Los cien días de gracia eran considerados hasta hace poco como un pacto tácito en el que la oposición daba una especie de bula a la acción de gobierno. Ese periodo ya se cumplió en el caso de las 67 corporaciones de la provincia de Lugo que, hasta este lunes, se mantuvieron tal y como se constituyeron el pasado 17 de junio. La sorpresiva dimisión de la alcaldesa de Vilalba, Elba Veleiro, acabó con este periodo de apenas sobresaltos. Aún así, las pasadas elecciones municipales dieron lugar a gobiernos en minoría que no están exentos de dificultades.
Las alcaldías de Monterroso y A Pastoriza, en las que gobierna el PP, quizás sean las que a día de hoy tienen un futuro más incierto. En Monterroso, el veto que BNG y PG mantienen sobre el socialista Antonio Gato hace inviable un acuerdo a tres bandas, lo que obliga al regidor popular, Eloy Pérez, a gobernar con solo tres concejales de los once con los que cuenta la corporación.
En A Pastoriza, el popular Darío Cabaneiro, con cinco concejales, accedió a la alcaldía al no reeditarse el bipartito que ostentaban desde 2007 el PSOE y el BNG, con tres concejales cada uno. En cualquier caso, no se descarta que socialistas y nacionalistas puedan aparcar sus diferencias en cualquier momento para impulsar una moción de censura.

Tampoco tuvo continuidad el acuerdo entre nacionalistas y socialistas que duró ocho años en Muras. Tras las últimas elecciones, Manuel Requeijo mantiene la alcaldía para el BNG, aunque su mandato se antoja complicado.
En Vilalba, el acuerdo entre PSOE y Vilalba Aberta no es suficiente y gobiernan en minoría, ya que ambos suman ocho ediles frente a los ocho del PP y el único que sacó el BNG. Tras continuos desencuentros en lo que va de mandato, habrá que estar atento a lo que pase ahora tras la dimisión de la regidora.
A Mariña. En Viveiro PSOE y BNG gobiernan en minoría con 8 ediles, en un complicado arranque de mandato. La regidora, la socialista María Loureiro, hace un "balance positivo" de los cien primeros días. Aún así tuvo muy difícil aprobar ciertos asuntos, como el de las dedicaciones exclusivas.
En Ribadeo se produjo uno de los relevos más sonados, el del nacionalista Fernando Suárez Barcia, que renunció a presentarse tras 16 años como alcalde, por el popular Daniel Vega. Además, esta pérdida de la alcaldía abrió en el BNG una profunda crisis interna, ya que tres de los concejales electos renunciaron a su acta.
La coalición entre diferentes fuerzas también dieron al traste con los feudos que mantenía el PP en Quiroga y Taboada. En el primero de estos municipios, Independientes por Quiroga, PSdeG y BNG están al frente de un gobierno local que llevaba 36 años en manos del PP. El alcalde, el independiente José Luis Rivera, asegura que en estos primeros meses se están adaptando bien. Por su parte, el PP local vive una profunda crisis agravada por los problemas del exalcalde Julio Álvarez, acusado de un presunto delito de violencia de género.
En Taboada, el socialista Roi Rigueira gobierna tras el acuerdo alcanzado con el BNG. Un bipartito que puso fin a los sucesivos mandatos del PP, con Ramiro Moure con el bastón de mando desde 2009.
La principal novedad que dejaron las urnas el pasado mes de mayo en la comarca de Sarria fue el cambio de gobierno en Samos. Los tres ediles que obtuvo el BNG permitieron a Chus López asumir el bastón de mando con el apoyo de los dos de PSOE y propiciar así el cambio de gobierno tras 16 años con el exsocialista Julio Gallego.
El PP, con cuatro ediles y liderado por Miguel Gallego, hijo del exalcalde, ha realizado durante estos cien primeros días una férrea oposición, con numerosas críticas a la acción del nuevo gobierno.
Claudio Garrido, al frente de Camiña Sarria, también afronta su segundo mandato en minoría en esta localidad.