Una plaga de ratas compromete a 300 explotaciones en municipios de Lugo

Triacastela, Samos, Sarria y Pedrafita do Cebreiro son las zonas más afectadas
Imagen de archivo de una rata
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El sindicato Unións Agrarias (UU.AA) solicita una intervención urgente por parte de la Xunta de Galicia para tratar de frenar una “plaga de ratas”, de origen desconocido, que está afectando a los municipios de Triacastela, Samos, Sarria y Pedrafita do Cebreiro, en la provincia de Lugo, y que compromete seriamente la viabilidad de unas 300 explotaciones agropecuarias.

El responsable del Área Externa de Unións Agrarias, Félix Porto, explicó que las ratas cavan túneles subterráneos por debajo de las parcelas dedicadas a cultivos agrícolas o de las praderías para comerse las raíces de las plantas, de modo que acaban con los plantaciones y dejan totalmente inservibles los prados que alimentan al ganado.

Además, aclaró que esos túneles subterráneos se vienen abajo cuando los ganaderos utilizan sus tractores u otro tipo de maquinaria en las parcelas afectadas, lo que muchas veces provoca averías o simplemente, hace que las fincas estén impracticables.

Porto reconoció que, tras consultar con algunos expertos, estos precisaron que se trata de un “fenómeno cíclico”, pero tampoco se conoce el origen del mismo.

“Es bestial”, dijo el portavoz sindical, porque “cada vez hay más ratas”, con lo que “esas trescientas explotaciones están en una situación de indefensión total” y, lo que es peor, “cada vez se acercan más a las casas y amenazan con provocar un auténtico problema de salud pública”.

Explicó, asimismo, que el sindicato ya le comunicó esta situación en el mes de marzo a la Consellería de Medio Ambiente, pero al menos de momento no han recibido respuesta por parte de ese departamento de la Xunta de Galicia.

Es necesario, añadió el portavoz de UU.AA, que la administración tome conciencia de la magnitud del problema y trata de ponerle coto de alguna manera, porque ahora ya es un asunto que afecta a varias consellerías, a la de Medio Rural y de Medio Ambiente, pero incluso a otros departamentos del gobierno autonómico.

“La verdad es que esto empieza a asustar”, reconoció. 

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