Madres con los brazos abiertos

Tienen hijos que no han parido y su bienestar está por encima del bien y del mal. Saben que un día se irán, pero no de su corazón.
madres. aep
photo_camera Varias madres pasean con sus hijos por una calle de Lugo. AEP

Les sobran los motivos para celebrar el Día de la Madre. Tienen hijos biológicos y otros que no han parido. Son madres de acogida, porque ellas quieren, en todos los sentidos de la palabra.

Crían hijos que llegan a sus vidas por cauces diferentes a los naturales, porque sus familias biológicas no pueden atenderlos y ellas están dispuestas a darles el mimo que necesitan. 

Los niños viven un tiempo en su regazo y después, por lo general, se van. Salen por la puerta de su casa, pero no de su corazón. Las madres son eternas y estas no son la excepción.

Belén Menéndez, nai de acollida. PORTO
Belén Menéndez. PORTO

Tres experiencias

"Está todo listo para cuando llaman", dice Belén Menéndez Álvarez. Y ya han llamado varias veces. En la actualidad tiene dos niños acogidos: uno de seis años que lleva con ella cinco, y otro de 17 meses que llegó con 28 días. Pero no son los únicos. Por su casa pasó otro bebé más, con el que convivió siete meses, hasta que fue adoptado por otra familia.

Belén Menéndez tiene mucha experiencia como madre de acogida. Ya ha vivido de todo. La ilusión y el nerviosismo de las llegadas y también el drama relativo de las partidas. Porque sabe que los niños se irán, que es bueno para ellos asentarse en una familia definitiva, pero las despedidas no son gratas. "La teoría la sabes perfectamente. Te dices a ti misma: no me voy a encariñar mucho. Pero eso es mentira cochina, les quieres como a tus hijos desde el primer día que llegan y es duro cuando salen por la puerta, pero el objetivo de todo esto es procurar lo mejor para ellos".

Belén Menéndez ha acogido tres niños. Uno se marchó adoptado y dos siguen con ella

Y con este ánimo, esta mujer asume una y otra vez su condición de madre. Tiene 47 años, dos hijos biológicos de 25 y 17, y dos nietos de dos y cuatro. Pero su familia es ya mucho más grande.

"Con el primero el proceso se complicó. Ya lleva cinco años conmigo. Lo normal es que no estén tanto tiempo, sino que puedan regresar con sus familias o se vayan con otras en adopción, pero este caso es así y yo estoy muy contenta con él. El segundo niño se fue adoptado a los siete meses y el tercero está previsto que se vaya pronto, también en adopción", explica con naturalidad.

La marcha de su segundo hijo de acogida fue dura, pero dice que ha tenido suerte porque siguen en contacto y puede mantener con él una buena relación. "No perdimos un niño, sino que ganamos una familia. Lo visitamos, nos mandan fotos y vídeos. La semana pasada me llamó su madre y me dijo: pregunta por ti, a ver si puedes venir. Y yo fui inmediatamente. Eso compensa todo", comenta.

La teoría la sabes, te dices a ti misma que no te vas a encariñar mucho, pero es mentira

Belén Menéndez cuenta con el apoyo de su pareja y de sus hijos para participar en el programa de acogida. Decidieron integrarse en 2017. "Hablamos con Cruz Roja, hicimos los cursos, nos entrevistamos con los psicólogos de la Xunta, vinieron a comprobar las condiciones de la casa y nos dieron la idoneidad", recuerda. 

Cuando se le pregunta por los motivos contesta de inmediato sin dudar ni un segundo: "Ellos. Un bebé no debe estar en un centro de acogida. Por muy buena intención que tengan no puede recibir la misma atención y el mismo cariño que en una casa. No es lo mismo uno que cinco".

E insiste en que "no es un favor, los niños me aportan mucho más de lo que yo doy. Cuidarlos no es un trabajo. Si me llaman y me dicen que en el hospital hay un niño de cinco días que no tiene casa no voy a consentir que vaya a un centro. La última vez me llamaron un 23 de diciembre y el niño pasó la Navidad conmigo".

Apunta que "la mayor recompensa que puedo tener es verlos felices y fuera del sistema. Mi función es darles la mano y acompañarlos para que vayan en las mejores condiciones posibles a una familia".

Belén Menéndez tiene mucho que celebrar el Día de la Madre. "Eso lo llevo a rajatabla. Lo celebro siempre, con mis hijos y, además, siempre en la casa de mi madre", dice con orgullo.

Sonia de Ávila, nai de acollida.
Sonia de Ávila.

A punto de culminar

También Sonia de Ávila San José celebrará la jornada de mañana por partida doble, acompañada por su hijo biológico de 14 años y por su hija de acogida, que tiene cuatro. 

La niña llegó a su casa con siete meses de vida y está previsto que el próximo verano pueda regresar con su madre biológica. "Estamos mentalizados, siempre tienes en la cabeza que se va a marchar, aunque este caso se ha prolongado bastante", comenta la madre de acogida.

Sonia de Ávila acogió una niña de siete meses. Lleva cuatro años con ella y se irá en verano

Sonia de Ávila decidió participar en el programa de acogida porque le apetecía tener una familia más amplia, pero confiesa que "una vez dentro estoy más sensibilizada con esta tarea". Recuerda que "al principio luchaba para que no me llamara mamá, por si la otra madre se molestaba, pero ahora no. Tiene dos y punto, una biológica y otra que la cuida. Nos llama a las dos mamá, a mi marido le llama papá y mi hijo es su hermano".

Durante todo el tiempo de acogida la niña ha mantenido contacto con su familia biológica. "Primero eran visitas y ahora empieza a pasar los fines de semana con su madre. Esos días tengo el nido vacío, ya se echa de menos. Está siendo complicado. Cuando ella no está parece que no hay nadie en casa", comenta. No obstante, asegura que está dispuesta a aceptar cualquier decisión por el bien de la niña.

Tiene dos madres, una biológica y otra que la cuida. Nos llama a las dos mamá

Sonia de Ávila dice que "la experiencia de la acogida es positiva", aunque reconoce que "a los 50 años tengo la paciencia mermada, aguanto menos y a veces es difícil". No obstante, su intención es "seguir en el programa" cuando su niña se tenga que marchar.

Considera que su tarea es "relativamente fácil porque cuidar de un bebé puede ser agotador, pero es una alegría. Lo que me parece para superhéroes es hacerse cargo de un adolescente. Eso es realmente difícil y hay muchas madres que lo hacen", subraya.

Nunca es suficiente

Andrés Escobal, uno de los responsables de la gestión del programa de acogida por parte de Cruz Roja, confirma que "es difícil encontrar familias que quieran acoger adolescentes, sobre todo por el mito de que es una etapa complicada para los jóvenes". En este sentido, hace un llamamiento a las posibles personas acogedoras y recuerda que "tanto los técnicos de la Xunta como los de Cruz Roja acompañan a las familias durante el proceso".

En los últimos 20 años han sido acogidos un total de 240 niños en la provincia de Lugo

El programa de acogida familiar es competencia de la Xunta, pero está gestionado en su mayor parte por Cruz Roja, que es entidad colaboradora desde hace 20 años. "Nosotros buscamos las familias, las valoramos, las formamos y hacemos el seguimiento de los procesos de acogida", explica Andrés Escobal. 

En las últimas dos décadas, en la provincia de Lugo han sido acogidos 240 niños. En estos momentos hay 45 familias lucenses dentro del programa, de las cuales 23 están acogiendo a un total de 29 niños. Andrés Escobal explica que esto no significa que haya familias de sobra, sino que "no todas cumplen los requisitos necesarios para acoger a un determinado niño". De hecho, confirma que "los centros de acogida están a tope".

Cada caso es diferente y cada menor requiere unas condiciones. "En algunos casos es necesario que los niños vivan lejos de sus familias de origen, en otros en cambio se procura la cercanía, que continúen en su colegio o que se desvinculen de ese entorno, y no siempre hay familias que cumplan todos los requisitos necesarios para acogerlos", explica Escobal.

En estos momentos hay 29 menores conviviendo con 23 familias lucenses

Por este motivo, el técnico de Cruz Roja considera que "la lista de familias acogedoras nunca es suficiente". Cree que, aunque lleva 20 años funcionando, el programa de acogida familiar todavía es desconocido para una gran parte de la población. "Siempre son necesarias campañas de difusión, siempre se necesitan más familias, con características diversas y adecuadas para cada niño".

No obstante, apunta que no se requiere ninguna condición especial para acoger un menor. "Puede hacerlo cualquier persona a la que le gusten los niños y que pueda admitir a uno en su casa. Puede ser una persona sola, una pareja de igual o distinto sexo, un matrimonio o dos personas que convivan... cualquiera". Eso sí, deben pasar un período de formación y una evaluación para determinar su idoneidad.

La voz de Andrés Escobal desprende cariño cuando se refiere a los 240 niños que han pasado en los últimos 20 años por casas de acogida de Lugo. Dice que con algunos mantiene contacto. "Depende del rumbo que van tomando sus vidas, sobre todo cuando son mayores de edad". En todo caso, dice que "es un tiempo que marca, tanto para ellos como para las familias de acogida. Se crea un vínculo que casi siempre quieren mantener".

El tópico de que una madre lo es para siempre cobra sentido con las de acogida, que saben hacer un sitio en su casa y en su corazón.

Cualquier persona puede optar a ser familia acogedora
► El programa de familias de acogida es competencia de la Xunta de Galicia, pero Cruz Roja se ocupa de gran parte de su gestión como entidad colaboradora. 
► Aldeas Infantiles colabora también con el programa y se ocupa de casos que, por algún motivo, requieren unas condiciones de acogida especiales.

¿Quién puede acoger?
► Cualquier persona, independientemente de su edad, sexo, estado civil o posición económica puede ser acogedora. 
► El único requisito es que puedan ofrecer a los niños un hogar y los cuidados que necesitan durante el tiempo que estén a su cargo.
► Para que una familia pueda acoger, todos sus miembros deberán aceptar la participación en el programa.

¿Cómo se solicita?
► Las personas interesadas pueden dirigirse a Cruz Roja, a la Consellería de Política Social o a los servicios sociales de los ayuntamientos, donde podrán informarse de las condiciones y documentación que deben presentar.

Apoyos
► Las familias acogedoras reciben una compensación económica de la Xunta por los cuidados que prestan al menor.
► Cuentan con asesoramiento y apoyo de equipos especializados.

Temporalidad
► El acogimiento familiar es siempre temporal. Durará el tiempo que sea necesario hasta que se resuelva la situación familiar del niño. Puede durar desde unos días hasta años o incluso hasta la mayoría de edad, cuando no es posible que el menor vuelva con su familia de origen o no se dan las condiciones necesarias para que sea adoptado.

Diferencias con la adopción
► El acogimiento familiar es una medida de protección temporal y el menor mantiene los vínculos de parentesco con sus padres biológicos. En la adopción estos vínculos se extinguen y el niño pasa a formar parte definitivamente de una nueva familia.
► El acogimiento es una acción solidaria, para ayudar a un niño a crecer y educarse en una familia, pero la estancia no es permanente como en el caso de la adopción. No es la vía adecuada para satisfacer el deseo de ser padres.

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