El hotel Palacio de Sober saldrá a subasta tasado en casi cinco millones de euros

Se llega a este proceso después de la apertura de un concurso de acreedores y un procedimiento de liquidación que no prosperó

La entrada al hotel Palacio de Sober, cubierta de maleza. AEP
photo_camera La entrada al hotel Palacio de Sober, cubierta de maleza. AEP

El culebrón parece que tiene los días contados. El controvertido caso del hotel Palacio de Sober, obligado a echar el cierre a finales del año 2014 tras ser uno de los complejos más ambiciosos de la Ribeira Sacra, encara su recta final, camino de su resolución, tras la decisión de un juzgado de Madrid de sacar a subasta pública y abierta sus instalaciones, tasadas en casi cinco millones de euros.

A esta situación se llega después de la apertura de un concurso de acreedores con el que no se logró solucionar los problemas económicos que acarreaba la empresa propietaria del establecimiento, la madrileña Alvaher 89. Posteriormente se inició un procedimiento de liquidación que tampoco dio sus frutos.

Varias empresas del sector hotelero han mostrado su interés en hacerse con el complejo, que dispone de hotel, salón de banquetes, spa y amplios jardines. Su estado actual, a pesar de que los jardines están invadidos por la maleza, es bueno. Una alarma y un guardia de seguridad que acudía todos los días a comprobar el estado de las instalaciones impidieron su saqueo.

Los problemas graves en el hotel comenzaron a destaparse en el año 2013, cuando los trabajadores empezaron a tener dificultades a la hora de cobrar sus nóminas. A consecuencia de ello se planteó un expediente de regulación de empleo (Ere) en dos fases, quedando solo una decena de los 36 trabajadores con los que abrió sus puertas el complejo.

En el año 2016, la administradora que llevaba el proceso concursal, la abogada catalana María José Moraga, indicó que todo estaba preparado para la liquidación del edificio. Aquellos que pujaron debían cubrir la mayor parte posible de las deudas contraídas por Alvaher 89, siendo la más importante de todas las existentes la que tenía con el Instituto Galego de Promoción Económica (Igape). Al departamento de la Xunta se le debía un montante cercano a los tres millones de euros por préstamos concedidos en su día para construir las instalaciones.

Entonces, varias empresas se interesaron por la adquisición del inmueble, pero ninguna decidió ejecutar la opción.

De hecho, durante el concurso de acreedores se llegó a hablar de un grupo empresarial del sector turístico asiático como posible comprador.

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