Santa Eulalia de Bóveda, una parroquia hecha de piedra y agua

La parroquia lucense destaca por su conexión con la historia, un terreno fértil en restos arqueológicos como el templo romano, las mámoas e incluso un castro. Las fuentes y las casas de granito completan el paisaje

Templo prerrománico de Santa Eulalia de Bóveda. AEP
photo_camera Templo prerrománico de Santa Eulalia de Bóveda. AEP

LA CONEXIÓN de Santa Eulalia de Bóveda con la historia es innegable. Los vecinos de la parroquia tienen mucho de lo que estar orgullosos, para empezar por su famoso templo prerrománico, un edificio único en la península por su entrada de herradura, sus frescos y pasado pagano. Sin embargo, la parroquia esconde otros secretos en sus tierras.

En distintos puntos de la localidad se pueden encontrar mámoas absolutamente impresionantes que todavía esconden sus secretos bajo tierra. Algunas se encuentran entre la maleza, otros son notables por su tamaño y forma. Hace tiempo que están clasificadas. Existen más restos de los habitantes originales, antes de la llegada de los romanos.

En el castro de Corbazán todavía se puede ver la forma de la población delimitada entre los árboles, aunque los restos siguen enterrados bajo tierra. Los vecinos Luis Rodríguez Carreira y Suso González recuerdan que siempre se supo de la existencia de un castro en la zona. No fue hasta hace 20 años que se comenzaron a revelar sus secretos. «Atoparon pezas de cerámica», comenta González, además se halló una antigua fuente de dos partes, que no conocía nadie.

La parroquia es muy rica en agua, algo que explica que haya atraído a castreños y romanos en el pasado. En su geografía se pueden encontrar fuentes nuevas y viejas hechas de granito, algunas podrían datar incluso del S. XIX. La riqueza paisajística de la zona es evidente. «Case todas as casas teñen un ou dous hórreos», describe González. Estas estructuras son muchas de piedra original y conservan además la madera.

CENTRO DE CORBAZÁN

Los vecinos supieron siempre que la parroquia escondía un castro, aunque continúa bajo tierra

PEREGRINOS

El Camino Primitivo no pasa por aquí, pero son muchos los peregrinos que se desvían para ver el templo romano

El granito es fundamental en la parroquia. Hasta hace tres años todavía funcionaba una cantera local que llegaba a mandar bloques para la construcción de la Sagrada Familia, los rumores dicen que también se realizó un envío para una casa del expresidente Bill Clinton. También se encuentran penas naturales, grandes y curiosas que decoran algunas fincas. No todo son historias inanimadas, los vecinos todavía recuerdan como la banda del barrio de Cabanas se negó a tocar música cuando comenzó la guerra.

Las casas también están hechas de esta piedra que les da un toque tradicional, viviendas bajas y solidas. Sin embargo, el granito no vino de la cantera, sino del monte Pedroso famoso porque su piedra ya que podía «cortarse por onde se queira», explica el vecino Luis Rodríguez.

Algunas de estas casas están abandonadas, otras tienen sus propias historias. Todavía quedan los restos de la antigua fragua en la que el herrero trabajaba y realizaba herramientas para los ganaderos de la zona. Los vecinos ya casi no recuerdan cuando fue la última vez que funcionó. No muy lejos los vecinos señalan el lugar en el que se erigía un antiguo hospital de peregrinos, al menos eso es lo que se piensa. De ese edificio solo queda la entrada.

Todavía llegan peregrinos a la parroquia, aunque el Camino Primitivo no pasa por ahí. Son muchos los que hacen un desvío para poder visitar el templo de Santa Eulalia y a la vez apreciar la belleza rústica del pueblo. Sobre el antiguo lugar de culto se encuentra la iglesia de Santa Eulalia de Bóveda que data del 1.600 según los habitantes. De allí sale el Cristo en procesión el primer domingo de septiembre. La procesión cruza un sendero entre vallas hasta llegar a un crucero de granito en el que se levanta una enredadera de piedra. Tanto la imagen de Cristo como el crucero datan de los años 40 del siglo pasado.

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