Otras 20 aldeas lucenses quedaron vacías en el primer año de pandemia

En 873 no hay ya ningún vecino y en el 56% de los lugares de la provincia no llegan a la decena
Aldea abandonada. AEP
photo_camera Una aldea abandonada. AEP

La pandemia y la implantación acelerada del teletrabajo alentaron a algunos a emprender un proyecto vital en las aldeas, aunque no fue suficiente para revertir el abandono que azota al campo gallego. En un año en el que el covid segó más de 1.400 vidas, lo que contribuyó a acentuar la sangría poblacional que lastra a Galicia —que perdió 6.174 habitantes en 2020—, el censo de aldeas abandonadas alcanzó las 1.873 a 1 de enero de 2021 en un mapa constituido por 30.377 entidades singulares. El estudio tiene en cuenta tanto los núcleos considerables como los lugares con viviendas semidispersas. 

Los datos que este viernes publicó el Instituto Galego de Estatística (Ige) revelan que en un año fueron otros diez los lugares que se quedaron sin vecinos, una cifra que, pese a ser negativa, refleja un freno en la tendencia de vaciado del rural. Basta con ver que en 2019 fueron un total de 50 los núcleos que quedaron despoblados, en tanto que un año antes fueron 23. Con todo, la radiografía no deja de ser preocupante, pues desde 1999 en Galicia 758 aldeas quedaron condenadas al olvido. 

La provincia más afectada por esta problemática es Lugo. De los 9.831 lugares que conforman su geografía, a inicios de 2021, un total de 873 carecían de habitantes, 20 más que un año antes, cuando la crisis sanitaria parecía una entelequia. Con todo, el balance es más favorable que el de 2019. Entonces, la provincia sumó 34 aldeas fantasma más. 

Los mapas de entidades singulares de Muras y Ourol son los más afectados por el abandono en la provincia

Bajando al detalle, se extrae que los concellos de Muras, con 59 aldeas abandonadas, y Ourol, con 51, están entre los más perjudicados por este goteo. Con todo, ampliando las miras a toda Galicia, el municipio que se lleva la palma es Ortigueira, con 122 puntos sin gente. 

Del análisis del resto del territorio se extrae que A Coruña cuenta con 666 puntos deshabitados, dos más en un año. Curiosamente, en Ourense el censo de pueblos vacíos se redujo a 164 después de que la vida regresase a tres aldeas. Lo mismo sucedió en Pontevedra, donde nueve asentamientos vieron reactivarse su padrón, lo que rebajó el listado de lugares con el contador a cero a 170. 

UN SOLO VECINO. Mientras las administraciones ponen a punto sus estrategias para hacer frente a un reto demográfico que tensiona desde los procesos de relevo en las empresas hasta la sostenibilidad del sistema de pensiones, la estadística indica que otras 1.090 aldeas gallegas cuentan con un único habitante. La mitad, 554, son de Lugo, que un año antes tenía 549. La clasificación la completan A Coruña, con 554 poblaciones univecinales, seguida de las 110 de Ourense y las 82 de Pontevedra. 

NO LLEGAN A DIEZ. La instantánea que arrojan los datos del Ige revela que el 38% de las entidades singulares que estructuran el territorio gallego no llegan siquiera a la decena de vecinos. Es el caso de 5.503 lugares de Lugo, lo que supone el 56% del total.

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