La tierra tiembla en Lugo. Casi todas las semanas la provincia registra pequeños seísmos que son imperceptibles para la población. Así, se ha convertido en la zona de toda Galicia con mayor actividad sísmica de los últimos tiempos, según confirma el director de la Red Sísmica Nacional, Emilio Carreño.
Desde el pasado año el centro estatal registró 67 temblores en la provincia lucense. El mayor, de intensidad 3,5, tuvo lugar el 21 de agosto de 2018 en Taboada. No obstante, el experto explica que la mayoría se concentran en el triángulo Triacastela-Sarria-Becerreá, donde en el año 1997 tuvo lugar el terremoto más grande vivido en la comunidad, de una magnitud de 5,1 grados.
"Hemos comprobado que esa zona es la más conflictiva, no obstante no hay peligro de que se produzcan terremotos catastróficos porque en Galicia las fallas son pequeñas, y para que haya un movimiento grande debe existir una estructura de grandes dimensiones", precisa Carreño.
La falla de Becerreá, a unos 9.000 metros de profundidad, podría ser el origen de este fenómeno
Varios estudios sobre el triángulo sísmico lucense concluyen que el origen del fenómeno podría estar en la falla de Becerreá, que se extiende a lo largo de unos 40 kilómetros, a una profundidad de 9.000 metros . A causa de un empuje tectónico las partes de la falla principal se mueven y hacen que se acomoden otras más cortas de su alrededor, como las de Triacastela, Sarria o Baralla. De este modo, se produce movimiento en una zona muy amplia y no solo en la central.
Este fenómeno explica que la zona mantenga la actividad sísmica a lo largo de los años, aunque sea de baja intensidad. En concreto, desde los años 90 la Red Sísmica Nacional ha catalogado más de un centenar de seísmos de intensidad superior a 3 grados en la provincia lucense y la mayoría se concentraban en la zona de Triacastela-Sarria-Becerreá. Además, la mayor parte (casi 60) se produjeron en el año 1997 como réplicas al gran temblor que sacudió toda la provincia. De este modo se estima que la montaña de Lugo registra casi la mitad de los terremotos que se producen en toda Galicia.
MÁS DOCUMENTACIÓN
Carreño indica, no obstante, que la sucesión de pequeños seísmos en momentos concretos es un fenómeno normal. "A principios de agosto se produjeron una veintena de temblores en Ourense. Es algo que entra dentro de la normalidad y no debe de asustar a la población", recalca. El experto indica que en los últimos años, gracias a los nuevos aparatos de medición, es posible registrar cualquier terremoto por pequeño que sea.
"Con mejores instrumentos detectamos más seísmos, pero no significa que haya más actividad que antiguamente, solo que ahora podemos rastrearla. Es como si pusiéramos una lupa en Galicia para ver cada pequeño movimiento", señala.
El experto señala que la actividad sísmica en la península se ha visto reducida en los últimos años.