Fallece a los 91 años Manuel Quiroga, cura en O Corgo y en O Páramo

El funeral será este sábado en la iglesia de San Francisco Javier de Lugo
El sacerdote Manuel Quiroga
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El sacerdote Manuel Quiroga falleció a los 91 años de edad. Se encargó de las parroquias de Moscán y Saa, en el municipio de O Páramo, así como de las de Escoureda y Maceda, en O Corgo.

Durante más de seis décadas ofició en Moscán, localidad de la que fue nombrado cura en 1954. Posteriormente se hizo cargo de las restantes iglesias.

En el año 2017 se jubiló, tras lo que se trasladó a Lugo y acudía todos los días a los oficios del templo de San Francisco Javier.

Su trabajo como párroco lo compaginó con la labor de archivero auxiliar de la diócesis de Lugo. La misa de funeral por el sacerdote tendrá lugar este sábado, a las 17.00 horas, en la iglesia de San Francisco Javier de Lugo. A continuación, recibirá sepultura en el cementerio de Francos, en Baralla, de donde era natural. 

Buen sacerdote y gran persona, por Luis López Pombo

Con gran pena recibo la noticia del fallecimiento del sacerdote don Manuel Quiroga López, exparróco de Saa y Moscán. Lo conocí en la segunda mitad de la década de los años setenta del siglo pasado; si la memoria no me falla, debió de ser a finales de 1975. Por aquel entonces empezaba a recabar datos para mis primeras genealogías y como casi todos comencé haciendo la de mi familia; andaba don Manuel conjuntamente con don José Lebón catalogando y clasificando cientos de libros de actas sacramentales y de otro tipo que iban llegando de los archivos parroquiales de la extensa diócesis de Lugo; su trabajo fue ingente, porque además tenía que atender a los que por allí íban a recabar datos y por si fuera poco buscar cientos de partidas de bautismo que hijos y nietos de emigrantes pedían, principalmente de los países hispanoamericanos.

El bueno de Manuel sufría lo habido y por haber cuando la petición decía algo como natural de Lugo, sin más, con esos escuetos datos era casi imposible dar con la partida, pero aun así hubo casos que pudo resolver; él siempre atento a que no les faltasen a los investigadores los libros que le pedían.

Celebraba misa por la mañana en la catedral y siempre nos preguntaba si nos hacía falta algún otro libro, documentos o legajos, y así poder avanzar en la búsqueda de los datos. Aun estando enfermo de una maligna dolencia que logró superar él no cesaba en su trabajo y en la buena custodia de los documentos que tenía a su cargo.

En definitiva era un buen sacerdote, una gran persona y un gran amigo, que Dios lo acoja en su presencia. D.E.P. 

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