San Froilán

El último milagro de San Froilán en 1919

Hace un siglo las fiestas patronales de Lugo peligran por la guerra y la falta de una comisión organizadora 

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 El Progreso 03/10/2019

LAS FIESTAS PATRONALES de 1919 no pintan bien. Los paisanos de Madrid, agrupados en torno a Federico Culebras _ un señor que tiene por título y timbre de orgullo el de ser “entusiasta lucense” _, han decidido suspender el tradicional banquete del día del santo, por la cantidad de jóvenes de Lugo que en esos momentos luchan en los frentes africanos, y si se mira hacia el norte, aún parecen escucharse los cañonazos de la Gran Guerra.

El hecho de que el día 5 de octubre sea domingo plantea problemas añadidos. Los barberos acuerdan que el día no sea festivo en su calendario laboral para poder apurar barbas y bigotes, pero algunos dependientes de comercio se soliviantan por el hecho de trabajar en domingo, en festivo y en patronales. Tres en uno.

La protesta llega a los adoquines y dos de ellos impactan contra sendos comercios, lo que provoca una dura condena de la Cámara.

Con  todo, lo más grave es que a mediados de septiembre  San Froilán está sin Comisión de Fiestas, sin programa y sin nada, salvo lo que buenamente pueda ir organizando cada uno.

Antonio de Cora, en colaboración con Pelúdez, propone un programa que se podría llevar a cabo sin graves esfuerzos. Cantigas e Aturuxos se descuelga con la organización de una festa enxebre con cantos regionales “en los que tomarán parte distinguidas señoritas de esta ciudad” y promete incluir entre los números, el concertante del segundo acto de la ópera Maruxa. Después irán a Zaragoza para cantar en las fiestas del Pilar.

El presidente del Círculo, Pedro Menéndez y García del Busto, convoca en su sede a todas las sociedades para ver que se puede organizar a diez días vista para salvar el vacío y que la ciudad festeje a su patrón San Froilán (Lugo, 833) con algo más que una lluvia fina y menuda.

Todos, menos el Círculo Industrial, responden como un solo hombre y de repente se anuncian conciertos, torneos deportivos, bailes y desfiles como si estuviesen escondidos debajo de las piedras. Los más cercanos al obispo nacido en O Regueiro dos Hortos, ya hablan de un nuevo milagro del santo, que si fue capaz de domesticar lobos de carga, también se las vale para sacarse fiestas de debajo de la mitra.

En un día se recaudan fondos. Los contribuyentes de la Praza Maior y aledaños son: La viuda de Tato, José Palacios, El Capricho, Iglesias y Compañía, Bernardo Madarro, Arturo Artalejo, Constantino González, Manuel Quiroga, Manuel Calvo, Manuel Fouce, Alfredo Casanova, Nemesio González, Tomás Carro, Eliseo Blanco, La Batalla, Evaristo Varela,  Eduardo Ameijide, José M. Torviso, Jesús Franco Rivas, Julio Carro, Escolástica Lois,   Hija de Plácido Ramos,  Sombrerería Pimentel...
El 20 de septiembre, medio mes antes de la fiesta, llega el primer caldero de pulpo e instala su caseta en A Mosqueira. Los lucenses la van a ver como si se estuviesen inaugurando las murallas. Es el heraldo de las fiestas. Ya no hay duda. Si viene el caldero, vendrá el resto.

Uno de los que se instala con su barraca pulpista es dueño de un circo ecuestre e incluso tiene problemas de espacio para acomodarse debido a sus dimensiones. Un día antes peligra la fiesta y al siguiente no hay terreno para sentar sus reales. Milagro, y de los gordos.

Nadie puede quejarse, El 7 de noviembre la prensa informa que el día anterior se ha desmantelado a golpe de martillo la última barraca llegada para participar en las fiestas. Y se añade con cierto tono lastimero: “sólo quedan los puestos de pulpo”. Y eso que no iba a haber fiestas.

     
 

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