"David tiña mentalidade de galego"

Medios especializados de todo el mundo fijan estos días su atención en A Fonsagrada, donde la pasada semana fallecía el exbatería de Judas Priest David Holland. La última etapa de su vida es una historia de claroscuros y de un final casi en soledad, si no fuera por el grupo de amigos que se ganó en A Montaña

Entrada de la casa de Dave Holland en Lamas de Prado. SEBAS SENANDE
photo_camera Entrada de la casa de Dave Holland en Lamas de Prado. SEBAS SENANDE

UNA ESCOBA, varios botes de pintura usados, un buzón para el correo por colgar. Los objetos yacen tristes, cansados, y todo parece a medio hacer en el porche de la casa fonsagradina del desaparecido músico David Holland, exbatería del grupo Judas Priest. Este lunes se conocía el fallecimiento en Lugo, hace poco más de una semana, del artista británico, una controvertida figura cuyo pasado está ensombrecido por su estancia en prisión, tras ser condenado por el intento de abuso a un menor.

Dave Holland, en A Fonsagrada. EPIncrédulos y sorprendidos se muestran todavía la mayoría de sus vecinos lucenses, que además en estos días de duelo para ellos piden respeto para el que por un breve tiempo fue su amigo, un paisano más, "que tiña mentalidade de galego", aseguran.

David Holland adquirió una casa en la parroquia fonsagradina de Lamas de Campos en 2015. "Viuna por internet e gustoulle", recuerda el anticuario Tino Monjardín, quien se encargó de sus cuidados cuando a Holland le sobrevino la enfermedad, un terrible cáncer de hígado metastásico que se lo llevó en 40 días.

"Antes estaba pensando en mudarse a un piso na vila da Fonsagrada, mentres non lle amañaban a casa, pero non lle deu tempo. Foi terrible", lamenta Monjardín.

"Foi entón, corenta días antes, cando eu souben do seu segredo, pero non llo contei a ninguén, nin á miña muller", explica.

El anticuario fonsagradino, al igual que muchos vecinos que trataron a Holland, tienen dudas sobre ese "lado oscuro", como lo denomina Isabel Niño, directora de la residencia de mayores -Remanso de Paz- donde estuvo quince días antes de ser trasladado al Hospital Universitario Lucus Augusti de Lugo, donde fallecería.

"Era un dos músicos máis importantes do mundo. Supoño que tería moitos cartos. Igual esa historia tivo que ver cunha chantaxe. Non sei, pero é moi estraño", apunta Monjardín.

Isabel Niño y Tino Monjardín, amigos de Dave Holland. SEBAS SENANDE"Si é raro, que unha persoa sexa mala como para facer unha cousa así e que logo sexa outra cousa completamente distinta. Porque eu nos anos que levo traballando con xente maior nunca atopei un coma el, tan amable... Era unha cousa tan cariñosa, sempre dan do as grazas por todo", subraya Isabel Niño.

José Fraga, propietario del restaurante O Caldeiro, en la Rúa Burón -casi puerta con puerta con la residencia Remanso de Paz-, tenía al músico británico como cliente habitual y también solo puede pronunciar palabras amables sobre él: "Sempre se mostrou educado, amable. Falaba bastante ben o español, víase que se quería integrar. Viña sobre as nove da noite e tomaba unhas cervexas", cuenta. "A min díxome que se veu para A Fonsagrada porque lle gustaba a soidade, pero ben, era como un veciño máis", concluye.

Como en la propia historia de David Holland, su paso por A Fonsagrada, que consistió en unas tres breves estancias de 15 días desde 2015 -excepto la última, claro- existen también muchos claroscuros, mucha rabia, enfado, tristeza y dolor.

"Cando chegou para aquí trouxo todo o que tiña en Northampton, de onde era el. Eu pregunteille se alí non tiñan un punto limpo", comenta con una risa amarga Monjardín. "O que quería el era esquecer Inglaterra. Eu penso que o xulgaron inxustamente e quería olvidar", opina.

Lola Niño, una de las mejores amigas de Holland en A Fonsagrada, pide consideración y respeto para la memoria del músico. Lo exige quien estuvo a su lado la noche que murió, "que alí non había ninguén máis".

No estaba Bill, su hijo adoptivo y heredero, que sí recogió las cenizas, cuyo paradero es una incógnita. De la incineración, en la funeraria Fernández de Lugo, se hizo cargo la familia de David, a pesar de la escasa relación que tenían, puesto que Bill no pudo correr con los gastos.

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