Una gran bronca final marca el cierre de ciclo en la Diputación de Lugo


El alcalde de Pol perdió los nervios y acabó insultando con gestos obscenos al de Becerreá

Las tensiones que el diputado no adscrito y también alcalde de Becerreá, Manuel Martínez, ha ido acumulando con sus excompañeros socialistas durante estos últimos cuatro años estallaron de forma abrupta en el pleno provincial de este martes, que además cerraba el ciclo de la actual corporación provincial al ser el último ordinario en celebrarse antes de las próximas elecciones del 26 de mayo.

El alcalde de Pol y también histórico militante del socialismo lucense, Lino Rodríguez, fue junto a Martínez el protagonista de esta triste bronca, que surgió a raíz de las dudas sembradas por el Partido Popular sobre la titularidad de los Permisos de Inicio de Actividade (PIA) de las residencias de mayores de Trabada y Pol, la primera de ellas abierta hace unos días.

El portavoz provincial del PSOE, Álvaro Santos, intentaba no responder de forma directa a los requerimientos del popular Juan Carlos Armesto, que insistía en saber si los permisos estaban a nombre de la Diputación, los concellos o Suplusa, por lo que el alcalde de Pol -localidad que pretende abrir su residencia en mayo- acabó por perder los papeles, contestando que él abriría su residencia "con permiso ou sen permiso". La afirmacion provocó un aplauso irónico de Martínez que, como es habitual en él, ya venía tensando la situación con la reiterada petición de turnos de palabra.

Todo ello acabó por alterar al de Pol hasta el punto de dirigirse a Martínez con varios cortes de manga y frases como "vai tomar polo cu" o "fillo de mala nai". El revuelo en el salón de plenos alcanzó en ese momento su máxima expresión, con un Darío Campos que fue incapaz de poner tranquilidad y que se embarulló entre reiteradas peticiones de calma hacia su compañero de filas y las amenazas de expulsión a Martínez.

Las diputadas Sonsoles López Izquierdo y Pilar García Porto fueron las que intentaron llevar un poco de cordura a la esperpéntica situación e incluso la primera de ellas se levantó de su asiento para dirigirse al del alcalde de Pol para tratar de calmarlo.

Como espectadores de excepción, los dos diputados del BNG decidieron abandonar el pleno. "É unha mágoa que acabe así esta lexislatura", fue la intervención de Antonio Veiga antes de seguir los pasos de su compañero de filas Xosé Ferreiro.

Posteriormente, los nacionalistas emitieron un duro comunicado, en el que justificaron su abandono por las "pelexas tabernarias entre os alcaldes de Pol e Becerreá", mientras que los populares calificaron el episodio como "un dos máis reprobables e vergoñentos que se teñen vivido contra a imaxe da institución".

En el mismo salón de plenos, Manuel Martínez lamentó que en todos sus muchos años como diputado, nadie hasta este martes, le había insultado de un modo tan grave, "meténdose coa miña nai", y criticó la actitud de Campos por no tener la misma vara de medir cuando se trata de echarlo a él o a un miembro de su equipo de gobierno.

Lino Rodríguez pidió disculpas horas más tarde por las formas de su reacción pero no por el fondo y criticó tanto a los populares como al diputado no adscrito, "polas continuas dúbidas que plantexan sobre as residencias. Intentan poñer todas as trabas posibles para evitar que poidamos abrir estes centros tan necesarios para concellos como o meu e prexudican aos meus veciños, que son os que menos culpa teñen en todo isto".


De gran amistad a enemigos irreconciliables 
La afinidad de los alcaldes de Pol y Becerreá iba, hasta hace poco, más allá de sus ideales políticos. Su amistad, reforzada incluso por algunos vínculos familiares —una ahijada del de Becerreá es nuera del de Pol—, se vio truncada cuando Martínez decidió favorecer la investidura de la popular Elena Candia como presidenta de la Diputación. Desde entonces, su relación no solo se enfrió sino que los enfrentamientos entre ambos se hicieron cada vez más evidentes.

 

El pleno aprueba reducir la línea de edificación en carreteras provinciales
El bronco final de pleno eclipsó algunos de los acuerdos alcanzados en el mismo y ello a pesar de la importante repercusión que tendrá para un buen número de vecinos. La propuesta de reducir las líneas límite de edificación desde los 15 a los siete metros en las carreteras provinciales contó con el voto unánime de toda la corporación, lo supone que muchas construcciones que hasta ahora quedaban fuera de los planes de ordenación municipal, a pesar de contar con licencia, puedan ahora incluirse en los mismos. 

La corporación también fue unánime para pedir una mayor implicación de las diferentes instituciones en el mantenimiento de los tramos urbanos de los cauces vinculados a las confederaciones hidrográficas Galicia- Costa y Miño-Sil. La propuesta fue planteada por los socialistas, aunque se aceptaron enmiendas de los populares y el no adscrito. 

La iniciativa popular para reconocer las fiestas parroquiales como patrimonio cultural inmaterial de Galicia también fue apoyada unánimemente por todos los grupos. También aprobó la corporación una moción de urgencia del BNG para reabrir el tramo cerrado por obras de la carretera entre Navia y A Fonsagrada. Los nacionalistas también presentaron una moción encaminada a la creación de un nuevo juzgado en Viveiro. 

Otro punto conflictivo del día fue la reprobación por el uso partidista y electoralistas que, según todos los demás grupos, hizo el equipo de gobierno socialista de inversiones realizadas desde la Diputación.

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