Fuentes: "La película se basa en un solitario del siglo XIX que se compró una mujer"

El director de 'Bajo la piel de lobo' presenta su filme,protagonizado por Mario Casas, este viernes por la noche en la Semana de Cine de Autor de Lugo

Mario Casas protagoniza la película 'Bajo la piel del lobo', de Samu Fuentes. EP
photo_camera Mario Casas protagoniza la película 'Bajo la piel de lobo', de Samu Fuentes. EP

La primera película de Samu Fuentes (Noreña, Asturias; 1972) de Lugo se llama Bajo la piel de lobo, pero podría llamarse "Cómo hacer un filme de modo exactamente contrario a lo aconsejable". A todo cineasta que va a debutar le aconsejan que no haga una película de época, que evite los exteriores y que no use animales —son tan imprevisibles como los niños en un rodaje—. Samu Fuentes llevó adelante una cinta datada al principio del siglo XX, ambientada en la alta montaña y llena de seres irracionales, con protagonismo para los lobos en solamente seis semanas.

No escuchó ningún consejo técnico. Le hicieron una sugerencia financiera: que esperase a contar con productores a los que gustase la historia que iba a contar. De lo contrario, se sentirían autorizados a forzarle a hacer cambios. Ningún novato sería capaz de contener la ansiedad de rodar. Fuentes dejó pasar cinco años desde que terminó el guion hasta que reunió 1,7 millones gracias a RTVE y dos empresas españolas. El dinero que faltaba se le apareció con ese milagro audiovisual que es Netflix.

La financiación le sirvió para rodar una historia que le habían contado un día. "Estábamos un día en el monte, paramos en un pueblo abandonado y un amigo me contó la historia de un hombre que había vivido allí solo en el siglo XIX. Un día bajó al pueblo y se compró una mujer. Era bastante habitual en aquel tiempo, cosas de las dotes. Ella murió a los meses y, como no podía enterrarla, la tuvo en casa durante casi un año para que no se la comiesen los lobos".

El arranque del proyecto, hace diez años, tuvo esa base y se mantiene en gran parte. El protagonista es un trampero que vive todo el año aislado entre las cumbres y que baja en primavera a la villa para comerciar con pieles. Una primavera decide que el debe tener una cría —un hijo que herede su modo de vida—, como tienen los lobos o los ciervos. Adquiere una pareja (Irene Lozano) y se la lleva al monte.

A partir de ese momento ve alterada la armonía solitaria en la que vive con la naturaleza. Lo que para el es la necesidad biológica de tener una "hembra" para criar se va transformando en una emoción. "Lo que siente es amor, pero él no conoce ese sentimiento", apunta el director.

El amor se convierte en un desafío para el trampero, que vive en un mundo brutal en el que cada animal cubre sus necesidades básicas, a sentir bajo su piel de lobo un arrebato que lo desconcierta.

Si los desafíos alteran al cazador, Samu Fuentes no parece disfrutar sin afrontarlos. Para encarnar al semisalvaje eligió a Mario Casas. El coruñés es un actor guapo, fornido, urbano y domesticado cinematográficamente en los largos diálogos de las comedias.

El realizador le hizo engordar diez kilos, y dejarse el pelo largo y barba, aprender a poner trampas, limitó sus frases a lo mínimo y le reclamó una mirada hosca. "Mario es muy profesional, fue increíble", celebra el director, que presentará Bajo la piel de lobo en la Semana Internacional de Cine de Lugo este viernes a las 22.45 horas en el auditorio Gustavo Freire.

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