La recogida de castaña cae a mínimos históricos en Os Ancares y O Courel

La plaga de la avispilla baja la producción en un 10% en zonas llanas y se ceba con A Montaña
Vendedor de castañas en la Praza Maior de Lugo. ADRA PALLÓN
photo_camera Vendedor de castañas en la Praza Maior de Lugo. ADRA PALLÓN

La caída de la producción, a causa de la plaga de la avispilla, y el escaso consumo en fresco debido a las restricciones por la pandemia del coronavirus, marcan una mala temporada en la recolección de castaña en Galicia, que se convirtió en catastrófica para A Montaña lucense, la zona más castigada. Este simbólico producto de la gastronomía gallega brilló por su ausencia en O Courel y la cosecha cayó al 5% en Os Ancares, en comparación con ejercicios precedentes.

Galicia produce unos 20 millones de kilos de castañas en temporadas buenas y 15 en las más bajas, como la de 2019, "pero este ano non chegaremos aos 13 millóns", explica Jesús Quintá, presidente de la IXP Castaña de Galicia y propietario de la empresa monterrosina Alibos, enfocada a la exportación. La merma media es casi de un 30%, aunque oscila sustancialmente desde las zonas llanas, con una caída del 10%, y los elevados porcentajes registrados en el sureste lucense.

Jesús Quintá: "Esta tempada non chegaremos aos 13 millóns de quilos, cando nunha boa campaña se recollían vinte millóns"

La recogida se adelantó este año, aunque fue más corta por la escasez, y ya se da por finalizada salvo en zonas tardías. "A avispilla e as condicións metereolóxicas, con demasiada seca, non axudaron", agrega el presidente de Castaña de Galicia. Pese a ello, Jesús Quintá considera positivos los resultados de la suelta del parasitoide Torimus sinensis con el fin de combatir biológicamente esta plaga e insiste en la necesidad de seguir en esta lucha.

El testimonio de Verónica Núñez, de la empresa Caurelor, resulta desazonador. "Non fixemos colleita, porque non había nada que coller. Non tiñamos castañas nin para facer un magosto. Foi tremendo", asegura la propietaria de esta firma quiroguesa. La producción ya había bajado de forma considerable en los últimos años, pero Núñez sospecha que, además de la avispilla, "poideron xurdir outros factores ambientais" para consumar la debacle actual.

Verónica Núñez: "Non fixemos colleita, porque non había nada que coller. Non tiñamos castañas nin para facer un magosto"

La situación en los sotos ancareses fue también desalentadora. Así lo indica Román Sánchez, de la cooperativa A Carqueixa. "Entre todos os socios recolectamos 9.000 kilos de castaña, cando o normal era que cada un acadase esta cifra de xeito individual. Non chegamos ao 5% dos 240.000 quilos que obtivemos nalgunha tempada boa".

La variedad Parede, la más abundante en Os Ancares, es la más afectada por la avispilla, según el Centro de Investigacións Forestais de Lourizán, "algo que pode explicar o agravamento do problema nesta zona", dice Sánchez. La avispilla no solo generó escasez, sino que bajó la calidad del fruto, lo que hizo que la mayor parte se destinase a la industria.

Los precios a lo largo de la campaña oscilaron entre los 1,10 y los 1,80 euros, cotización esta última para las castañas de mayor calidad. Las primeras de la temporada se vendieron a buen precio, pero en los últimos días se situó por debajo del euro.

Román Sánchez: "A variedade Parede é a máis afectada pola avispilla, o que pode explicar o agravamento da caída da produción nos Ancares"

CONSUME EN FRESCO. A la baja producción se le sumó la drástica bajada del consumo de castañas en fresco, que se redujo a la mitad a causa de las restricciones impuestas para frenar los contagios de covid, con limitaciones que inciden en la demanda como la prohibición de reuniones entre no convivientes, la escasez de asadores en las calles y la suspensión de eventos populares como los magostos.

Jesús Quintá manifestó que el consumo se mantuvo en una línea estable hasta la segunda semana de octubre, para desplomarse al endurecerse las normas para frenar la segunda oleada del coronavirus.

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