Las escritoras y sus perlas

Aunque la historia, los personajes y el estilo de un relato son los que le conceden auténtico valor, tratándose de una fecha tan señalada y para reparar años de olvido, es posible añadir uno más a los aspectos señalados: el género femenino de quien lo escribió
Fotograma de la película 'La joven de la perla'. FILMAFFINITY
photo_camera Fotograma de la película 'La joven de la perla'. FILMAFFINITY

Casualidad o no, las librerías parecen coincidir en ofrecerme textos narrativos publicados por mujeres. Siento que, si estos libros han llegado mis manos precisamente en los últimos meses, no es casualidad, y de eso es de lo que quiero hablarles: de la sarta de un collar devorado por el fuego en que relucen, intactas, estas perlas literarias.

Hace apenas una semana, en la librería coruñesa Moito Conto, me recomendaron la antología de relatos de la escritora argentina Mariana Enríquez Las cosas que perdimos en el fuego, cuyos textos se caracterizan por una sugerente alusión a la realidad social y por cierto enfoque macabro. En La casa de Adela, uno de mis preferidos, lo sobrenatural y fantasmagórico se aúnan en un tradicional (y también innovador) relato ambientado en una vivienda deshabitada. Pero, sobre todo, me interesa aquel que, de forma nada azarosa, da título al conjunto, ya que admite una interpretación alegórica de carácter feminista, una metáfora de la lucha contra el patriarcado. El relato nos empuja a comenzarlo nada más concluido, a arder entre sus llamas una y otra vez, como las protagonistas del relato.

El episodio se repite esta misma mañana cuando, en mi visita a la librería Lectocosmos, en Lugo, me reencuentro con mi querida escritora Aki Shimazaki, por quien me fasciné hace ya un par de años, cuando leí su novela La librería de Mitsuku, una honda reflexión sobre el amor, las relaciones maternofiliales y el lenguaje. Un maravilloso puzle cuyas piezas se encajan despacio hasta la sorpresa final. En este caso, la novela titulada Luna llena, presenta una historia bien diferente: el alzheimer de la protagonista esconde, a su vez, un secreto que se nos irá revelando a medida que avanzamos en la lectura del libro. Se trata de dos encantadoras historias de mujeres que no nos dejan indiferentes. Las obras de esta autora japonesa constituyen un engarzado de preciosas piedras que, de manera progresiva, nos van conduciendo hacia un final sorprendente, aunque inevitable.

Las obras de Aki Shimazaki constituyen un engarzado de preciosas piedras que, de manera progresiva, nos van conduciendo hacia un final sorprendente, aunque inevitable

El tema de la memoria me lleva, como el dedo sobre una gargantilla narrativa, a otra escritora que me alcanzó de manera casual a través de las redes sociales. ¿Cómo es posible que no conociese aún a Yōko Ogawa? ¿Es fruto de la providencia que descubriera y devorase, en un fin de semana, la novela La policía de la memoria? No lo creo. No puedo dejar de recomendar esta novela a todos los amantes de las distopías, pues la de esta autora combina reflexión con tensión narrativa y, como todo buen relato de ciencia ficción, nos deja con un hondo pensamiento sobre nuestro presente; en este caso acerca de los recuerdos y la importancia de lo que dejamos atrás. De la misma autora, me parece forzoso mencionar un texto, ahora desgraciadamente descatalogado: La fórmula preferida del profesor. Una necesaria meditación sobre la amistad intergeneracional, que aúna en una fórmula mágica, la memoria y las matemáticas. Sentimental, sin caer en un vano sentimentalismo. No sólo apta sino incluso recomendada para los lectores y lectoras adolescentes, que encuentran en ella una enseñanza para toda la vida.

Si de buenas autoras se trata, la coreana Han Kang es una que no puedo dejar de mencionar. La vegetariana es, por su extrañeza kafkiana, una de mis preferidas. La historia de una mujer que, de forma aparentemente inexplicable, deja de comer carne. Aunque no sabría por dónde empezar, pues son tantas las obras escritas por mujeres que me han seducido en los últimos meses, intentaré acotar un poco más el circulo.

Así, de la reciente premio nobel Olga Tokarczuk, sin menospreciar otras como Un lugar llamado antaño, ha sido excepcional la lectura de Sobre los huesos de los muertos, que es, aparte de una novela llena de intriga, una indagación ecologista, una denuncia los excesos del ser humano sobre la naturaleza, y que está escrita con indescriptible calidad literaria. El tiempo se agota y las cuentas se diseminan por el suelo: Biografía del hambre o Metafísica de los tubos de Amelie Nothomb, Hamnet o Tiene que ser aquí de Maggie O´Farrell, El quinto hijo de Doris Lessing, El chivo expiatorio de Daphne du Maurier, La joven de la perla de Tracy Chevalier, entre tantas otras. Pero ya han encontrado su sitio, o lo encontrarán, en pasados o futuros artículos. Aquí solo se trata de comenzar la ristra con algunas piedras preciosas.

Fotograma de The Professor's Beloved Equation. FILMAFFINITY
Fotograma de The Professor's Beloved Equation. FILMAFFINITY
En cualquier caso, las obras elegidas presentan al menos dos puntos en común; se trata de textos de calidad desde el punto de vista literario que, además, contienen un mensaje de conciencia social. Volviendo a la primera autora, la bonaerense Mariana Enríquez: que no sean los hombres quienes decidan en que fuego nos quemamos las mujeres; que las propias mujeres elijamos el fuego en que queremos arder. Y eso, al menos en la literatura, es ya una realidad. De la misma manera que la protagonista de la aludida novela de Chevalier recibe aquellos pendientes de perlas en el testamento del pintor, las últimas palabras de la novela podrían ser representativas de la lucha por la igualdad: "Una criada que se había ganado su libertad". Eso es todo.

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