La hostelería se resiste a abrir las terrazas

Los empresarios dudan de la conveniencia de empezar a abrir sus puertas. El negocio no está en la calle, el miedo al virus sigue presente y, encima, no hay turistas que atender, alegan
Foto de archivo de terrazas llenas en Praza do Campo. SEBAS SENANDE
photo_camera Foto de archivo de terrazas llenas en Praza do Campo. SEBAS SENANDE

En Lugo tienen terraza entre el 20 y el 30 por ciento de los locales de hostelería, según apuntaba este jueves Cheche Real, presidente de la Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería. Es un porcentaje bajo, pero el ambiente de ‘terraceo’ era parte ya ineludible del ambiente de muchos barrios de la capital y localidades de la provincia.

Pero es posible que esa vida tarde en recuperarse. A pocos días ya de que los locales puedan abrir las terrazas al 50 por ciento, el sector muestra reservas y muchos empresarios confirman que esperarán para reabrir.

Los miedos se repiten. El virus impone respeto a la gente y eso puede frenar la afluencia a los locales, dicen en el sector. Y, además, muchos hosteleros no se atreven a recuperar trabajadores que ahora están en Erte. Les parece muy arriesgado reintegrar personal cuando no está claro que vaya a haber ingresos para pagar sueldos y mantener el negocio.

Por si esas dudas fueran pocas, algunos están mirando las previsiones meteorológicas, que anuncian lluvias, y el del tiempo se suma como argumento en contra de la apertura.

La suma de esos argumentos se repite en los barrios de Lugo y en las distintas localidades de la provincia. Sobre la mesa están las propuestas de ampliar los espacios dedicados a las terrazas, lo que permitiría conjurar la limitación de atender solo el 50 por ciento de las mesas que tenían hasta ahora. Sin embargo, esa opción tampoco acaba de convencer a todos. "El negocio está dentro, no en las terrazas. Lugo es Lugo", apuntaba este jueves a modo de ejemplo Suso Díaz, de la Cook y directivo de Apehl.

Las razones, en algunos casos, van por barrios, y en el centro influye mucho el miedo a la pérdida de turistas, que en los últimos años se habían convertido en una parte importante del negocio.

Al final, abrir o no será una decisión que tome individualmente cada hostelero, pero las dudas están extendidas.

El recelo puede hacer que barrios de la capital tarden en recuperar su tono habitual. La vida de las terrazas está ligada en la capital a la animación en espacios como la Praza Maior, el Campo Castelo, Bispo Aguirre o las calles de vinos. Pero ese impacto en el ambiente urbano también llega a A Milagrosa, Augas Férreas, Acea de Olga o As Fontiñas, los barrios de la capital donde hay más ambiente de vinos actualmente.

Lo mismo que ocurre en Lugo pasa, por ejemplo, en Monforte, donde los hosteleros de la calle Cardenal y de A Compañía, las principales zonas de terraceo de la ciudad del Cabe, se lo están pensando mucho, porque temen que no les compense abrir con unas terrazas que tienen muy acotado el espacio. Están pendientes de ver si el Ayuntamiento abre más espacios a la actividad.

En Chantada, en cambio, hay empresarios que se mantienen en contacto por whatsapp y que se plantean abrir. Son hosteleros de zonas como el casco histórico, Santa Ana o Leonardo Rodríguez. En Vilalba, donde el ambiente de terrazas tampoco tiene tanto peso como en otras localidades de la provincia, las dudas en el sector se repiten.

En muchas localidades ocurre lo mismo que en la capital y los empresarios apuntan a que están pendientes de las decisiones de los ayuntamientos sobre la ampliación de espacios dedicados a terrazas de hostelería.

La falta de turistas, a los que al menos a corto plazo no se verá circulando por la provincia, es otro factor al que apuntan los que recelan de levantar la verja el lunes. Y ese factor pesa en localidades en las que tienen un peso importante los peregrinos, como Sarria o Portomarín. En esta localidad, el alcalde apuntó que el Concello buscará la forma de abrir más espacios para las terrazas en cuanto vuelva a haber viajeros en el Camino de Santiago.

INCÓGNITAS. Los que dudan de si abrir ya las terrazas sustentan su postura en el temor a que su situación económica se agrave aún más, pero por detrás sobrevuelan también todas las incertidumbres sobre el futuro. Muchos creen que esta crisis sanitaria va a marcar un antes y un después, que el negocio cambiará y hasta temen el impacto que pueda tener en Lugo la desaparición de los pinchos, algo que por higiene se da por hecho pero que puede afectar mucho a la costumbre de salir de vinos, se temen.

DEMANDAS. Ante las pérdidas acumuladas por casi dos meses de cierre y las incertidumbres que se plantean para el futuro, el sector redobló este jueves su llamada de socorro a las administraciones y la Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería envío a los 67 ayuntamientos de la provincia un catálogo de demandas que incluye que todas las tasas e impuestos municipales vinculadas con los establecimientos de hostelería sean de cero euros.

Piden, así, que no se cobre por ejemplo veladores, basuras o impuesto de circulación y que haya una moratoria del IBI en 2021. Además de la mencionada solicitud de ampliación de espacios dedicados a terrazas, la asociación pide también que se amplíen los horarios en bares, restaurantes y terrazas y que se facilite la colocación de mesas altas y barriles en las fachadas de aquellos que tienen menos espacio en la vía pública.

La Apehl aboga también por peatonalizar calles y que se lancen líneas de ayudas directas. Se trata, según la asociación empresarial, de garantizar la subsistencia del sector.

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