El deterioro del tren en Lugo avanza más rápido que los planes para su modernización

Este medio, que otros países potencian por sostenible y seguro, agoniza en la provincia, donde solo hay compromiso de mejora en parte de la vía. La entrada de operadores en el transporte de viajeros puede ser un acicate para el gestor público
Un tren Alvia entra en la estación de Monforte. AEP
photo_camera Un tren Alvia entra en la estación de Monforte. AEP

Dicen algunos titulares de prensa que el tren más obsoleto de España está en Extremadura, con traviesas fabricadas en 1886. Pero a desgracias siempre hay quien gane y en Lugo los trenes circulan, por ejemplo, por un túnel en Oural que tiene las mismas características que cuando fue excavado a mano en 1883.

Esta es solo una de las circunstancias que hacen que este medio de transporte, que otros países potencian por sostenible y seguro, sea en la provincia de Lugo el menos competitivo de todos. Prácticamente no hay día en que los pasajeros de alguna de las pocas conexiones ferroviarias que existen sufra algún contratiempo, cuando no es más de un servicio el que los tiene, y a menudo los viajeros acaban completando el recorrido en autobuses y en taxis.

En Lugo, como en Extremadura, hay una sola vía, lo que hace que si hay un problema en un tren o en la propia plataforma, se vean afectados el resto de servicios. La plataforma también está sin electrificar desde Monforte hacia arriba, por donde siguen circulando trenes diésel, alguno de más de medio siglo. Es fácil deducir lo que contamina un medio que, paradójicamente, lleva asociada la etiqueta de verde.

La diferencia es que lo que en la comunidad extremeña es una "vergüenza" y provoca contestación social y política -incluso antes de que pusiera el foco en él la activista medioambiental Greta Thumberg, que lo utilizó para llegar a la Cumbre del Clima de Madrid- en Galicia pasa mucho más desapercibido.

La contestación política y social es mucho más fuerte en comunidades como Extremadura, que también sufre un atraso histórico

Los sindicatos ferroviarios y el personal del sector llevan años advirtiendo de lo que, en su opinión, es una lenta eutanasia del ferrocarril a cargo de las dos empresas públicas que tienen competencias sobre él: Adif, administrador de las infraestructuras ferroviarias, y Renfe, que se ocupa de la gestión de los trenes.

El hecho de que las responsabilidades estén repartidas entre dos entes, cuyas relaciones además tienen sus más y sus menos, no parece que ayude. Un ejemplo: en noviembre, el tren de Barcelona llegó a la ciudad del Cabe a primera hora de un jueves sin suficiente combustible para poder continuar el trayecto. Adif explicó que dispone de personal para esa labor de 15.00 a 23.00 horas y que, por razones que correspondería explicar a la operadora, el tren no repostó en la tarde anterior. Renfe no dio su versión al respecto.

No pasaría de anécdota si fuera una incidencia aislada, pero no lo es. Y puede dar la medida de la dificultad de gestionar aspectos de mucha más envergadura. El Gobierno central tiene en marcha un plan de modernización de la vía en la provincia de Lugo, desde Ourense hasta la capital lucense, pero no hay ninguna estrategia, al menos que se conozca, para aumentar líneas y frecuencias y para ajustar horarios, algo que corresponde a Renfe.

Esta modernización se presenta como el saldo de una deuda histórica con la provincia, pero nace cojo porque no va acompañada de la construcción de variantes, clave para mejorar velocidades y que el ferrocarril sea competitivo.

Hay quien ve un rayo de esperanza en la inminente entrada del sector privado en el transporte ferroviario de pasajeros

Es una modernización incompleta, además, porque aunque la presidenta de Adif, Isabel Pardo de Vera, aseguraba hace un año que el administrador ferroviario preparaba proyectos de mejora de esta línea, de momento no hay plazos ni compromisos económicos. Tampoco los hay para Feve en A Mariña, una línea aun mucho más deteriorada. El Eixo Atlántico presentó recientemente un informe en el que cifraba en 1.515 millones la inversión necesaria para modernizar el tren Lugo-A Coruña y de más de mil millones para la línea de ancho métrico entre Ferrol y Ribadeo.

Hay quien ve un rayo de esperanza en la inminente entrada del sector privado en el transporte ferroviario de pasajeros, aunque la liberalización de las mercancías, en el año 2007, cambió poco o nada la situación en este ámbito, por lo que también hay escepticismo.

BALSEIRO. "Mentras a Xunta está potenciando o transporte na provincia de Lugo, o Goberno de España está desmantelando o ferrocarril", afirmó este miércoles el delegado territorial de la administración autonómica en Lugo, José Manuel Balseiro.

Destacó que la Xunta ya ha adjudicado las obras para renovar las estaciones de autobuses de Sarria, Burela y Viveiro, mientras que la administración central prescinde de la venta presencial de billetes en las terminales del tren de estas tres localidades y "manda para aquí máquinas que teñen 25 ou 30 anos" de antigüedad. "Pedimos cordura si Goberno", afirmó Balseiro.

Balseiro criticó que convenios como este, entre Adif, Xunta y ayuntamientos, ya se firmaron en Santiago y Ourense

El delegado territorial de la Xunta también aludió al retraso que sufre la estación Intermodal de Lugo, en la que convivirán el transporte de viajeros en tren y en autobús. Exigió que se firme "dunha vez" el convenio pendiente. "Despois dun ano Adif e o Concello de Lugo terano ben estudiado", precisó.

Balseiro recordó la visita a la capital lucense que realizó a principios de 2019 el entonces ministro de Fomento, José Luis Ábalos, para presentar el borrador del proyecto de la intermodal. "Traía catro raias pintadas nun folio e a estación está nunha situación igual ou peor que cando estivo el en Lugo", afirmó.

Balseiro criticó que convenios como este, entre Adif, Xunta y ayuntamientos, ya se firmaron en Santiago y Ourense, "coa diferencia, según puntualizó, que xa están en obras e a piques de finalizar e a se Lugo nin está bien se lle espera".

También se preguntó por qué no se ha vuelto a reunir la plataforma de alcaldes de A Mariña y Ferrolterra en defensa del ferrocarril de vía estrecha (Debe), que, según recordó, presidía el regidor local de Burela, el socialista Alfredo Llano.

"Los regionales están podridos y el Alvia sigue el mismo camino"
Una pasajera que el domingo sufrió un parón de cuatro horas relata la situación viva y la sensación de que el tren no deja de ir a peor
Sonia Téllez viajaba el domingo en el Alvia con destino a Monforte. Tendría que haber llegado a las 8.23 y, sin embargo, no puso el pie en su casa hasta cerca de la una de la madrugada. este martes seguía aún indignada por un deterioro del servicio que ve ir a más día a día. "Los trenes regionales están podridos, pero ahora está pasando lo mismo con los Alvia", denunciaba.

Su experiencia cuenta porque esta profesora monfortina lleva nueve años viajando en tren todas las semanas. En ese tiempo, la situación ha empeorado y ella teme que detrás hay una decisión de abandonar el servicio.

La situación del domingo, contaba este martes, fue especialmente inquietante, ya que el tren en el que viajaba sufrió dos parones, de cuatro horas en total. Ese día, recordaba, una avería dejó varado durante tres horas un tren regional entre O Freixeiro y San Clodio. Pero no fue el único incidente, remarcaba este martes Téllez. Así, contaba que su tren estuvo parado casi una hora en O Barco y otras tres en Quiroga.

La situación, relataba, fue inquietante, ya que a los pasajeros no se les dio ninguna explicación sobre qué estaba ocurriendo y el largo parón hizo que la preocupación se fuera extendiendo.

"Menos mal que las tres horas que nos tuvieron parados fueron en Quiroga, porque si llegan a ser en medio del monte la situación se hubiera hecho insoportable", decía esta vecina de Monforte.

A los largos parones, se quejaba, se sumaron la falta de explicaciones. Entre el personal del tren también se hacía evidente el nerviosismo y nadie se vino a explicar qué ocurría y los motivos por los que no se les trasladaba a un autobús para seguir el viaje, relataba este martes la pasajera. Afirmaba que se les llegó a decir que no se ponía un autobús porque no salía rentable. Y es que, señalaba, los pasajeros a evacuar eran muchos. "Venían por lo menos nueve vagones y en todos ellos viajaba bastante gente ", relataba.

La sensación de abandono fue total, añadía. Así, contaba que en esas cuatro horas con el tren parado no se les ofreció ni agua ni comida. "Al final una persona fue a la cafetería y no le cobraron; así nos enteramos de que teníamos derecho a reclamar comida y bebida y empezamos a ir a buscar bocadillos", contaba Téllez. Para cuando los pasajeros hicieron ese descubrimiento eran más de las once de la noche y había ya mucha gente pasándolo mal", decía.

La vecina de Monforte, profesora, lleva nueve años viajando en tren regularmente entre O Barco y la ciudad del Cabe y tiene claro que ha habido un deterioro progresivo, pero pone el acento en que la degradación en el último año ha sido "increíble".

De los regionales ya no se podía esperar nada, pero ahora tampoco es nada fiable el Alvia, advertía este martes esta pasajera habitual. Hacía su propia lectura política de la situación y advertía de que "ahora que hay nuevo Gobierno, es momento de exigir" para que pare la deriva que está siguiendo el servicio de transporte.

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