Cantabria revela el origen del ámbar

Vista de la cueva de El Soplao
photo_camera Vista de la cueva de El Soplao

El yacimiento de ámbar del Cretácico descubierto el verano pasado en el entorno de la cueva de El Soplao, en Cantabria, ha resultado ser el más importante de Europa, y nos aporta por primera vez pruebas de cómo se formó esta resina fósil y de qué planta concreta proviene.

El ámbar de El Soplao se formó hace 110 millones de años, cerca del mar, y en su interior pueden observarse mosquitos, avispas y otro tipo de insectos y artrópodos, varios de ellos de especies no descritas hasta la fecha.

Los científicos del Instituto Geológico Minero de España (IGME) que se ocupan de su investigación consideran que este yacimiento es de "excepcional importancia" por la cantidad de ámbar que posee y porque casi todo él está formado por ámbar azul-púrpura, un tipo "extremadamente raro" que hasta ahora sólo se había hallado en la República Dominicana.

Pero, sobre todo, destacan que este yacimiento puede aportar las claves necesarias para resolver la incógnita científica del proceso de formación de esta resina fósil y de la planta que la producía.

El verdadero origen del ámbar
El ámbar es una sustancia dura que se forma a partir de insectos y arañas que se quedaron atrapados en la resina de los bosques de coníferas hace millones de años, en la época de los dinosaurios.

Según apunta el especialista en insectos fósiles de la Universidad de Barcelona, Xavier Delclòs, hace tiempo que se sospechaba que el ámbar lo producía una conífera llamada "frenelopsis", porque con frecuencia se encuentran sus hojas en los yacimientos. En El Soplao, se ha descubierto, además, una colada de ámbar que tiene grabadas las alineaciones típicas de las hojas de esa planta.

"Muy probablemente estemos delante de la prueba de que este grupo de coníferas fue el productor del ámbar. Esto es extremadamente raro. Es una pieza única y excepcional", añade.

Para entender cómo se llegaron a formar bolsas de ámbar tan grandes como las de El Soplao, Enrique Peñalver, del IGME, explica que junto al ámbar de las cuevas se ha encontrado un tipo de carbón vegetal conocido como "fusinita", procedente de una madera que se quemó muy rápidamente.

Según sus investigaciones, se trata de la prueba de que en ese bosque se produjo un virulento incendio en el Cretácico que arrasó toda la cubierta vegetal. La erosión del agua acabó arrastrando las escorias, el ámbar y demás restos del incendio hacia los ríos y, finalmente, al mar. El Soplao aporta indicios directos de que su ámbar flotó durante un tiempo en el mar, hasta que se depositó, porque contiene conchas e invertebrados marinos.

Un nuevo referente para científicos y turistas
El director del IGME, José Pedro Calvo, resalta que esta característica puede convertir a El Soplao en "la referencia" para conocer cómo se formaron los demás yacimientos.

El consejero de Cultura de Cantabria, Javier López Marcano, ha adelantado que, en vista de la importancia de los descubrimientos y del potencial que tiene el yacimiento, su departamento está estudiando crear un museo del ámbar junto a la cueva de El Soplao, que ya es uno de los principales referentes turísticos de la región.

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