A quién afecta la exclusión financiera

Un hombre mayor en un cajero. EP

El Ministerio de Consumo ha financiado un estudio en el que alerta de los problemas de exclusión financiera que asolan España, pero ¿a quién afecta este problema? Según apuntan, cerca de 140.000 personas del mundo rural no pueden acceder a los servicios bancarios por distintas razones, lo que hace que se queden al margen del sistema.

Hoy en día, operaciones que a muchos les parecen tan sencillas como entrar en la banca online, los registros telemáticos o cualquier tipo de burocracia de tramitación electrónica, se convierte para muchos en un auténtico calvario. Si esto sucede en las ciudades, en el mundo rural empieza a necesitar soluciones urgentes.

En un momento en el que los créditos por internet están en pleno auge, el acceso a ellos no es igual de sencillo para los clientes mayores de 65 que residan en los pueblos. Estas plataformas para solicitar dinero rápido en pequeñas cantidades están proliferando mucho, como por ejemplo Wandoo.

Solicitar un préstamo en la web de Wandoo, aunque es fácil e intuitivo, puede suponer una brecha digital para los grupos a los que hace referencia este post; los no nativos digitales. A ellos, les ha tocado vivir en una época en la que no eres nadie sin acceso a internet. En el caso concreto de esta entidad, pueden resolverlo por teléfono, pero ¿qué pasa cuando es imposible hablar con un ser humano?

Carencia de destrezas digitales

La investigación encuestó a una muestra representativa de 2007 habitantes de municipios pequeños, de menos de 5.000 individuos. Los resultados indicaron que los mayores de 65 años estaban en riesgo de exclusión financiera por distintas razones. Las más poderosas que excluyen a 1.400.000 personas fueron:

  • La ausencia de capacidades digitales para operar online o para usar cajeros
  • La falta de sucursales bancarias

El año 2008 fue el punto de partida de esta exclusión al producirse la desaparición de 24.741 oficinas bancarias. Este cierre afectó a un 42% de la población de pueblos pequeños, según datos de la Organización de Consumidores y Usuarios. De estos pueblos, un 20% no dispone de sucursal bancaria.

En consecuencia, los residentes tienen que hacer desplazamientos de hasta 10 kilómetros en muchas ocasiones y, además, pagar comisiones para conseguir su dinero en efectivo. Por regiones, la desigualdad también está presente; en Andalucía, un 5% de los municipios no tiene oficinas bancarias y en Castilla y León, un 38%.

Uso de las tarjetas de crédito

En cuanto a la utilización de las tarjetas de crédito, aquellos que residen en pueblos pequeños prefieren el efectivo. En realidad, no es solo que lo prefieran, sino que manifiestan su rechazo a la tarjeta de crédito al igual que a las compras online donde la edad es un factor clave.

Desconfianza, miedo, desconcierto, inseguridad… sea lo que sea, lo cierto es que un 40% de los mayores de 65 años es capaz de reconocer que carece de habilidades digitales para ir más seguros en las finanzas del siglo XXI. Digitalizar todo lo relacionado con el sector servicios no ha ayudado a resolver el problema.

Recomendaciones que eviten la exclusión

La investigación ha realizado una serie de recomendaciones para evitar que un grupo tan grande de la población mayor de 65 años se sienta excluido. Para conseguirlo hay que aunar fuerzas y reconocer que es una realidad en todo el país. Las pautas para seguir son las siguientes: 

  1. Alfabetización digital y financiera
  2. Crear tecnologías inclusivas
  3. Garantizar el acceso a servicios bancarios
  4. Proteger a los más mayores

Los programas para alfabetizar son importantes para que los mayores adquieran esos conocimientos digitales tan necesarios. Con ellos podrán mejorar sus finanzas y lo más importante: podrán ser independientes de hijos, familiares o amigos de menor edad a los que se recurre.

Las entidades, por su parte, deben crear tecnologías de inclusión mediante las que se opere igual que en una oficina. Esto crea un patrón similar y no despista al usuario que ya tiene aprendidos unos parámetros: comando de voz o identificación biométrica entre otros.

El acceso a todos los servicios que ofrece un banco debería estar garantizado en todas partes, independientemente del tamaño del municipio, al igual que lo está el servicio postal, las telecomunicaciones o el sistema sanitario. El servicio universal es pues una garantía importante para lograr a corto plazo.

Por último, hay que tener en cuenta el miedo a ser engañado. La falta de habilidades digitales crea una inseguridad enorme a la hora de operar o, incluso, realizar una siempre compra. ¿Me están engañando? ¿Se van a quedar mi tarjeta y van a quitarme dinero? Son las clásicas preguntas que más de uno se hace no con poco fundamento.

El abuso financiero a los mayores podría controlarse con una normativa proteccionista y con el desarrollo de lugares públicos y entornos controlados donde pudieran realizar todas sus operaciones bancarias. Mientras, ellos se esfuerzan por no quedarse atrás en plena era digital en la que una pandemia lo ha acelerado todo.