Fernando Méndez: ''Los muertos por metílico fueron miles, aunque solo se roconocen 51''

El periodista y escritor, Fernando Méndez viene de presentar su libro Metílico, 50 años envenenados, una obra que homenajea a las víctimas de la intoxicación colectiva que, se calcula, mató y dejó ciegas a miles de personas en diferentes partes del mundo –sobre todo en Galicia– sin que las víctimas llegasen a percibir ni siquiera la indemnización que se fijó en el juicio. Este año, en el que se cumplen cincuenta años de la tragedia, el cineasta Emilio Ruiz Barrachina, también rodará un documental inspirado en la obra de Méndez.

P ¿Por qué no se hizo justicia con el metílico en Galicia?
R
Este fue un caso que se cerró en falso, porque hubo juicio y hubo sentencia, pero no hubo justicia. Y fue así por tres elementos concretos: en primer lugar, los acusados no cumplieron la pena completa, solo unos pocos años de condena; en segundo, las víctimas y sus familiares no cobraron ni un duro de las indemnizaciones que el tribunal dictó, algunas de ellas de hasta veinte millones de pesetas; y en aquel momento el gobierno de Franco no contempló la posibilidad de los errores en la falta de control en una sustancia tan venenosa y nociva como es el metílico, cuya venta fue descontralada, así como su almacenamiento en bodegas para preparar licores de boca. No se asumieron responsabilidades.

P ¿Cómo es posible que se incumpliesen de esa manera las penas e indemnizaciones que exigían las condenas?
R
Cuando me preguntan por si es posible reabrir el caso, siempre contesto lo mismo, que es complicado. Al haberse juzgado como un delito común a personas comunes, bodegueros en este caso, y no haber sido declarado de deshumanidad o de terrorismmo, prescribió. Se hizo así porque el Gobierno sacudió las posibles responsabilidades que pudiese tener y no permitió que se investigase. El Estado no se hizo cargo, las empresas se declararon en quiebra y no se pudieron pagar las indemnizaciones y punto. Ahí murió la historia.

P Hoy en día, ¿existe algún colectivo que reclame justicia o algún tipo de indemnización?
R
Eso es algo que me extrañó muchísimo. En estos últimos cinco años que llevo investigando no he percibido que en cincuenta años hubiese alguna subvención, ni que se constituyese un colectivo de afectados para reclamar los derechos o, al menos, que intentase lo que yo estoy intentando, un reconocimiento social a las víctimas. Eso fue algo que me extrañó, cuando hay una tragedia enseguida hacemos un homenaje, pero, puede que por vergüenza, esto quedó olvidado, la verdad es que no tengo ninguna explicación clara sobre eso.

P Y ahora, con su libro, llega cierto reconocimiento a la memoria...
R
Sí, además es una historia que la gente joven desconoce. Queda el dicho popular, como chascarrillo, aquello de "eso que bebes es metílico", pero en realidad no saben lo que es. En cambio, si preguntas a una persona mayor de sesenta años por el tema del métilico sí que lo conoce. Fue algo equiparable a lo que pasó en los 80 con el Sida. Caundo Rock Hudson dijo que lo tenía hubo una alarma social brutal porque nadie conocía la enfermedad y pensamos que prácticamente todos íbamos a morir de Sida. Con el alcohol metílico pasó lo mismo, fue tal el pánico que se desató en la sociedad –no solo en Galicia, sino que también en España y otros países–, que la gente decía: "Oye, tomé una copa de licor café ayer, ¿voy a morir?".

P El metílico en España ha dejado 51 fallecidos oficiales, pero se calcula que fueron muchos más.
R
Yo digo que hablamos de miles de muertos, ciegos y lesionados, porque el fiscal del caso me contó que se habían comprado 75.000 litros de alcohol metílico con los cuales se elaboraron bedidas. Eso fue lo que me contestó caundo le pregunté si 51 muertos eran pocos. Yo quería ser riguroso con esto y le pregunté en base a qué hacía esa estimación. Él me contestó que se trataba de una simple operación matemática: "si una copa de licor café o aguardiente basta parta matarte o para dejarte ciego, ¿cuantas copas se pueden hacer con 75.000 litros?". Entonces me decía, "as velliñas de aldea, estas con pano negro na cabeza e os negriños de Guinea, eses, caeron como moscas". En aquella época los controles sanitarios eran paupérrimos y el metílico se vendía a granel. Hay una información del New York Times, de la primavera del 63, que decía que el puerto de Nueva York, había quedado limpio de vagabundos porque los había envenenado el alcohol. Y es que se llegó a confiscar un envío de Vigo a Nueva York de estos licores, pero, ¿cuántas puedieron llegar a su destino? Eso no lo sé.

P ¿Cómo es posible que todas esas víctimas del metanol no hayan sido reconocidas como tales?
R
Las propias familias de los fallecidos fueron en parte aliadas de los acusados en esta historia y todo por el férreo código moral del rural gallego. A alguien le podía dar reparo reconocer que un familiar hubiese muerto por haber bebido unas copas. No porque fueran unos borrachos, simplemente por el hecho de reconocerlo, por eso no denunciaban una muerte en extrañas circunstancias. También hubo muchas familias que se negaron a que se hiciese la autopsia a los envenenados, algo que siempre da reparo, incluso en el día de hoy.

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