"Tenía la obsesión de comprarme un piano, pero no sabía tocarlo"

La delicadeza en las manos del doctor debe ser parte de su instrumental clínico y con ella ha de inspeccionar al paciente. Con esa misma virtud se aproxima a las teclas del piano Neira Pampín, que se estrena como compositor en un recital junto a la orquesta Gaos en el Círculo
Francisco Javier Neira Pampín, urólogo, escritor, músico y ahora compositor, posa sentado al piano. SEBAS SENANDE
photo_camera Francisco Javier Neira Pampín, urólogo, escritor, músico y ahora compositor, posa sentado al piano. SEBAS SENANDE

EL CONCIERTO de la Orquesta Gaos en el Círculo de las Artes, que será este domingo a las 19.00 horas, se lleva gestando dos años, aunque para el médico y compositor Neira Pampín es casi una vida. De niño tenía el impulso de crear, como adulto deambula entre la literatura y el pentagrama. Debuta con Paseando por Lugo, una oda a sus momentos.

Usted debe de levantar envidias. Además de médico y escritor, también es compositor de música.
Creo que esto tiene que ver con la forma de ser de cada uno, no tengo una cualidad especial. He leído muchas biografías de ilustres personajes que les pasaba lo mismo dentro del humanismo. Lo que dicen ser polifacéticos. Salvando las distancias porque sería absurdo, Bécquer era escritor, músico, dibujante. Eso va en la forma de ser, hay mucha gente que se lo guarda en silencio.

El suyo es, entonces, un caso de humanismo renacentista.
Esto es una forma de vivir y sentir desde que naces. A veces me preguntan: "¿Por qué te dedicas a escribir si eres médico?" y yo me sorprendo, como si fuesen mundos que no tienen nada que ver. De hecho, el humanismo está muy enraizado en la medicina.

Sabe que esto que hace no es lo más habitual hoy en día, ¿verdad?
Francamente, creo que con las nuevas tecnologías la gente vive en el momento y el ahora. El ocio asociado a internet te aísla y me sorprende en consulta cuando ni miran al médico por mirar a la pantalla. En mi vida de doctor, siempre he tratado de curar una patología pero también de que el paciente estuviese arropado.

¿Por qué componer música?
Forma parte de mí, aunque no lo llegase a ver nadie jamás, y me hace feliz de corazón. A veces escucho piezas que he compuesto y se me vienen las lágrimas a los ojos, me vibra el cuerpo con lo que siento. Eso para mí es importante, sino no tendría sentido ninguno. Lo digo siempre: ni vivo ni voy a vivir de la música o la escritura. Es todo sentimiento.

¿Y lo hace todo a piano?
Sí, sí. En mi tiempo tocando en Santiago con el grupo El Urogallo acompañaba con la guitarra. Entonces no tenía ningún conocimiento de música. En mi cabeza, desde niño, yo siempre tuve el impulso de componer. Si cojo algo que tenga en las manos, da igual una armónica o una flauta, mi instinto es crear.

Entiendo entonces que es autodidacta.
No del todo. Cuando llegué a Lugo hace cuarenta años tenía dos obsesiones, que eran comprarme una bicicleta, porque en mi casa no había posibles, y comprarme un piano. Cuando me lo trajeron, me di cuenta de que no sabía tocarlo. Luego tomé clases de conservatorio y, finalmente, clases particulares. Hubo un momento en el que pensé en seguir hasta hacerme profesional pero tenía muchas ocupaciones. Iba a clases de noche, después de trabajar.

Y de componer en el piano, en su casa, a un concierto en el Círculo.
Cuando me trajeron las grabaciones de la orquesta con mis piezas me puse a llorar, no pude evitarlo. Yo tenía un sueño, de esos imposibles, que era saber cómo sonaría una pieza mía en un violín, en una viola... Esa semilla fue creciendo y ahora tengo esto. Lo pienso y vaya barbaridad. Yo componía, cerraba la tapa del piano y pensaba que esto no le interesaba a nadie. Mira ahora.

¿Qué piezas podremos escuchar?
Hay varios tipos, son todas simbólicas basadas en momentos determinados. Una de ellas, por ejemplo, recrea la historia de un hombre que está en un salón de baile e imagina cómo sería bailar con la mujer que ama. Otro tema es Paseando por Lugo, que da título al concierto, y la imaginación me lleva a pasear con las manos en la espalda pensando en ese Lugo que tanto amo, que me despierta tantas sensaciones. También hay uno sobre las despedidas en la estación de tren de Lugo y lo que ves de camino a Madrid.

En la escritura puede expresarse de modo explícito con palabras, ¿pero cómo lo hace con la música?
La música es, para mí, un modo de transmitir mis sentimientos y estado de ánimo. Varias son momentos, muy raramente compongo contra mi sentimiento. Me sale natural, incluso cuando acepto encargos de nanas para bebés o de villancicos, que me pasó esta pasada Navidad.

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