Antenas espías nazis en el corazón de Lugo

La cercana a la cárcel de Bonxe está integrada por vallas planas, que formaban una estructura redonda, y la segunda por antenas circulares
Edificio en el que se recogían los datos captados por las antenas.EP
APENAS HAY documentación oficial sobre su existencia, pero las antenas de la unidad de radiotelegrafía de Outeiro de Rei jugaron un importante papel para la interceptación de comunicaciones por los servicios de inteligencia de la Alemania nazi. El tesón investigador del ingeniero técnico agrícola lucense Luis do Rego Santín, que también es alférez reservista voluntario del Ejército del Aire, permitió ahondar en el uso de este complejo, ubicado en Bonxe, que se creó bajo el paraguas del acuerdo de colaboración de Hitler con Franco.

Las misiones alemanas contra los transportes aliados en el Atlántico zozobraban en 1941. Cuando los submarinos llegaban al punto establecido, el convoy que pretendían atacar ya no estaba allí. Las constantes filtraciones obligaron al almirante alemán Doinitz a contrarrestar esta situación mediante la mejora de la red de captación de mensajes aliados. A ello se unía la ampliación de las zonas de operaciones en la batalla del Atlántico, que dejaba en una desfavorable situación geográfica sus estaciones de captación de radio como Soest, Langenargen, Neunmüster o Brest.

Estas circunstancias obligaron a los nazis a buscar cooperación con otros países en materia radioléctrica. "Es en este contexto cuando, en la primavera de 1941, Hitler intenta de nuevo conseguir la transigencia del general Franco para instalar bases en Galicia", indica Luis do Rego, que al hacer esta afirmación alude a un artículo del teniente general español Querol Müller, escrito en 1948.

La Marina alemana recabó la colaboración de la empresa Telefunken "para crear un sistema de máxima sensibilidad para evitar interferencias e interceptar, grabar y descodificar las comunicaciones de radio", comenta Do Rego. Para ello se crearon conjuntos de antenas direccionales de banda ancha, con amplificadores, con una división en bandas de 12 a 200 metros para combinar frecuencias.

Equipos de este tipo se instalaron en Outeiro de Rei "para ayudar a la navegación marina y aérea, pero también para recoger datos con el fin de descifrarlos y tomar decisiones de inteligencia predictiva", agrega. De ahí la presencia de militares alemanes, junto a los soldados españoles, en la unidad radiotelegráfica.

Los equipos receptores contaban con un conjunto de antenas capaces de combinar frecuencias y con un circuito de pantallas reflectoras para evitar interferencias. Se trataba de una red terrestre fija que realizaba una labor similar a la de la radiogoniometría móvil con camiones sobre el terreno.

ACUERDO. El acuerdo entre España y Alemania se reflejó inicialmente en la colaboración de metereólogos españoles y alemanes en 1941 en la estación de Ribeira, desde donde se lanzaba a diario el radiosonda de la Marina germana. Al año siguiente también se hacían radiosondeos desde las estaciones de O Grove y Marín. Estos datos metereológicos eran imprescindibles para la aviación.

Siempre se habló de tres gigantescas antenas nazis ubicadas en Cospeito y Abadín, pero las estaciones de Pedrafita y Outeiro de Rei permanecían en un misterioso olvido. En A Montaña había una estación metereológica y un radiofaro, "lo que constituye una evidencia de autovías aéreas", destaca Luis do Rego.

En 1943 se creó la Unidad de Radiotelegrafía del Servicio Radioeléctrico con estaciones en Alcalá del Río (Sevilla) y Bonxe, dependientes de la Dirección General de Protección del Vuelo, creada ese año y que controlaba el Servicio Nacional de Metereología y el Servicio Radioeléctrico. Ambas unidades estaban bajo el mando del teniente radiogoniometrista Román Viudez Prieto. Junto a la RA Atlántica de Lugo, nombre oficial de ese destacamento, se instalaron estaciones de radio en Ferrol, Santiago y O Grove, "La información salía desde Galicia, como cabecera de sector, hacia Valladolid y Madrid, que la reenviaba a Berlín", aclara Do Rego.

El archivo del Ministerio del Aire apenas tiene datos desclasificados sobre estas unidades de la Dirección General de Protección de Vuelo, que dejó de funcionar en 1952. "Solo tuve acceso a un documento con la plantilla de personal y un telegrama de 1947 que alude al servicio de radiotelegrafía de Lugo", apunta el autor del estudio. "Todo era secreto porque lo impuso Franco", añade.

Es muy posible que la estación de radiogoniometría de Outeiro de Rei cubriera un área comprendida entre el Golfo de Vizcaya y el Canal de la Mancha y Lisboa, y la de Sevilla la zona sur de Portugal y el Estrecho, según Do Rego.

AUMENTO DE PLANTILLA. Las instalaciones se hicieron con material y personal germano. La puesta en marcha del proyecto se reflejó en un significativo aumento de la plantilla. En abril de 1943 había trece radiogoniometristas y seis mecánicos radiotelegrafistas, cifra que pasó en poco tiempo a setenta personas, tal como acredita documentalmente Do Rego.

La primera estación de Bonxe contaba con un acuartelamiento en la zona donde se encuentra el centro penitenciario y una parcela anexa donde estaban las antenas. En agosto de ese año, la unidad fue visitada por el ministro Vigón, acompañado del teniente coronel Iglesias Brage, coincidiendo con la ampliación de la plantilla.

A partir de 1944 se dispuso de una segunda parcela, conocida por los mayores del lugar "como el campo de fútbol". Allí se ubicó un conjunto circular de ocho antenas, sin pared reflectora, lo que induce a pensar en la aplicación del sistema Wullenwever y Brommy de Telefunken, considerado el más avanzado de la época.

Las primeras referencias a la radiogoniometría en red terrestre fija y el empleo de radiogoniometros Adock de onda medida y corta son de 1947 y están recogidas en un artículo publicado en la Revista de Aeronáutica por el teniente coronel Azcárraga, responsable de la Dirección General de Protección de Vuelo, sobre los desplazamientos aéreos de larga distancia. "En este trabajo se evidencia el uso en España de sistemas de radiogoniometría aplicados por la Marina alemana", manifiesta Do Rego.

La estación radiotelegráfica mantuvo su importancia al término de la Segunda Guerra Mundial. El 27 de septiembre de 1945 había 49 radiogoniometristas y 15 mecánicos radiotelegrafistas, según figura en un expediente del Archivo General e Histórico del Ministerio del Aire. Esta unidad se convirtió en su última etapa en Destacamento de Outeiro de Rei hasta el 15 de diciembre de 1965, cuando el sargento especialista Manuel Félix Fernández Sánchez, que había llegado a la base tres años antes, "recibe la orden de proceder a su desactivación", cuenta Do Rego.

Las ‘torres de Hitler’ tenían una función diferente

Las tres antenas nazis de O Arneiro y Momán, en Cospeito, y en A Graña (Abadín) eran las más conocidas por sus cien metros de altura y su gran alcance. Las llamadas torres de Hitler tenían una función y una tecnología distintas a las de Outeiro de Rei. Servían para triangular la navegación de aviones, barcos y submarinos. Eran un precedente del moderno GPS. Su sistema Elektra- Sonne fue utilizado después por el ejército británico con el nombre de Consol.

En servicio
Estas radioantenas estuvieron en servicio hasta los 70, primero con los alemanes, luego por los ingleses y, finalmente, por la aviación española. La última se vino abajo en 2006, derribada por el ciclón Klaus.

Una estación similar a la de Frickingen y otra de tipo Wullenweber

La cercana a la cárcel de Bonxe está integrada por vallas planas, que formaban una estructura redonda, y la segunda por antenas circulares

La primera estación radio eléctrica creada en Bonxe, situada en la zona del centro penitenciario, era similar a la planta de Frickingen, diseñada por el Instituto de Desarrollo de las Comunicacións Navales (ENK). Las características de este sistema fueron expuestas por Hermann Janssen en un taller de navegación en 1944.

Su arquitectura funcional estaba formada por un circuito de antena, con capacidad de banda ancha, integrado por 34 vallas planas que componían un círculo de 90 metros de diámetro. Cada valla constaba de ocho cables de cobre, suspendidos de una viga, y estaba conectada con un goniómetro, a través de conductores subterráneos de alta frecuencia entubados en zanjas. Así se conectaban con el eslabón de una cadena de retardo dispuesta de manera rotatoria. Las salidas de las dos mitades simétricas de la cadena iban al receptor a través de un transformador. Estos equipamientos, con el osciloscopio de marcación, se ubicaban en un edificio situado en el centro del círculo de vallas.

En la zona donde se encuentra actualmente el circuito de velocidad se asentó un sistema de antenas circulares. El científico Hans Rindfleisch, expuso esta tecnología en un taller sobre antenas. "Al La unidad radiotelegráfica olvidada | término de la guerra fue copiado tanto por los americanos como por los rusos y se utilizó con fines militares hasta 1993. Los ingleses prefirieron continuar con su propio sistema", agrega Do Rego.

Este arquetipo Wullembeber era el sistema más innovador. "No existía entonces ninguna tecnología similar. Nadie usaba ese sistema circular de banda ancha, solo los alemanes", precisa este reservista lucense.

Luis do Rego supervisó las canalizaciones subterráneas que iban hacia el goniómetro del edificio principal, que todavía se conserva en las cercanías de la prisión de Bonxe. "Lo único que falta en ambos lugares son las antenas y las estructuras que las sostenían", agrega el autor de esta investigación que contribuye a rescatar del olvido una instalación sobre la que nada se sabía, al mantenerse su actividad dentro del ámbito de la información reservada.

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