El Centro de Cultivos Marinos de Ribadeo trata de recuperar los bancos de coquina

Estudia las causas de la progresiva desaparición en Galicia de este molusco, que tiene un gran valor comercial
Instalaciones del Centro de Cultivos Marinos, donde se ubica el cultivo de fitoplancton para alimentar a los moluscos.
photo_camera Instalaciones del Centro de Cultivos Marinos, donde se ubica el cultivo de fitoplancton para alimentar a los moluscos.

El Centro de Cultivos Marinos de Ribadeo (Cima) se encuentra inmerso en un ambicioso proyecto para intentar recuperar la coquina, que se encuentra en vías de extinción en Galicia. Un equipo formado por una quincena de expertos, mayoritariamente mujeres: biólogas, técnicas de laboratorio, técnicas de producción y especialistas en análisis y control, que se afanan por rescatar esta especie de gran valor. Estas expertas colaboran con otros equipos de las tres universidades gallegas. «Trabajamos con un equipo de genética de A Coruña; con uno de microbiología en Santiago y en Vigo con uno de sedimentos que nos ayudan a sacar adelante esta iniciativa», explica Dorotea Martínez, directora del Cima.

«Estamos estudiando el motivo por el cual desaparece esta especie en nuestra comunidad. Analizamos, con equipos de diversas especialidades, todos los ámbitos para lograr determinar cual es su problema de que se estea extinguiendo y planteamos si se podría recuperar», comenta Martínez.

En el Cima se encargan también de hacer pruebas de cultivo y cría, así como de laboratorio y estudiar el comportamiento de la coquina en el medio natural. Martínez destaca que la situación de este bivalvo es totalmente límite, pues el único banco natural que queda en la comunidad gallega es el del municipio de Valdomiño, cerca de Ferrol. La importancia de la recuperación de la coquina es además su gran relevancia comercial. «Aunque esta especie existe en otros puntos de España, el tamaño comercial de aquí es mucho más alto y se cotiza mucho más. Si en un kilogramo en una lonja del Sur vale unos 6 euros, aquí podría llegar a cotizarse a más de 30», explica la directora del Cima.

El centro también está trabajando en el cultivo intensivo de varias especies de interés marisquero. «Nos enargamos del cultivo de la almeja, como la rubia o la fina, y también de la navaja», comenta. «Vigilamos todo el proceso de cría, desde que traen los adultos de las playas para el desove, hasta la cría de las larvas y la siembra. En el laboratorio investigamos y analizamos los reproductores y las semillas. Además, las alimentamos a diario y estudiamos que comida es más apropiada dependiendo de la fase del cultivo en la que se encuentren», dice.

Un referente

El Centro de Cultivos Marinos de Ribadeo, un organismo dependiente de la Consellería de Medio Rural, se fundó en el 1978. A lo largo de sus más de 30 años de vida se ha convertido en un referente a nivel estatal, europeo e incluso en el extranjero. Sus importantes estudios y tesis doctorales sobre los moluscos llevan a que, periódicamente, expertos de todas las partes del mundo acudan a estudiar los diversos métodos de cultivo y producción empleados en el centro. «La semana pasada estuvieron unos catalanes viendo las instalaciones porque estaban pensado llevar a cabo un cultivo de mejillón de agua dulce y querían ver como lo hacíamos aquí y tomarnos como modelo. Hace unos meses tuvimos a una mujer chilena que aprendió a criar navajas; vienen también de Marruecos y muchos otros puntos del plantea. Lo que más le suele llamar la atención a nuestros visitantes es la nave dónde tenemos los cultivos el fitoplancton», comenta Dorotea Martínez.

«Nuestra labor es fundamental , sobre todo para el sector marisquero que ocupa un gran peso económico en Galicia. Asimismo, son imprescindibles los trabajos de investigación para conocer en profundidad ciertas poblaciones de moluscos y contribuir a que no desaparezcan, fomentando y promoviendo su cultivo», comenta Martínez. Además, añade que «es primordial conocer las patologías de los bivalvos, pues son nuestro alimento. Cada vez aparecen nuevas enfermedades en estas especies y es preciso tenerlas controladas», concluye.

Formación

Otra de las labores del Cima ribadense es la formación. Actualmente cuentan con tres becarias, tituladas superiores, que realizan actividades vinculadas con la producción acuícola, de laboratorio y química. Se trata de la técnica en acuicultura y licenciada en biología, Ruth González, de Vigo; la bióloga y técnica en Análisis y Control, Marta Cascallar, de Vilagarcía de Arousa, e Iria Suárez de A Coruña, que es licenciada en química. «Estamos aprendiendo muchas cosas, la gente es increíble y es un orgullo para nosotras trabajar en un centro tan innovador», destacan.

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