La autovía A-54, una historia interminable

El incumplimiento del cronograma de inversión, junto a dificultades como problemas contractuales con las empresas y la protección arqueológica y medioambiental, retrasan la ejecución de los tramos pendientes entre Palas y Arzúa
El puente sobre el valle del Pambre, de mil metros, será el más grande de la autovía en la provincia de Lugo. SEBAS SENANDE
photo_camera El puente sobre el valle del Pambre, de mil metros, será el más grande de la autovía en la provincia de Lugo.

No es solo la conservación de plantas endémicas como la santolina melidensis o de los yacimientos arqueológicos hallados en el trazado, ni tampoco los problemas contractuales con las empresas, las principales razones del retraso en la finalización de la autovía A-54 entre Santiago y Lugo. Estos tres argumentos aducidos por el Ministerio de Transportes y Movilidad deben considerarse dificultades añadidas para la ejecución de una obra convertida en el cuento de nunca acabar. Como en muchos otros casos, esta actuación se eterniza por el incumplimiento del cronograma de inversión.

El anuncio de una nueva demora en la finalización de los trabajos hizo resurgir la polémica. El secretario de Estado de Infraestructuras, el lucense Sergio Vázquez Torrón, explicó hace unos días que la A-54 no se terminará al menos hasta 2024. La reacción del PP no se hizo esperar, con iniciativas en el Senado y en el Parlamento gallego para exigir al Gobierno que concrete sus previsiones y respete el plazo previsto de 2022. La conselleira de Infraestruturas, Ethel Vázquez, sostiene que de mantenerse el ritmo inversor de dos millones de euros por mes, admitido por el Gobierno, la autovía no se acabará hasta 2026. El tramo Palas-Melide, completado en un 50%, cuesta 70.871.022 euros, y el de Melide-Arzúa, contratado en 88.591.852 euros, solo está avanzado en un 20%. Quedan más de 106 millones de euros sin ejecutar y si no se acelera el gasto habrá que esperar casi cuatro años y medio para cerrar.

"¿Sucedería lo mismo en otra parte del país?", se pregunta el empresario Jesús Manuel Graña, propietario de Jim Sports

En este contexto surge una pregunta obligada: "¿Sucedería lo mismo en otra parte del país?". Así lo plantea el empresario Jesús Manuel Graña, propietario de Jim Sports, una firma de proyección internacional afincada en el parque empresarial de Palas. Su análisis puede ampliarse a otras actuaciones viarias y ferroviarias gallegas. De poco sirvió que en las dos últimas décadas estuvieran al frente de Fomento dos ministros vinculados a Galicia, como el socialista palense José Blanco, o la popular Ana Pastor, diputada por Pontevedra.

NO ERA PAPÁ NOEL. A finales de 1999 se inauguró el trayecto Santiago-Lavacolla, el primero de la A-54, aunque la aprobación de esta infraestructura, incluida en el Plan Galicia, no recibió el espaldarazo oficial hasta el 22 de junio de 2004, con el apoyo de una una amplia mayoría en las Cortes Generales. Su finalización estaba prevista para 2010, pero esta obra ideada con la intención de reforzar la conexión del interior de Lugo con el Eje Atlántico, limitada a la comunicación con el norte de A Coruña por la A-6 y la autovía Ferrol-Vilalba, sigue siendo un sueño largamente acariciado.

La apertura en 2019 del recorrido entre Arzúa y Lavacolla, que acortó el viaje entre Lugo y Santiago en 15 minutos, dejaba dos trayectos pendientes. Cuando Iñigo de la Serna, ministro de Fomento del PP, puso la primera piedra del recorrido entre Melide y Arzúa, adjudicado en febrero de 2018, se daba por hecho que la autovía sería una realidad en cuatro años. Era como la ilusionante llegada de Papá Noel a Galicia, pero los trabajos nunca cogieron velocidad de crucero. Nada aconteció según lo esperado. El Gobierno calcula ahora que este tramo acabará en 2024 y el de Palas-Melide, iniciado en julio de 2017, en 2023.

MOTIVOS DEL RETRASO. Vázquez Torrón desmintió que el aplazamiento se deba a una cuestión presupuestaria. En el caso del proyecto Melide-Arzúa, de algo más de 16 kilómetros, atribuye la situación a problemas contractuales con las empresas adjudicatarias, lo que provocó que las obras lleven ya meses paradas. Los ajustes presupuestarios y la elección de la firma que rematará el proyecto son los obstáculos que debe solventar el Ejecutivo central.

Otro hándicap en este recorrido es el hallazgo de un gran número de vestigios arqueológicos de distintas épocas, un total de catorce, que se deben proteger. Inicialmente se hicieron cautelas arqueológicas en A Roda, Barros, Vilantime y Castro, pero también se localizaron mámoas, fosas y yacimientos romanos. Esta concentración contrasta con la del tramo Palas de Rei-Melide, donde solo se protegieron dos lugares con restos arqueológicos.

Los 12 kilómetros entre Palas de Rei y Melide son de mayor dificultad técnica y contarán con el puente más largo de la provincia, de un kilómetro de longitud, sobre el valle del Pambre. Durante la redacción del proyecto se eliminó un puente en Sambreixo por su impacto paisajístico y su cercanía a bienes como el castillo y el balneario de Pambre, el Camiño Francés o los torrentes del Mácara.

El gran cambio de trazado se hizo para minimizar el impacto ambiental en la Serra do Careón, lo que llevó a la supresión de un viaducto y a variar el diseño de los dos puentes en paralelo sobre el río Seco y dejarlo en una única estructura, más reducida. De este modo se quiere proteger flora endémica en peligro de extinción, como la santolina melidensis, la magarza de Barazón y la herba de namorar de Merino. Botánicos de la USC hicieron un estudio para arbitrar medidas compensatorias que preserven estas especies.

Circulación lenta y mucho tráfico pesado
Los 38 kilómetros de la A-54, desde Nadela a Palas de Rei, son los únicos que están abiertos en la provincia. El retraso de las obras afectan especialmente a los vecinos de Palas, Melide y Arzúa, "pero no tanto al transporte o a las empresas", dice Jesús Manuel Graña. El desplazamiento diario desde Melide a Palas que hacen muchos trabajadores de Jim Sports "es muy lento, por una N-547 con mucho tráfico pesado y donde se bajaron más las limitaciones de velocidad". Las largas travesías melidá y arzuana suponen un tapón para la circulación.

Incertidumbre
"Como de costume, os políticos deron prazos que non se cumpren", afirma Manuel Vázquez, presidente de Asetem, el colectivo de empresarios de Melide. Vázquez apunta que la finalización de la A-54 genera incertidumbre en la localidad, "xa que moitos pobos polos que discurren as autovías quedan mortos".

 

Recogen material genético de plantas para conservarlas
Un equipo de botánicos de la universidad de Santiago (USC) analizó el impacto de la obras en especies como la santolina melidensis y otras plantas que corren riesgo de desaparecer. Los investigadores recogieron material genético de las mismas, que se conserva en el banco de germoplasma de la USC y ya cultivan en invernadero los primeros ejemplares. Estas medidas compensatorias «non só buscan que as prantas se manteñan en zonas como A Bacariza, afectadas pola autoestrada, senón plantar exemplares en terreos axeitados para esta flora singular», indica Roi Carballal, uno de los investigadores que participaron en el trabajo encargado por la Xunta.

Otras acciones
Las medidas compensatorias también incluyen el control de especies invasoras que puedan llegar, así como un protocolo de seguimiento que se prolongará durante cinco años una vez finalizada la autovía.

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