Silvia Jato

Silvia Jato, nacida para Pasapalabra 

La lucense se gana el reconocimiento general durante los cinco años en los que presenta el popular concurso

Silvia_Jato_CROMO

El Progreso 09/06/2020

EN LUGO LE llaman la Larousse, por su memoria y sus buenas notas; todo con sobresalientes y un 8,4 en Selectividad. Podría haber sido la Espasa-Calpe, pero sus compañeros  tiran hacia Francia, quizás porque Silvia Jato (Lugo, 1971) tiene ya entonces una elegancia afrancesada que la distingue, haciendo honor a su madre, Carmen Núñez, una jovencísima Miss Lugo de 16 años, y una Miss Baralla más joven aún. 

Por lo tanto, lo de exhibirse ante el público no es ajeno en la casa de los Jato. Carmen ha hecho sus pinitos y Manolo Jato se expone todas las semanas en canchas repletas de gargantas vociferantes, que todavía es peor. Al igual que su hermano Manuel, presente una temporada en 1ª con el Breogán.

Quizás por eso la pasarela nunca le impone demasiado como para no enfundarse las bandas de Lugo, Galicia, Miss Nacional y primera dama de honor de Miss Europa, amén de otros títulos. Y quizás por eso, cuando   pasea palmito por Europa, la oferta para presentar “Sabor a ti” en la TvG no le asusta ni mucho ni poco, y da el salto a la televisión, donde le espera un recorrido  casi completo por todas las emisoras.

Ya está con su licenciatura en Económicas y Empresariales en el CEU San Pablo, pero la fuerza del medio y su idoneidad para el mismo la atrapa de tal manera que hasta hoy. 

Si nos quedamos en Lugo, al hablar de Silvia hay que hacerlo también de San Xoán do Campo, donde vincula sus recuerdos materiales al sabor de los platos de su tía Concha. Los espirituales están ante la capilla de la Virxe dos Ollos Grandes, a donde acude con frecuencia. Y luego, el baloncesto, claro; una actividad a la que ella misma está a punto de engancharse... si no se la desaconseja su madre, posiblemente con la vista puesta en los platós.

La verdad es que Silvia solventa la papeleta en todos los retos televisivos que le ponen delante, pero sus condiciones naturales encuentran el hábitat más favorable en el formato de Pasapalabra, un programa muy rígido, pero que necesita la agilidad, viveza y memoria que solo un ramillete de presentadores pueden darle. Ella acumula pruebas fehacientes a lo largo de cinco años.

El resto de su currículum permite citar un buen número de premios conseguidos, aunque Pasapalabra _ cuya nombre original es El Juego del Alfabeto _, se lleva prácticamente todo el palmarés.

Hay un récord que no tiene. Ella hace 1.118 programas del concurso en Antena 3, pero Christian Gálvez, otro presentador que demuestra su dominio del formato, lo conduce en 3.292 ocasiones. Ahora, cuando A3 recupera los derechos y ha comenzado su periplo al frente del mismo Roberto Leal, se llega a decir que Silvia podría tener una sexta temporada, pero no se confirma.

Aún siendo una de las presentadoras más cultas de la tele actual, con tanta sobreexposición es difícil salir indemne sin ninguna polémica adjunta y Silvia vive dos de muy poca monta, pero bastante repercusión, como suele ocurrir en un medio tan popular.

Una es con ocasión de llamar pueblecito a Valencia, donde no vieron todo el cariño con el que ella lo había pronunciado. Curiosamente, a continuación se une sentimentalmente con el expresidente valenciano Alberto Fabra, devuelto a la actualidad hace unas semanas por contraer covid 19.

La otra polémica, arranca de una entrevista a una joven musulmana, sólo explicable si acudimos a la sensibilidad con la que hoy se viven las relaciones con el Islam y lo precipitado de muchas reacciones del público.
 

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