy fuerte, con la Baader Meinhof —yo publiqué un libro de Meinhoff— y el PCI era también poderoso, pero estaba presionado por otros grupos a su izquierda. Era el momento de la ensoñación del cambio. El nombre de Crítica habría marcado mucho la línea editorial y la habría limitado.

Eligió Anagrama. Curiosamente cogió ese título del libro Sense e anagrama, que publicó Feltrinelli. Es el grupo editorial al que pertenece Anagrama desde 2015.

Anagrama es un nombre más abierto. Es una palabra bellísima, que se refiere al cambio de las letras de una palabra que producen otra. Anagrama era más acorde con el cambio dentro de la coherencia.

Uno de los primeros libros que publica es Los procesos de Moscú, de Pierre Broué, que es un autor de izquierdas que da su versión de las purgas de Stalin. ¿Quiso marcar, incluso en aquel momento tan ideologizado, que su editorial sería heterodoxa?

El autor da su visión de las purgas. Estaba también especializado en la Guerra Civil.

El primer título y el 500º de Argumentos son de Enserberger. ¿Puede entenderse la colección con los libros de ese autor?

Lo conocí en Barcelona porque él estaba haciendo un documental sobre Durruti, también publicamos un libro Vida y muerte de Durrutti. Libro Detalles que era una visión de la literatura no convencional, que era la línea que quería para la editorial. Nunca he querido publicar literatura dedicada a los buenos sentimientos. Publicamos en catalán una serie de ensayistas. No funciona lo que se edita en catalán que no haya sido escrito por catalanes. Publicamos a Saussure en ese momento porque había una epidemia de lingüística que nos hacía pensar que solo se podía entender el mundo a través de la lingüística. La impronta que tiene el ensayo francés en esta editorial es muy importante. En la colección Panorama de Narrativas, la literatura más representada es la anglosajona y, en segundo lugar, la francesa. Hay dos hitos, que fueron Bella del señor, de Cohen, y La vida, inStrucciones de uso de Perec. Nos lanzamos a publicar generaciones de escritores que ahora rondan los 60 y 70 años, que son autores franceses de primera línea: Modiano, Carrere, Michon, Echenoz, Houellebecq, De Vigan.

Tras la llegada de la democracia, se produjo un abandono del ensayo por parte del lector. ¿Considera que ahora hay una vuelta a ese género por la actual zozobra política?

Sí, pero con menos énfasis que en el 68. En 1981 Anagrama reforzó su catálogo literario tras el desierto de lectores de libro político.

A finales de los años 70 hay un ocaso del ensayo. Coincide con la desaparición de la censura. ¿Cómo explica que hubiese la posibilidad de leer sobre política con mayor libertad y se perdiese el interés?

Había unos lectores de izquierda que creían que llegaría el Hombre Nuevo. Visto desde hoy en día es una fantasía, pero, en ese momento, era vivida a tope. La llegada de la democracia dejó como primer fruto a Adolfo Suárez. Fue un gran estadista, pero el primer impacto fue que era un franquista. Muchos de aquellos lectores eran hippies y la heroína hizo estragos. Nuestros catálogos quedaron obsoletos súbitamente. Entonces aproveché que había empezado una colección literaria opacada por el aire de la época, que era de ensayo. En el 86, empezó Contraseñas con el Nuevo Periodismo y con Bukowski, que fue un bombazo. Contraseñas era una colección de literatura salvaje. Después iniciamos Panorama de Narrativas, de literaturas sin adjetivos. Fue bautizada como La Bestia Amarilla porque la competencia decía que era lo que más se veía en las librerías.

"El archivo de la editorial no irá a un cementerio de libros"
La editorial Anagrama cumplirá 50 años en abril de 2019. Jorge Herralde acostumbra a celebrar cada década con un libro propio.

¿Habrá una obra suya por los 50 años?

Sí. Será Un día en la vida de un editor y otras peripecias. Estará compuesto de virutas editoriales sobre autores, editores, los problemas de la edición, diarios de las ferias de Frankfurt, París y Londres y textos autobiográficos. Saldrá en enero o febrero.

Otra iniciativa es la revisión del archivo de la editorial. Están clasificando millares de manuscritos y cartas que hablan de concordia, celos, amistad y traiciones mantenidas durante cincuenta años por autores, agentes y editores.

Hemos llegado al año 2000 con la correspondencia. Nos falta acabar en el archivo fotográfico. Hay imágenes de fiestas, presentaciones en España, América y Londres, con el Dream Team Julian Barnes, Ian McEwan, Martin Amis, Graham Swift, Kazuo Ishiguro y Hanif Kureishi.

Lo primero que harán con su archivo es cederlo para una exposición en la Biblioteca Nacional. Dicen que tiene usted una buena relación con la directora, Ana Santos Aramburu.

Sí, es amiga de Luis Goytisolo y fue amiga de Rafael Chirbes.

Se lo pregunto porque parece un primera batalla de esa guerra de Estado en que se ha convertido el destino de los fondos de las editoras catalanas. Hay una pugna entre la Biblioteca Nacional y la Bilioteca Nacional de Catalunya. Tusquets ya los envió a Madrid.

El archivo de Anagrama irá a la institución que se parezca menos a un cementerio de libros. En Cataluña los depositan. No hay vocación y menos ahora.

Dice usted que la Generalitat se preocupa más por promocionar los castellers que el castellano.

En la Cataluña actual, con lo que ha sucedido, no se potencia la cultura y menos la cultura en castellano. Se actúa coherentemente con los gobernantes que tenemos. El destino es algo que no decidiremos hasta dentro de un año junto a Carlo Feltrinelli. Será algo consensuado.

Me habla del editor que ahora es propietario de Anagrama. ¿Por dónde podría inclinarse él, que es italiano y ajeno al Procés?

Feltrinelli es un apasionado de los archivos. En su fundación tienen los archivos de la revolución mundial: carteles originales de la Comuna de París (1871), y documentos de la Revolución Rusa, de la Guerra Civil,...

¿Me está sugiriendo que, además de Madrid y Barcelona, hay opción de que los fondos de Anagrama acaben depositados en Milán?

Es una opción, pero Carlo Feltrinelli me sugirió otra: crear una fundación en la editorial. Sería más cómodo para el país y para los investigadores.

Si usted me enseñase el archivo. ¿Qué vería?

Hay una carta de Marlene Dietrich firmada por ella ofreciendo unas memorias que no quisimos publicar, hay correspondencia con Sastre,...

¿Y la famosas cartas con Javier Marías? El autor no estaba conforme con las liquidaciones y dejó Anagrama tras los éxitos de Corazón tan blanco y Mañana en la batalla piensa en mí.

Vamos a publicar un libro con cartas y manuscritos. Las cartas que nos remitió Javier Marías no se pueden reproducir enteras, solamente algunos fragmentos. Los abogados intervendrán. Esas cartas son suculentas. La carpeta de Javier Marías es la más abultada de nuestro archivo.

Otra baja en su catálogo fueron los libros de Roberto Bolaño, que pasó a publicar Alfaguara. Debo matizar que fue una decisión tomada por su viuda del escritor después de su muerte.

Mi relación profesional y personal con Roberto Bolaño fue excelente desde Estrella distante hasta su muerte. Cuando murió, caducaron sus contratos con la agente Carmen Balcells. Con ella no teníamos problemas. La viuda de Bolaño, Carolina López, carecía de sintonía con Balcells y cambió a la agencia de Andrew Willye, que es apodado El Chacal, pero con el que tampoco he tenido diferencias. Fue una decisión de Carolina debido a que yo había conocido a Carmen Pérez de Vega, a la que Bolaño presentaba como su novia en los últimos cinco años de su vida. Carolina tenía obsesión por borrar todas las huellas de Carmen, por eso dejó Anagrama y las editoriales francesa y alemana de Bolaño en un intento de borrar todo lo anterior. La viuda dijo que los derechos de Anagrama estaban fuera de mercado. Fuimos agentes de Bolaño desde el principio hasta que le pasamos la representación a Balcells. En todo caso, la irregularidad sería de la editorial, no de Anagrama.

 

"Sara Mesa es el caso más espectacular que he visto"
El éxito de Anagrama en la feria de Frankfurt fue Cara de pan, de Sara Mesa. La obra, publicada por Anagrama, comienza en un parque con el encuentro de una adolescente de "casi" catorce años y de un adulto, El Viejo. El primer contacto es casual, pero volverán a verse en más ocasiones. Ella huye de las imposiciones de la escuela y tiene dificultades para relacionarse. A él le gusta contemplar los pájaros y escuchar a Nina Simone, no trabaja y arrastra un pasado problemático.

Estuvo usted en la Feria de Frankfurt. El libro Cara de pan de Sara Mesa, publicado por su editorial, logró tanto éxito como está teniendo en España.

Quizás es el caso más espectacular que he visto en mi vida de editor. Antes del mes en las librerías había artículos calificándola de muy buena u obra maestra. En Frankfurt derechos a Open Letter, Klaus Wagenbach, Noruega, Portugal. Estamos en conversaciones con italianos y franceses.

¿Cómo explica la dimensión que está cogiendo esa obra?

Es una novela excelente. Es su quinto libro. Todos sin ventas espectaculares, pero con reseñas espectaculares. Este libro tenía un final previsible Me Too, pero el desenlace es peculiar.

Comentarios