García de Diego: "Joaquín Sabina vino a buscarme para que le produjese un disco, me daba vergüenza"

"Soy músico más que artista", se define. Lleva treinta años trabajando con Joaquín Sabina, marca que impregna toda carrera. Están de descanso en los ensayos. Los especialistas montan el escenario "diáfano" para la gira que empieza el día 23 en Costa Rica. Antonio García de Diego prefiere la compañía de los amplificadores, como mañana en Lugo
Antonio García de Diego. EP
photo_camera Antonio García de Diego. EP

Habla de su último concierto en Lugo junto a los otros músicos que respaldan a Joaquín Sabina, con los que forma Benditos Malditos, y con el lucense Carlos García Boente como cantante. «Tocamos en una plaza muy bonita, frente a la catedral», Santa María. Mañana volverá a Lugo para tocar en la sala Jagger, a las 19.00 horas, a un centenar de metros.

Cuénteme algo sobre el concierto que va a dar en Lugo.
Fue una propuesta de Carlos (García Boente). Llevo la guitarra y los teclados. Va a colaborar gente de su banda, La Penúltima Sabinera. Delego en él, que es el del lugar. Eligió el repertorio. El modo musical de Carlos es más tranquilo que rockero. Hay canciones que no podremos tocar porque piden un escenario grande.

¿Cómo recrea el Sabina de Lugo la voz del Sabina de Úbeda?
Suena muy a Sabina. Una vez le puse a Joaquín una actuación y dijo: "Lo hace bien". Suena a Sabina. Yo no. Sabina me ha dado vuelo, pero nunca he querido sonar a Sabina. Toco Tan joven y tan viejo y A la orilla de la chimenea, pero las llevo a mi terreno. Contigo habla de un amor muy especial. Hice una versión de rumba, por darle un giro. Ahora veo que también la hace Miguel Poveda. Siempre digo que es un sacrilegio, que es irrespetuoso.

Grabó esa versión de Contigo en el disco Carabina 30-30, junto a Pancho Varona.
Fue una cosa casera.

No se va a repetir.
Es difícil. La relación profesional con Pancho ha terminado.

Va a ser raro no verlo en el escenario, "dos metros detrás y a la izquierda de Sabina", como dice él.
El público lo va a notar. Él tiene sus seguidores. Pero musicalmente su puesto está cubierto. Es una cuestión de Sabina en la que no voy a entrar.

A usted también le ha rozado. Pancho Varona participaba en Benditos Malditos.
Pancho también actuaba en solitario porque decía que teníamos muchos días libres. Había choques de fechas. Pancho tenía mucho trabajo, pero no es que nosotros seamos unos vagos, es que es más barato contratar a uno que contratar a seis. Nosotros defendi mos la idea de grupo. Empezamos a llevarnos mal y no queríamos estar así. Dijimos que cada uno por su lado. Él es muy de redes y ha decidido contarlo. Sabina no ha dicho nada.

Comprendo. Vamos, entonces, a remontarnos a los orígenes. Usted era un músico con prestigio: Jesucrito Superstar, Triana, Miguel Ríos...
Estaba tocando con Víctor Manuel y Ana Belén. Sabina vino a buscarme para que le produjese un disco. Me daba mucha vergüenza porque no sabía si sería capaz. Sabina ya tenía una carrera. Yo había trabajado con un grupo que después se llamaría Tam Tam Go, pero Sabina...

Tuvo que intuir que tenía talento como productor.
Habíamos tocado juntos en algún concierto. Él me conocía como músico y sabía que yo hacía arreglos. Aprendí a producir con Sabina. Él estaba con Viceversa. La banda quería dejar de llamarse Joaquín Sabina y Viceversa para llevar solamente el nombre de la banda; pero Sabina lo tuvo claro y se marchó del grupo.

¿Cuál fue el primer disco que produjo para Sabina?
Produje El hombre del traje gris y discos posteriores. Cuando los escucho pienso en que hemos creado un sonido, más allá de que Sabina tenga un sonido. Hay un concepto. Ha funcionado.

Usted venía del rock progresivo. Había tocado con Triana, esa leyenda.
También lo hacíamos con Los Canarios.

¿Con Los Canarios?
¿Le sorprende?

Sí, claro. Recuerdo solamente Get On Your Knees. Sonaba constantemente en la radio en los 70.
Joaquín Sabina fue quien me enseñó otras músicas. Nunca pensé que iba a tocar rumbas o boleros, me enseñó él.

Ha tocado usted con cuatro gigantes. Compáreme a Víctor Manuel, Miguel Ríos, Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina.
Son lenguajes distintos. Víctor es el terruño, es más casero. Te canta que tiene una novia en Oviedo o que leyó una cosa en el periódico. Es lo cotidiano pegado a lo terrenal. Miguel es pura energía. Es muy divertido, te diviertes mucho con él. Es el que mejor está de voz de los cuatro. Lo malo es cuando algo sale mal en un concierto... tiene mucho carácter. A Sabina no le importa. Te equivocas y no pasa nada, te has equivocado. Serrat es muy meticuloso. Cuando estás en un ensayo y habéis tocado doce veces Mediterráneo acabas preguntándote qué sentido tiene hacerlo una vez más.

Serrat lleva cincuenta años cantándola, desde 1971. Debería estar harto.
Hicimos una versión para que la cantasen Ana Belén y él. Yo hice un arreglo distinto. Le gustó, pero... ¡Buf! Mide cada nota. Es muy exigente.

¿A cuál de los cuatro frecuenta más?
Vamos más por la casa de Miguel Ríos.

Para preparar esta entrevista busqué lo que decían sobre usted en un foro profesional de guitarristas. Quería conocer la opinión de los expertos sobre su trabajo. Si tuviese que resumir los comentarios en una idea diría que lo consideran a usted fiable como músico; que es tan bueno con una guitarra como con un piano o una bandurria.
Con esta edad uno se va conociendo. Más que guitarrista o teclista, soy músico. 

Ya no escribe sobre la noche o las mujeres, ahora escribe sobre su intimidad

Hubo una ruptura en el triángulo isósceles que formaba con Sabina y Pancho Varona. ¿Cómo funcionaba antes?
Joaquín deja hacer. Pancho es muy buen compositor, yo soy más director musical. Cuando estamos preparando un tema y Joaquín no está de acuerdo dice: «Esto, no. Vamos por aquí».

Sabina es más valorado por sus textos.
Ha escrito ¿Quién me ha robado el mes de abril? o Contigo. Le interesan los textos.

Cada vez más.
No compone desde que le dio el ictus. La creatividad musical se diluye con la edad. Ya no llegas al nivel. Mire el caso de Bob Dylan: era Dylan cando era Dylan.

Leiva está refrescando a Sabina.
Sabina está muy a gusto con él. Ahora ya no escribe sobre la noche y mujeres, escribe sobre su intimidad.

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