"Esto es una primicia mundial. Nos ha llegado por un amigo que es hijo de alguien importante que nuestra canción Las tres peras le ha llegado a Pedro Sánchez, el presidente del Gobierno, y que la han escuchado en el último Consejo de Ministro. Igual la incorporan al sistema educativo". Es difícil averiguar si Santi Cañete, bajista y voz de la banda madrileña Alpargata, habla en serio o todo forma parte de ese descaro mordaz que empapa al grupo desde sus inicios. Mientras esperan la llamada de algún ministro presentan este sábado desde las 22.30 horas en el Clavicémbalo de Lugo su último disco, 'Locos Vs Gilipollas'.
Será su tercer concierto en Lugo, una ciudad muy familiar para al menos un miembro de la banda. "A mí me encanta Lugo y volver allí siempre es un placer. Mi madre es de Baleira y llevo veraneando allí toda la vida", apunta Santi Cañete.
Alpargata llega a Lugo en formato reducido. Las circunstancias, y sobre todo el tamaño del escenario del Clavi, obligan al grupo a desplazar a cuatro de los siete miembros que lo componen. Estarán Álvaro Vallejo (percusión), Darío Santamaría (flauta travesera), Mario Boville (guitarra española y voz) y Santi Cañete (bajo y voz). Eso sí, lo que no faltará es lo que les ha permitido sobrevivir a una industria musical feroz: un humor irreverente y unas letras ingeniosas, pegadizas y mordaces. Sin ir más lejos ellos mismos se definían en su biografía de Twitter como "los Frank Zappa de la rumba".
'Locos vs Gilipollas' es el quinto disco de la banda y el menos "rumbero" de todos
La rumba, un estilo que en este quinto trabajo llamado 'Locos Vs Gilipollas' ha quedado relegado a una sola canción, algo que en los inicios de la banda era impensable. "Es el disco menos rumbero de todos", reconoce Cañete. "Solo una canción de las once es una rumba. Al principio hacíamos mucha rumba pero en este disco hay mucha diversidad musical, estilos muy eclécticos. ¡Hemos metido hasta un bolero!", asegura el bajista.
Alpargata, que acaba de llenar el mítico Joy Eslava de Madrid, nació hace 14 años de una manera un poco peculiar. Santi Cañete y Mario Boville tenían un grupo con amigos del instituto pero "se fue a la mierda" por un enfado del batería. "Le decíamos que tocaba demasiado fuerte y nos quedamos sin grupo", dice Cañete. A partir de ahí, ya solos Mario y Santi, decidieron juntarse con varias guitarras y buscar acompañantes que tocaran otros instrumentos.
La banda ha evolucionado con el paso del tiempo. "Cuando empezamos no teníamos ni puta idea de lo que hacíamos. Nos aprendíamos las canciones pero no sabíamos nada de música", reconoce Cañete. El punto de inflexión llegó a partir de las performances de Mario Boville tras una gira en la que terminaban todos los conciertos con striptease. "Se convirtió en un círculo vicioso porque cada vez había que hacer algo más bizarro hasta que llegó un punto que era imposible. Ahí fue cuando aprendimos a tocar".
"Antes hacíamos más rumba. Ahora apostamos por una diversidad musical de estilos muy eclécticos", explica Santi Cañete
En el Clavicémbalo, asegura Santi Cañete, además de sonar las once canciones de su nuevo disco, también tocarán "clásicos que no pueden faltar" como 'La Rumba Illuminati', -"Esta rumba que canto/ pa esclavizar a la población/tiene un mensaje oculto de mala leche y de destrucción/Soy un Mk Ultra desde que tengo uso de razón"- o 'Chotis fusión' -"En la comisaría Centro, en la calle Leganitos/pierde el juicio un madero del distrito/y un taxista vallecano da paseos sin sentido/Para cobrarle de más a un despistado"-.
Sus letras de humor y provocación inundarán una vez más un Clavicémbalo que probablemente se llenará hasta la bandera. Así ocurrió en 2017 y en 2018 en el mismo escenario. Entonces llegaban con la bandera del latin jazz. Ahora lo hacen con la bandera de lo ecléctico. Promete.
