La sequía tiene en jaque al sector primario lucense. Uno de sus efectos es la fuerte bajada en la producción del maíz forrajero, que en las últimas décadas se convirtió en la principal fuente de alimentación de la cabaña de vacuno de leche. El calor afecta a los animales, que bajan entre un 10% y un 15% su rendimiento. La ganadería de carne también se resiente al secar los pastos, "o que fai que, como no sector lácteo, se boten man da herba almacenada nos silos, co problema de desabastecemento que se pode crear de cara ao inverno", explica Félix Porto, secretario de Acción Sindical de Unións Agrarias. En el ámbito agrícola, la producción en gran invernadero se redujo alrededor de en un 30%.
"O impacto da vaga de calor no sector gandeiro é bestial. Non só na provincia de Lugo, senón en toda Galicia. A redución do cultivo de millo chega ao 50% nalgunhas zonas con perdas millonarias", agrega Porto.
Excepto en fincas de tierras hondas o cercanas a la costa, la mayoría de parcelas el maíz sufren un estrés hídrico elevado. El consumo del forraje almacenado en los silos, tras una campaña marcada también por escasez y la subida del gasóleo y de los plásticos, conlleva el riesgo de una dependencia excesiva de los mercados exteriores. Así lo entiende Elías Somoza, coordinador de Fruga en Lugo. "Dentro duns meses podemos atoparnos sen forraxe propio e pendentes dun mercado no que seguirán subindo os prezos, xa que a caída da produción de cereal é un fenómeno mundial", precisa.
Mientras que los insumos se disparan, las altas temperaturas merman la producción de leche. Elías Somoza recuerda que este problema "remóntase a meses atrás, pero acentúase no verán".
El coordinador de Fruga recalca que a las olas de calor derivadas del cambio climático se unen otros factores estructurales como "unha política favorable á forestación de terras agrarias nos últimos 20 anos, o cal impide facer un pastoreo extensivo do gando".
Caída de la producción agrícola
La producción en grandes invernaderos tuvo un especial impacto en el tomate, con caídas del hasta el 70%, y en menor medida de la lechuga, de acuerdo con los datos de Unións Agrarias. Félix Porto subraya que la incertidumbre se cierne sobre la plantación durante estas fechas de hortalizas de invierno, como la coliflor, el repollo y el brécol.
La escasez de lluvia genera problemas de abastecimiento en lugares donde no hay traída municipal y los ganaderos utilizan traídas locales o pozos. "Xa atopamos casos nos se ven obrigados a coller auga do río, polo que lles ofrecemos a nosa colaboración para tramitar as solicitudes para facelo ás confederacións hidrográficas ou a Augas de Galicia, segundo a zona, pois é necesario facer unha comunicación previa", manifiesta Porto.
La población no nota tanto la sequía, pese a las restricciones al consumo o para la racionalización de uso dictadas en municipios como Pantón, Sober, Castro de Rei, Guntín, Ribas do Sil o Taboada. Por el contrario, los agricultores comprueban como el caudal de los arroyos, fuentes y pozo situados en sus fincas tienen muy poca agua o carecen de ella.
"Recollemos o tomate nunha semana e parte da colleita estragouse"
"A seca afectou moito á colleita de tomate a finais de xullo. Medrou todo á vez en moitas explotacións. Nós collimos uns 5.000 quilos nunha semana, pero outra parte das plantas queimouse. Esa é a razón pola que agora escasea este produto", afirma Javier Miranda, propietario de la empresa Hortícola Miranda de Riotorto.
Las circunstancias climáticas extremas provocan una mayor inestabilidad en la producción, "xa que hai momentos nos que o mercado está saturado e outros no que está desabastecido, como sucede agora co tomate. As subidas e baixadas de temperaturas serán unha dificultade máis que teremos que afrontar", recalca este emprendedor riotortense.
Los pimientos y las hortalizas de hoja verde, como la lechuga y conocido repollo premium que comercializa esta firma a lo largo del año, también se vieron afectados por las altas temperaturas. "Houbo moito estrago". Otros productos, como las judías, alcanzaron los 4,50 euros el kilo por su escasez.
El calor redujo la producción de lechugas y repollo y si vuelve este mes perjudicará a hortalizas de invierno
Las lluvias caídas esta semana permitieron que la tierra "tomase certa tempura. Está máis fresca, pero estamos pendentes da evolución do tempo ata o 15 de agosto, que é a data que nos fixamos para plantar as hortalizas de inverno, como a coliflor, xa que pronto comezarán a baixar as horas de luz. Tamén imos plantar grelos antes de que remate o mes. Un exceso de calor prexudicará a colleita", manifiesta Miranda.
Las elevadas temperaturas se notaron también en la cosecha de patata, ya que disminuyó el número de tubérculos por planta y su tamaño. "Cando hai moito calor, a planta estrésase e dá menos froito", destaca el propietario de Hortícola Miranda. Pese a estos condicionantes, la cosecha del se salvó en gran parte porque "estamos preto da Mariña, nunha zona que ten un clima entre tibio e frío que é moi axeitado para as patacas".
"As vacas sofren estrés calórico e dan menos a partir dos 22 graos"
Las sucesivas olas de calor tienen efectos que van mucho más allá de que sintamos altas las temperaturas. Las subidas en los termómetros también provocan problemas a los ganaderos, ya que, por ejemplo, en el caso de las vacas estas sufren "estrés calórico" en los días de calor sofocante.
Así lo explica José Carlos Vega, de la ganadería Reigada, de Castro de Rei. "Aínda que de bebida teñan suficiente, levan unha dieta de moitas calorías, o cal lles sube a temperatura. Para elas o mellor sería que estivésemos a dez graos todo o ano, por iso a partir dos 22 xa empezan a notar ese estrés calórico; é moita calor para o seu día a día e baixa a produción", dice.
En la ganadería Reigada instalaron sistemas de duchas y ventilación para refrescar los animales
Por ello, en esta explotación, que cuenta con casi 400 cabezas de ganado, este año han pensado en hacer frente a esta situación, que parece que será "cada vez máis" habitual, instalando "algún sistema de refrigeración" en sus naves. Ya en 2014 instalaron en alguna ventiladores, pero en estos días se puso en marcha unos "sistemas como unhas duchas" para que "o animal se refresque un pouco e reduza esa calor que ten", apunta José Carlos, que es propietario de otras dos explotaciones en Pol y Cospeito en las que también prevé instalar este mecanismo.
En cuanto a la escasez de agua, Vega asegura que la situación de momento "non é crítica" y que "entre os pozos propios e as traídas imos amañando". "Pero se non chove nos próximos 15 días complicarase. Foi un ano moi seco, os caudais están baixos e leva tempo sen chover de verdade", asegura.
En este sentido, hay cultivos que se pueden ver afectados, aunque todavía es pronto para saberlo. "Nos plantamos millo e nas nosas parcelas non hai problema, pero é pronto para sabelo. Nestas datas de verán é o peor momento, sempre hai dúbidas, pero penso que será un ano normal", señala José Carlos, que también apunta que la situación puede variar dependiendo de la zona. "Na metade norte da provincia de Lugo non creo que sexa un ano malo de millo, pero no sur...", asegura, confiado en que el tiempo dé una tregua y llueva las próximas semanas.
"As cepas máis vellas están comezando a secar; isto é inédito"
El sector vitivinícola de la Ribeira Sacra también se está viendo afectado por la sequía. Tanto es así que algunas cepas viejas comienzan a secarse y a los viticultores de algunas subzonas les preocupa la falta de agua de cara a la inminente vendimia.
"Os terreos que son máis pobres ou que están en pendente non reteñen ben a pouca auga que caeu e a seca xa se está notando, sobre todo en cepas moi vellas, que empezan a secar, algo case inédito", explica Manuel Gómez, de Bodegas Val de Quiroga.
El pasado jueves, la tormenta que afectó al valle de Quiroga dejó, según las mediciones de Manuel Gómez en los pluviómetros instalados en sus viñas, 13 litros por metro cuadrado. "É máis que en xullo, cando en todo o mes só caeron oito litros, pero é unha miseria, non chega. Serve para regar os enxertos, pero non para as cepas, porque a auga non alcanza as raíces da vide", señala.
Las bodegas de la subzona de Quiroga miran al cielo tras un mes de julio muy seco, casi sin precipitaciones
En el caso de los injertos que plantaron en los últimos dos años, explica que estas últimas semanas los han estado regando en la raíz para evitar que se sequen. Toman el agua de manantiales propios y la almacenan en varios depósitos. Reconoce que sin ellos les resultaría muy complicado garantizar el crecimiento de estas vides.
Otro de los aspectos que preocupa en Quiroga —en otras zonas de la Ribeira Sacra la situación está mejor— es que, si no llueve más, los vinos de esta cosecha pueden salir "desequilibrados".
Manuel Gómez teme que la uva vaya a quedarse "pequena e con moita concentración de azucre, porque a planta precisa humidade e terá que collela da uva ao estar todo seco ao redor".
Este viticultor dice que los efectos de la sequía se notan también en los olivos del valle de Quiroga, a los que les ha caído más la hoja que de costumbre, y hasta en los animales: "Case non se ven toupas ao non haber miñocas pola falta de humidade".