Un tercio de los 6.500 vecinos que perdió Galicia el año pasado estaba en Lugo

La comunidad suma otro descenso de habitantes tras el espejismo de 2019
Vecinos y turistas caminan por la muralla. VICTORIA RODRÍGUEZ
photo_camera Vecinos y turistas caminan por la muralla. VICTORIA RODRÍGUEZ

El crecimiento de población que se registró en Galicia a lo largo de 2019 parece quedar en espejismo. Si los datos a 1 de enero de 2020 volvían a situar la cifra de empadronados por encima de los simbólicos 2,7 millones, rompiendo con nueve cursos a la baja, el informe de un año más tarde devolvía la gráfica a los números rojos. La tendencia se consolida ahora con el último recuento del Instituto Nacional de Estadística (Ine), publicado este jueves: a 1 de enero de 2022, había en Galicia 2.695.645 vecinos. Son casi 6.500 menos; una resta que se reparte entre las cuatro provincias pero que afecta en especial a Lugo, donde se produce la mayor caída de todas, tanto cuantitativa como proporcionalmente: aporta ella sola un tercio del descenso total tras perder un 0,67% de sus habitantes.

Galicia lleva la contraria a la tónica general del país. El total de inscritos en el padrón continuo en España es de 47.435.597 habitantes, según el avance del Ine, aún provisional. Es un incremento interanual en 50.490 personas, un 0,1% más. Con todo, aunque la población creció en nueve autonomías —con Murcia y la Comunidad Valenciana con los principales ascensos, del 0,9 y el 0,6%, respectivamente—, ha disminuido en otras ocho. De hecho, hay cinco —Melilla, Ceuta, Asturias, Castilla y León, Extremadura y País Vasco— donde la tasa de contracción es mayor que en Galicia.

Pero lo cierto es que, en porcentaje, solo las tres primeras presentan descensos mayores que el de Lugo, que en este último padrón anota 323.830 vecinos, es decir, 2.183 menos que un año antes. Los datos del Ine insisten en mostrar que el ‘vaciamiento’ es mayor en la Galicia interior: la segunda que más perdió fue Ourense (-0,45%) y a cierta distancia quedan Pontevedra (-0,16%) y A Coruña (-0,14%). Asimismo, el descenso lucense se prolonga sin respiro desde 2008 y el ourensano, desde 1999. La caída media de la comunidad (-0,24%) supera además en una décima la del ejercicio pasado.

EXTRANJEROS. El impacto del covid en la mortalidad de una comunidad envejecida y el sostenido declive de los nacimientos tiran hacia abajo de una estadística que, en cambio, semeja coger cierto aire con la recuperación de los flujos migratorios a medida que se han ido dejando atrás las mayores restricciones de la pandemia.

En términos relativos, Galicia fue la tercera comunidad donde más subió la población extranjera (2,9%), solo superada por Andalucía y Comunitat Valenciana (un 3,6% en ambas). El desplome de Ceuta y Melilla coincide con que son también las dos zonas donde más se redujo la cifra de foráneos.

No obstante, Galicia es la segunda donde menos peso tiene este colectivo, que representa solo el 4,4% de la población total: son 117.824 empadronados, entre los que destacan por número los portugueses (14.442), los venezolanos (14.150) y los colombianos (10.011). Solo son menos en Extremadura (3,3%) y está a mucha distancia del 11,6% de la media estatal. Tiran de ella Illes Balears —donde son el 18,8% de sus habitantes—, Cataluña (16,2%) y Comunitat Valenciana (15,3%).

Otro aspecto en el que destaca la influencia de la inmigración es en el rejuvenecimiento demográfico: mientras que la edad media de los empadronados en España es de 44,1 años, si el dato se acota a los de nacionalidad española sube a 45 años, por los 37,1 de los extranjeros. Y si se precisa aún más, se puede distinguir entre los países proveedores de turistas, como Reino Unido —sus habitantes arrojan un promedio de edad que supera los 54 años—, Alemania (50) y Francia (43), de otros que aportan más masa laboral como Honduras (30,4 años), Pakistán (31,1) y Marruecos (32).