Una ganadería atacada en Friol pide medidas porque "o mal non é o lobo"

La ganadera Concha Blanco perdió siete vacas por los ataques, la última este martes

Concha Blanco, con la mastina que está criando. XESÚS PONTE
photo_camera Concha Blanco, con la mastina que está criando. XESÚS PONTE

No es tan común que la propia ganadera que sufre ataques por el lobo sea, al mismo tiempo, defensora del animal. Pero ese es el caso de Concha Blanco Portecelo, que aún después de perder una novilla la madrugada del martes pasado en el último ataque del animal a su explotación en Condes (Friol), se debatía entre la impotencia y la necesidad de la convivencia, para la que reclama medidas a la Administración.

Adelaida era el nombre de la vaca que no estaba junto a las demás la mañana del martes. Ella insiste en decir su nombre, para poner en relieve un vínculo y la dificultad de computarlo en un número, los cerca de 2.000 euros en los que valora el séptimo animal que perdió desde que, en el año 2011, reconvirtió a ecológico las tierras de la explotación que ya habían sido de sus abuelos para tener, fundamentalmente, vacas de leche en extensivo.

Hasta el año 2013, sin embargo, nunca habían tenido constancia de los ataques del lobo. "Estamos aprendendo a convivir con algo que non tiñamos", dice, frente al incremento del número de ataques de los últimos años.

Blanco considera que el lobo es un recurso a potenciar, pero que se necesita "axilidade nas axudas e ordenación"

Desde O Xan, el grupo de opinión sobre la gestión del lobo en Galicia -en el que participa- no se atreven a hablar de un aumento del censo, pero sí que indican que existen factores que hacen que ciertas ganaderías sean más vulnerables; ganaderías como la suya, que ampliaron su base territorial, las más cuidadosas con el medio. "Nós somos responsables, cos animais, co territorio, e tamén co lobo", comenta Blanco.

Como parte de esa responsabilidad, ella ya ha dado varios pasos. Después del primer ataque, incorporó una burra a la explotación, para que avisara a las vacas -"pero non funcionou"- y ahora está criando una mastina, costeando ella misma el seguimiento técnico.

Sin embargo, Concha Blanco reclama más medidas a la Administración porque, según considera, "o mal non é o lobo". Según ella, "se o nome de Friol significa 'terra de lobos', como din, o lobo é algo que forma parte da cultura, e que se ten que conservar, e incluso explotar", subraya. Sin embargo, afirma que "a xestión do lobo e da biodiversidade non pode caer só nos gandeiros".

Como en muchas otras explotaciones, reclama agilidad en la tramitación y cobro de las ayudas "que chegan dous anos despois no mellor dos casos", así como medidas "de ordenación do territorio". No quiere que la lista -Cuore, Luna, Masha, Bela, Basila, Sila y Adelaida- siga creciendo.

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