Lugo, 1910 ? / ?

Silvina Landrove Fernández

Silvina Landrove, la mejor condesa de Napoli Vita 

Durante esos años fue protagonista de las zarzuelas a favor de La Gota de Leche

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photo_camera Compañía de La Gota de Leche de Lugo

El Progreso 25/06/2020

LA CANTANTE DE la Coral Polifónica Silvina Landrove Fernández (Lugo, 1911) también es la diva de los festivales anuales a beneficio de la institución La Gota de Leche durante la II República.

Hija del comandante de Infantería Gerardo Landrove Moiño y de Silvina Fernández Varela, se casa el año 1934 con el teniente de la misma arma, Pedro Cuevas Vicente, compañero en el elenco de los citados festivales.

Pedro y Silvina tienen un hijo que morirá en Lugo a los trece meses, poco antes de iniciarse la guerra civil, exactamente el 5 de julio de 1936. 

En los años anteriores al conflicto es una persona muy popular en la ciudad y se requiere su concurso en diversos actos, como por ejemplo, en la boda de Álvaro Gil Varela y Antoñita Arias, donde interviene con algunas canciones.

Como cantante de la Coral Polifónica, destacó en la interpretación como solista del Romaxe a seis voces, anónimo, recogido por Santalices, y Camiña Don Sancho. Fuera de Lugo, Silvina va a actuar en el teatro García Barbón de Vigo y en el Casino de A Coruña, tanto como integrante de la Coral Polifónica, como del grupo de La Gota de Leche.

Entre sus interpretaciones de mayor éxito en Lugo citemos la Raquel de El huésped del Sevillano, de Guerrero; Angélica, la condesa de Napoli Vita, de Las Hilanderas, y La rosa del azafrán.

En una entrevista que le realiza Puro de Cora para El Progreso, Silvina declara que canta con mayor tranquilidad sobre cualquier escenario que en los ensayos, o en su casa. Esto es lo que habla con el reportero, que firma con el seudónimo Tramoya, habitual en sus informaciones de cine, teatro y música:

“Bajo el fino arco de las cejas unos ojos negros; muy negros, que contrastan con lo pálido de una cara linda, nos miran con prevención. El sombrerito, también negro, cae exageradamente sobre el lado derecho de la cabecita inquieta, mientras del otro, unos “suspiros” simétricos quieren engarzarse. Así vemos a Silvinita Landrove, la primera tiple de esta fiesta tan simpática y tan llena del encanto de la juventud y de la feminidad. 

_ Silvinita, ¿un favor? Vengo que me adelantes algo de lo que aquí va a celebrarse tan brillantemente, y a que me digas de ti, ya que en esta fiesta tú eres algo importante.

_ ¿De mí, para el periódico? ¡Qué disparate...!

_ ¿Sois muchas las que vais a salir a escena?

_ Pues veas; coge el lápiz y apunta, pero no dispares... En la Marcha de los Granaderos, de El desfile del amor salen a mis órdenes, Carmina Rozas, Ángeles Pedreira, Ángeles Arce, Asunción Montenegro, Maruja Fraga, Cristina Pedreira, Laura Ramos, Adela Yáñez, Lula Iglesias, Ángeles Iglesias Oscariz, Carmina Mínguillón, Maruja García-Gesto, María Ángeles Iglesias Núñez y Culula Pardo. Como ves _ excepto yo _, es una colección de granaderos monísinos. Luego, en el cuadro de la Gondolera, de la zarzuela Las Hilanderas, en la que yo soy, nada menos, que la condesa de Napoli Vita, figuran María Ángeles Iglesias Núñez, Carmiña Minguillón, Asunción Montenegro, Carmiña Rozas y Maruja García-Gesto.

_ En esta obra _ añade Silvina _,  hay un número cómico que ha de agradar de verdad. Están encargados de presentarlo Maruja Fraga y Perico Cuevas (su futuro marido). Es una pareja saladísima que ha de hacer reír. Los dos están estupendos. 

Silvina habla de su relación con Pedro de las Cuevas: “Como dice Linares Rivas en Aires de fuera, los novios, antes de la boda, y los billetes de la Lotería, antes del sorteo, todos son buenos”. 

Silvina Landrove2

 

Un festival de La Gota de Leche
Tramoya
El Progreso 14 de febrero de 1931
 

     La fiesta celebrada ayer en el Teatro Principal, a beneficio  dé "La Gota de Leche"   fue algo verdaderamente extraordinario.
     Dio comienzo la función a las siete y media de la tarde. El aspecto de la sala era deslumbrante. Todas las localidades del coliseo estaban ocupadas, ¡y más que hubiese!Incluso en las localidades altas se veían numerosas señoras y señoritas. Cubrían los antepechos de las plateas, riquísimos mantones de Manila. Infinidad de artísticas flores artificiales embellecían el teatro. 
    Pero no sólo había atracción en la sala. Dentro, entre bastidores, en el tablado de la escena, la atracción era mayor si cabe, Y como no podía menos de suceder, el programa, sugestivo de por si, resultó insuperable por la interpretación graciosa y ajustada que se le dió. 
    La gran orquesta que dirigía el  músico mayor del Regimiento de Zamora, D. José Álvarez Cancio ejecutó la bella obertura Egmont, de Beethoven. Los treinta maestros que integraban la orquesta, ejecutaron esta obertura admirablemente. De esta disciplinada agrupación musical, que tan bien supo conjuntar el Sr. Álvarez Cáncio. formaba parte el capitán del Regimiento de Zamora, D. Antonio Montenegro, amateur amabilísimo que dió gran valor a la orquesta, haciendo sonar el armónium. 
    Luego, se pasó por la pantalla una revista de actualidad, y durante esta proyección, volvió a dejarse oír la orquesta, interpretando la sinfonía descriptiva titulada El Mercado Persa, pieza lindísima que el auditorio aplaudió frenéticamente. 
    El maestro Sr. Álvarez Cáncio y sus subordinados, obtuvieron un resonante triunfo. 
    Como final de la primera parte se levantó el telón para dar paso a un puñado de lindísimas espigadoras. Este conocido coro, de la no menos conocida zarzuela «La rosa del azafrán», estaba formado por las siguientes señoritas: Silvina Landrove, Ángeles Pedreira, Maruja García-Gesto, Angelines Iglesias Oscariz, Ángeles Arce, Merceditas F. Penedo, Felisa Pedrosa, María G. Aller, María Fraga, Carmiña López Pardo, Mercedes y María Teresa Vázquez F. Pimentel, Adelita Yáñez, Elisa Ordax, Chira Cereijo, Lucha Pedreira y María del Carmen Páramo.
    Las espigadoras tuvieron un éxito estruendoso. Todas ellas, estaban guapísimas con sus artísticos atavíos de mocitas manchegas. Silvina Landrove interpretó su papel de Catalina con un acierto excepcional.
    La segunda parte incluyó la representación de la pieza de Gregorio Martínez Sierra, Rosina es frágil. Es esta obrita, fina y digna de ser tan bien interpretada, como ayer lo fue por Purita Fraga, Mercedes García Aller. Queta Paradela, José Antonio Castellanos, Jesús Ordax, Esteban Soler y … Todos estupendos en sus respectivos papeles. Purita se dió cuenta tan divinamente de su papel de Rosita, que su  comparación con una Catalina Bárcena no tendría nada de exagerado.
    Maruja y Queta, en Doña María y Teresita, respectivamente, llevaron las escenas a las mil maravillas. La una, todo seriedad y orden, la otra, un manojo de nervios.
    Castellanos, Ordáx y Soler, acompañaron a las «actrices», como ellas se merecen. Los tres tuvieron una actuación que muchos profesionales quisieran para si. Los aplausos para ellas y ellos fueron entusiásticos. La escena, divinamente presentada. sin que un detalle, quedara en olvido. 
    No debemos ocultar, el acierto que en la interpretación de Rosina es frágil, tuvieron Manolo Menéndez Arrué y Álvaro Arce, que coadyuvaron al éxito, actuando el uno de apuntador y el otro de traspunte.
    Comenzó la tercera parte con un recital de poesía por parte de Maruja Fraga Losada, siempre tan delicada y tan guapa. Le acompañaban, vestidas con caprichosos trajes rosa, las monísimas niñas María Luisa Conti, Margot García Bobadilla, María Luisa Fernández Martínez y Celia Rúa Cornide. 
    Maruja, que lucía un riquísimo traje de tafeta azul reina, recitó con una voz muy dulce, como su rostro de Virgen, dos inspiradas poesías, una Mil hombres, de Juan Antonio Cavestany y otra Mujer y gata, de Valencia.
    Al violín, acompañó muy bien este recital, el maestro Zeiko. 
    Las ovaciones y enhorabuenas que recibió Maruja Fraga, fueron delirantes y cariñosas. 
    Silvinita Landrove se presenta en el escenario en medio de una gran ovación, vistiendo clásicas prendas de maja. A los pocos momentos se hace dueña de la situación. 
    Nos obsequia con su voz delicada, con la canción españolisima, La maja del tapiz, que dijo maravillosamente. 
    Las ovaciones que recibió Silvinita, fueron verdaderamente delirantes. Luego, vuelve a salir a escena ataviada con el castizo mantón y nos regala, muy flamenca ella, el castizo chotis. «El clásico mantón». Podríamos llamar a Silvinita, «Maestra de los cantos populares españoles». Llamada por el público, la guapísima y gentil «canzonísta» tuvo que salir varias veces a escena, repitiendo los cuplés. 
    Con la presentación de un artístico cuadro plástico titulado Claveles rojos se dio por terminado el brillantísimo festival. He aquí el lindo manojo de claveles que hemos visto: Araceli Iglesias Oscariz, Felisa y Cristina Pedrosa, Elisa Ordáx, Ángeles Arce, Adela Yáñez, Chira Cereijo, Purita y Maruja Fraga, María Teresa V. Pimentel, María del Carmen Páramo, Queta Paradela, M  García Aller y Maruja García-Gesto.
    Manuel Pérez Saavedra, autor de Claveles Rojos tuvo que salir al palco escénico a recibir la calurosa felicitación de la concurrencia.
    Manuel Pérez Saavedra fue el alma de la fiesta, pues para ella ha trabajado incesantemente, no sólo en lo correspondiente a la parte artística sino también en la material. Todas las decoraciones presentadas, que han sido ponderadas muy justamente, fueron obra del incesante trabajo de Saavedra que, una vez más, ha demostrado ser el artista de la suma delicadeza. Vaya para él, pues, nuestra cariñosísima enhorabuena. 

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