Rácing Club Vilalbés: Diez años de una azaña histórica

Historia
El Rácing Club Vilalbés formalizó su inscripción en el registro de asociaciones el 29 de noviembre de 1930, y empezó su andadura con una victoria por 4-1 ante el Baamonde.
Triunfos
El primer éxito deportivo llegó en 1953, cuando se proclamó campeón Provincial de modestos. Un año después logró el campeonato Gallego de la Copa Federación.
Curiosidades
Dos nietos de Francisco Roca Roca, fundador del club, escribieron el libro ‘Historia Gráfica del Rácing Club Villalbés’ en 2007, una obra que fue editada por el Iescha coincidiendo con el 75 aniversario del equipo.

UN TOTAL DE 88 puntos con 27 partidos ganados, siete empatados y solo cuatro perdidos. Esas fueron las excelentes cifras del Rácing Club Vilalbés en la temporada 2008-2009, en la que lograron su último ascenso a Tercera División. Un hito histórico del que se cumple una década. Qué mejor momento para echar la vista atrás, montarse en la máquina del tiempo y revivir aquel instante mágico. Nos vamos a 2009.

"Celebramos el ascenso con mucha alegría, pero también con mucha cautela. Cogimos la directiva en 2005, veníamos de una deuda histórica de mucho dinero. Para nosotros lo primordial en las dos primeras temporadas era saldar esa deuda y entonces llegó el ascenso, casi de sorpresa y sin esperarlo", rememora José Antonio Pita, que era el secretario de una directiva presidida por Francisco Javier González.

La dudas "ante qué iba a pasar a nivel económico en Tercera División" no fueron un impedimento para celebrar por todo lo alto ese hito histórico, recalca el que también fuera presidente del club de 2009 a 2013, y que ya había vivido muy de cerca los otros dos ascensos, en 1992 y 1999. 

Este fue sin duda especial, sobre todo porque "casi todos los que formaban el equipo eran chavales de Vilalba, lo que venía a refrendar todos esos años anteriores de trabajo con la cantera", indica Pita. Y es que fuera de los problemas económicos, la hazaña lograda por Adrián Valín, Ivo, José Ángel, Agustín, Alberto Debasa, Álex Pérez, Borja Prieto, Suso, Neska, Chequi, Chavi, Félix Prieto, Hugo Criado, Xaime, Justino, Pablo Vivero, Roberto Prieto, Roberto Gómez, Simón, Vicente, Dani, Nico Criado, Omar y Pillado hizo que la fiesta recorriese cada rincón de la capital chairega. 

La caja de un camión clásico fue el modelo descapotable elegido por la directiva para transportar a sus jugadores desde el Ayuntamiento, donde fueron recibidos con honores por la corporación, hasta el mítico hotel Villamartín, donde se celebró una cena memorable.

Antes de festejar, los jugadores tuvieron que emplearse a fondo para conseguir el campeonato de Liga en Preferente Autonómica, competición marcada por una rivalidad total con su máximo perseguidor, el Bergantiños, que trató de aguar la fiesta en los despachos. Pero no lo consiguió.

Y es que las cifras de los rojiverdes fueron estratosféricas. José Ángel se llevó el título de mejor portero, encajando solo 20 goles en 38 partidos. Dani fue el máximo goleador de su equipo. Todos hicieron un trabajo excelente conformando un "grupo humano incrible".

Así lo define el actual entrenador del Rácing Club Vilalbés, Simón Lamas, quien tuvo la ocasión de participar en aquella plantilla histórica. Era juvenil de primer año, pero tuvo su espacio, su hueco, demostrando que el éxito del club se debe al esfuerzo, pero también al mimo con el que siempre trata a su cantera.

"Era un equipo moi competitivo, adaptábase moi ben e cunha esixencia moi alta. O nivel da categoría era superior a como é agora, e o Bergantiños, que era o máximo rival naquela tempada, tiña xogadores moi importantes como Bossa", relata Simón, recordando que entrenaban "catro días á semana, algo moi pouco habitual para a época en Preferente". Hoy impensable.

La base del éxito, recalca el técnico vilalbés, era sin duda "o grupo humano que conformaban uns xogadores formidables". "Recordo o ascenso como unha experiencia inolvidable, un luxo, un premio para un rapaz xuvenil", dice, feliz de haber podido "convivir cun grupo san e moi unido, no que había moita xente de aquí e que facía que tivese unha forza especial".

Uno de los pilares de aquel equipo era Pablo Vivero, el eterno capitán, quien también tira de recuerdos para festejar una década de ese meritorio ascenso. "Llevábamos años intentando conseguir el objetivo, la temporada anterior nos quedamos a las puertas de la promoción, y al final lo logramos con mucho trabajo y esfuerzo", rememora Pablo, que al igual que Simón confirma que más que una plantilla eran "un grupo de amigos que jugábamos juntos al fútbol, por eso ascender fue una doble recompensa". 

Vivero ha sido testigo fiel de los mejores y los peores momentos del club, después de vestir más de dos décadas su camiseta. Y sigue siéndolo, pese a colgar las botas a principios de la última campaña. "Siempre voy a estar vinculado con el Rácing Club Vilalbés y así se lo he hecho llegar a la directiva. Estoy dispuesto a echar una mano en todo lo que necesiten y ahora es mi hijo el que está jugando allí", confirma el capitán, que se fue del campo, pero siempre estará presente en el vestuario.

Simón, Pablo Vivero y Pita tienen el corazón "rojiverde", como  prueba su implicación constante, pero como lo tienen también la gran mayoría de los vilalbeses que disfrutan con cada logro de un club que más que una institución deportiva es una gran familia, conformada por más de 240 jugadores que llevan el nombre de Vilalba fuera de sus fronteras.