Una investigadora apunta que el cáncer y el envejecimiento guardan una estrecha relación

La directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), María Blasco, ha destacado hoy la relación que existe entre el cáncer y el envejecimiento, "dos procesos que aparentemente no tienen relación", pero que, según ha señalado, "se encuentran íntimamente ligados por sus orígenes".

De hecho, ha señalado, dentro de los Cursos de Verano de la Universidad de Cantabria, que mientras que las células sanas tienen una vida limitada, las cancerosas "tienen el secreto de la inmortalidad", según ha informado la institución académica en un comunicado.

En su ponencia "Hacia la extensión de la vida en mamíferos", Blasco ha achacado esta diferencia "fundamental" entre ambas clases de células a que cuando las sanas se dividen para regenerar los tejidos, sus genes se duplican para repartir una copia.

El problema, según Blasco, es que esta réplica genética no es perfecta, sino que pierde algunas estructuras de cada cromosoma "esenciales para la viabilidad de las células". Para evitar esto, el ser humano cuenta con una enzima que "es capaz de reconocer el final de los cromosomas y añadir secuencias nuevas", ha explicado la investigadora.

Sin embargo, ha puntualizado, que esa enzima deja de ser activa al nacer, por lo que a medida que el ser humano envejece y las células se van dividiendo para regenerar los tejidos, "también se van acortando". "Esta es una de las causas por las que envejecemos", ha argumentado la investigadora, quien ha explicado que esto no le ocurra a las células cancerosas, ya que poseen una carga poderosa de esa enzima.

Según Blasco, "tener esta enzima de la eterna juventud, que les permite dividirse indefinidas veces, es lo que las convierte en inmortales".

Además, ha subrayado que la velocidad del proceso de pérdida de esa enzima depende de las características de cada persona y de sus hábitos de vida, y en la medida que se conozca cuál es se podrá averiguar la edad biológica de cada individuo.

Por esta razón, en los últimos años se ha intentado medir la celeridad a la que eso ocurre, ha indicado Blasco, quien ha señalado que los actuales test genéticos establecen el nivel de riesgo de padecer patologías, pero no permiten predecir el momento de su aparición. Para ello, el grupo de trabajo que dirige Blasco está realizando un estudio y desarrollando diferentes fórmulas.

Todos estos descubrimientos, ha explicado la investigadora, pueden cambiar la manera de entender la medicina, para, en vez de tratar las enfermedades una vez aparecidas, desarrollar fármacos que actúen de antemano sobre las patologías que cada individuo tiene más riesgo de padecer.

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