'Cachaldora', el regreso al lugar de partida

El artista ourensano Rafael Cachaldora tiene un vínculo muy particular con el Museo Municipal de su ciudad, y es que precisamente fue el lugar en el que surgió su interés por el arte, "el primer contacto con la pintura, con catroce años", asegura.

Reconoce que en aquella ocasión acudió porque era una inauguración en la que "había vino", aunque no sospechaba que el verdadero pelotazo de aquel día no iba a ser provocado por la degustación enológica, sino que más bien fue cosa de aquellos colgados que encontró en las paredes.

Precisamente estos días Rafa vuelve a ese mismo museo, pero en esta ocasión es su obra la que ocupa las salas en un exposición que lleva su propio nombre, Cachaldora, y que no es ni más ni menos que una muestra de parte de sus obras de los últimos años, algunas de las cuales tiene ya mucho mundo a sus espaldas, como las traídas de Monforte de San Giorgio, en Sicilia, que volvieron a Ourense sanas y salvas para la cita tras recorrer media Europa en coche.

La serigrafía y el spray son los principales protagonistas de la exposición. Técnica e instrumento se aplican a composiciones de planificadas plazas a las que el artista llega a través de figuras caóticas y trazados engañosos, mientras que, en otras de sus obras, juega con la espontaneidad en lo numérico, planteando, tal vez, una fuga del orden.

Estos son solo algunos de los ejemplos de los cuadros de una colección en los que el artista esconde desde figuras alegóricas a elementos que condicionan tan bruscamente nuestra sociedad como lo son el sexo o las armas. Estampas abstractas se combinan a menudo con erotismo y escenas que rinden tributo a la naturaleza, visones entre helechos y de cielos estrellados en piezas literalmente palpables, ya que según asegura Cachaldora –mientras repasa la superficie de una de sus obras con las yemas de sus dedos–  el arte no solo está para contemplarlo, sino que también para "tocarlo". Una afirmación que alcanza el doble sentido en otra de las piezas de la exposición: un cajón flamenco sobre el que Rafa se para a reflexionar durante el proceso de creación de sus obras.

Aunque este no es la única pieza que Cachaldora ha incluido en su equipaje para este viaje de vuelta al lugar en el que tuvo su primer contacto con la pintura. En la exposición podemos encontrar otros elementos de la vida cotidiana a los que el artista ha sabido darle una segunda vida transformándolos en material para sus obras, ya se trate de algo tan nuestro como un plato de pulpo, o algo tan suyo como sus propios calzoncillos. 

Rafa confiesa que se sonríe cuando llega una excursión de niños de un colegio y alguno de ellos se para a señalar uno de sus cuadros y dice "mira este como mola", tal vez le recuerde a aquella experiencia iniciática que supuso su primera y casi accidental entrada en el museo.

Sea como sea, la exposición permanecerá abierta hasta el 25 de mayo en el Museo Municipal, hasta entonces todavía queda la oportunidad de acercarse a visitar Cachaldora, aprovechar para tomarse un vino en cualquier bar de la calle Lepanto de Ourense y emular a aquel chico de catorce años en su primer contacto con lo que acabaría siendo su pasión.

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