"Mi intención era recuperar el prestigio de la sala Clamores"

El lucense Roberto Rey, propietario del mítico club madrileño, regresa a su ciudad para una sesión como DJ
Roberto Rey. EP
photo_camera Roberto Rey. EP

La sala Clamores de Madrid comenzó su actividad en 1981, en plena movida madrileña, con una oferta de música jazz en directo que cautivó a los madrileños. La apuesta por el género de la improvisación y la programación de actuaciones en vivo convirtieron a Clamores en el epicentro de las tendencias musicales del momento durante más de treinta años.

Más de 15.000 actuaciones, 8.300 grupos y 34.000 músicos circularon por un club que tenía entre sus clientes habituales a Antonio Vega, al que no era extraño encontrar en la barra con una fanta de naranja y unas palomitas —lo que tomaba siempre— para disfrutar de una de las muchas bandas que allí actuaron.

Tres décadas después llegó la crisis y con ella el declive de un lugar que había vivido ya sus mejores tiempos. Fue entonces cuando un lucense afincado en Madrid desde 2002 decidió que Clamores debía recuperar el prestigio que una vez llegó a tener. Su nombre es Roberto Rey, es disc jockey, y hace cinco años se embarcó en la aventura de su vida. "Más que un reto fue una responsabilidad por el nombre y prestigio que tenía detrás, pero mi intención fue recuperarlo, mantener la clientela, respetarla, y convertir la sala en la mejor de España en este estilo. Y creo que lo he conseguido".

Roberto Rey nació hace 48 años en Lugo. La vida, antes de colocarlo en Madrid con el humilde objetivo de recuperar una sala histórica, lo llevó primero a Francia y después a Inglaterra. Cuando aún no había cruzado la frontera española empezó a descubrir su pasión en la noche lucense. "Empecé a finales de los 80 en el Anagrama sustituyendo a Germán y a otros DJ reconocidos en la ciudad".

Estudió Comercio Internacional y las obligaciones profesionales lo llevaron a Perpiñán (Francia) a trabajar de lo suyo, algo que no le apasionaba. "Por circunstancias personales volví a Lugo y pasé dos años en la ciudad ayudando en la empresa de mi padre. Pero no estaba satisfecho con la vida que tenía y decidí probar suerte en Londres".

Estando en Londres se me ocurrió traer el concepto de club a Madrid, porque esos sonidos no habían llegado a España

El destino, o la casualidad, empujó a Roberto Rey a la capital londinense en una época en la que los clubs marcaban el ritmo de lo que se escuchaba en Europa. "Londres explotó totalmente mi vocación". Rey abrió su mente, "venía del rock, del funk clásico; no me gustaba la electrónica ni las mezclas latinas", y descubrió, además de un sinfín de sonidos de moda, una consideración al DJ, una profesión, o vocación, que no ha abandonado desde entonces.

"Estuve un año y aunque me costó al principio, me fueron conociendo cada vez más y se me ocurrió traer a Madrid el concepto de club de Londres, porque esos sonidos no habían llegado a España. Pensé que podía ser un pionero".

Aunque dejó el Reino Unido, siguió pinchando en Londres durante diez años gracias, sobre todo, al "respeto", que existe allí a la figura del pinchadiscos. "Me seguían. Iba a pinchar a un sitio y me decían: 'Te vi hace dos meses y me encantaste y he venido a verte'. Hay una cultura musical que en España no existe. Allí pones dos canciones que nadie conoce y suben cinco personas a preguntarte cuáles son. En España suben cinco también, pero a pedirte que pongas canciones que ya conocen".

En 2002 regresó a Madrid y montó la sala Tempo, que todavía mantiene, para instalar el concepto de club londinense en la ciudad. Pero se le quedó "pequeña" y apostó por Clamores. Cinco años después, la aventura es un éxito y Malasaña vuelve a tener un local histórico de música en directo.

Rey actúa en la noche del sábado en la praza Campo Castelo y ofrece una sesión "de varios estilos para que la gente no se aburra. Vuelvo a casa diez años después y quiero que la gente se divierta".

Comentarios