Granxa Maruxa y Milhulloa sirven de modelo a dos ONG centroamericanas

Representantes de Guatemala y Nicaragua conocieron in situ los proyectos en A Ulloa
Los participantes en el encuentro. SEBAS SENANDE
photo_camera Los participantes en el encuentro. SEBAS SENANDE

Miriam Marciel pisa con sandalias la hierba que bordea los huertos de Milhulloa, en Palas de Rei. El frío de este día de otoño no es nada en comparación con el del altiplano guatemalteco, de donde viene para conocer proyectos gallegos sustentables y liderados por mujeres gracias a la iniciativa de la ONG Taller de Solidaridad, que lleva quince años colaborando con el desarrollo de las regiones rurales de estos países.

De la organización que Marciel dirige en Guatemala, Cedepem, también vino su compañero, José Luis Siguill. Con ellos viaja Marta Merari, directora de Inprhu-Somot, en Nicaragua. Un viaje largo para conocer proyectos como Milhulloa o Granxa Maruxa en una intensa semana en la que también visitarán la cooperativa Terras da Mariña, en Lourenzá, la tienda A Cova do Raposo, en Lugo, o el campus de emprendimiento sostenible de la Diputación en O Corgo.

Aunque la colaboración gallega con estas entidades es larga, los intercambios tienen tres años de vida. Para el coordinador de Taller de Solidaridad en Lugo, Rafael Veiga, responden a una concepción de la cooperación en la que esta "no pase solamente por el envío de fondos, sino por el encuentro entre personas, de igual a igual, en los que puedan beneficiarse mutuamente del conocimiento y aplicarlo", indica.

"Hay cuestiones que, pese a las grandes diferencias que nos separan, son comunes. La discriminación de la mujer es común. También las dificultades para los jóvenes, o la necesidad de poner en marcha proyectos sostenibles", comentaba José Luis Siguill.

Marta Merari habla con orgullo de la cooperativa agro turística de La Patasta que está formando, integrada por mujeres en su mayoría

Más tarde, ya tomando un té con Chusa Expósito y Carmela Valiño, socias en Milhulloa, descubren que esas cosas son más de las que pensaban. Que el calendario maya para la agricultura da otros nombres a las lunas, pero no está tan alejado del popular gallego. O que el tomillo también se utiliza para aliviar la garganta, aunque aquí descubran una variedad que no conocían, el limonero. Basta una conversación para reconocer que, en definitiva, las une el amor a la tierra, y que ese amor tiene medio camino andado.

De uno y de otro lado, su objetivo es fijar a las personas en el territorio y cuidarlo. "La tierra es lo más importante", dice Marciel. Ella nunca se imaginó que acabaría liderando una organización no gubernamental"con muchos miedos, que están ahí, pero hay que seguir y luchar", indica. "El trabajo de las mujeres en Guatemala no está reconocido ni remunerado en la mayor parte de los casos", indica José Luis. Del mismo modo, tampoco se reconoce el valor de la cultura tradicional. "Pero poco a poco te das cuenta de su importancia", comenta Miriam. "Y eso es lo que podemos aportar también nosotros a los proyectos occidentales, pues nuestra cultura tradicional tiene un gran amor y respeto por la tierra", añade José Luis Siguill.

COOPERACIÓN GALLEGA. Marta Merari destaca la larga trayectoria de Inprhu en Nicaragua. Uno de sus objetivos fundamentales es buscar alternativas de trabajo para la gente joven en el medio rural, para evitar así la emigración. Habla con orgullo de la cooperativa agro turística de La Patasta que está formando, integrada por mujeres en su mayoría. "Realmente, la cooperación está ayudando a transformar nuestras vidas", comenta. Aunque indica que "un proceso así lleva mucho tiempo".

En los lugares en los que trabajan, las personas se preguntan dónde está Galicia. "¿Cuánto tiempo habría que caminar para llegar? ¿Cuánto más de lo que sería cruzar los Estados Unidos?", comenta José Luis, reproduciendo frases varias veces escuchadas. "No saben dónde está, pero relacionan esa palabra con proyectos de cooperación", comenta.

Rafael Veiga indica que a raíz de la crisis, la cantidad de fondos gallegos destinados a la cooperación se ha reducido, pero no ha sido dramáticamente retirada como en otras comunidades. "Por ejemplo, el Concello de Lugo nos apoya continuamente", comenta. El resultado es rotundo para Marta Merari: "La cooperación está transformando vidas".

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