El Club Fluvial de Lugo es el único de la provincia que se enfrenta a un problema con la concesión del uso de la franja que está más próxima al río.
El derecho de paso por los terrenos situados en dominio público hidráulico está garantizado en los clubes lucenses y, por ejemplo, en el de Monforte, los pescadores tienen llave para poder entrar al recinto, detalla Luisa Vázquez, la presidenta. En la ciudad del Cabe, las instalaciones principales de la entidad están más alejadas del río, con lo cual la situación es muy distinta a la de Lugo.
Dado que en la zona contigua al río lo que hay es una carretera y un muro al final de un terreno en fuerte pendiente tampoco se generan necesidades de paso más allá de las de los pescadores, explica Luisa Vázquez. En Monforte sí se tuvo que descartar el proyecto de crear una piscina natural dragando un espacio del río, una iniciativa que la Confederación Hidrográfica dijo primero que era viable y que después descartó que se pudiera hacer.
En Monforte, como en Lugo y la mayoría de los que perviven en la provincia, los terrenos son privados. Eso no impide que el órgano de cuenca tenga competencias en la franja de suelo inmediata al río, así que Vázquez explica que lo que tienen asumido en el club es que en ningún caso se les permitiría hacer ninguna construcción nueva, como una piscina.
Los límites existen, pero la relación con la Confederación Hidrográfica es de buscar entendimiento, según se deduce de lo que explica Luisa Vázquez, que detalla, a modo de ejemplo, que tiempo atrás se habló de la posibilidad de cambiar la localización de la apertura de una presa y se descartó por los reparos técnicos del órgano de cuenca.
En este momento en la provincia hay un buen número de playas junto a ríos, pero pocos clubes fluviales. Terra Chá es, tras Lugo y Monforte, donde más se conserva esa fórmula de sociedad, aunque ahí el modelo es diferente.
En la comarca de Terra Chá hay tres clubs fluviales y no hay conflicto en ninguno derivado de concesiones porque a día de hoy en todos se respeta el dominio público del río.
El CIT de Parga -el tercer club fluvial en abrir sus puertas en la provincia después del de Lugo y el de Sarria-, pese a ser un recinto cerrado, es de acceso libre. "Ten 52 anos e aínda que nos principios había socios, dende que empezou a dar cartos a comunidade de montes, pasou a ser de tódolos veciños da parroquia de Santo Estevo de Parga", explica la directiva, que recuerda que el edificio fue diiseñado por el arquitecto Luis Pérez Barja, el mismo que hizo el de Friol. "Vén xente de todas partes e está aberto a todo o mundo", dicen al detallar el funcionamiento.
En el Club Fluvial de Begonte, que acaba de alcanzar el medio siglo de vida, tampoco hay concesión ni problemas de paso. "Tienes que pagar por el uso de las instalaciones, que es lo que está cerrado, pero si alguien viene andando por la ribera del río no tiene ningún problema por los dos márgenes", explican desde la directiva de una entidad que casi duplicó sus socios desde la pandemia y que suma actualmente unos 200.
En el otro club fluvial del concello begontés, el Cercud de Baamonde, la entrada y el baño son libres, aunque sí se cobra por el uso de las instalaciones. "Los terrenos son privados", indican los responsables de una entidad que suma 160 socios. Ahora no hay ninguna concesión pero sí una solicitada en la zona del molino que quieren rehabilitar.
