Ramón Pernas Rodríguez

Moncho Pernas, el Castelao del Norte 

El profesor de Viveiro también gana una veintena de premios periodísticos y hace caricatura

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El Progreso 13/08/2020
 
SIENDO HIJO DE José Antonio Pernas Peón, el renovador de la ciudad turística, desde sus primeros años Ramón Pernas Rodríguez (Viveiro, 1917), está en el punto de mira de los vecinos, casi como un personaje público más, al lado de su hermano Jesús.

Su Debut social tiene lugar en una gran velada que se celebra el 10 de octubre de 1929 en el Teatro Nemesio para honrar a los viejos marinos, y donde son arengados por el orador sagrado Eugenio Durán.

Un coro infantil canta Barcarola en el mar y el Himno a la vejez, para dar paso a que el niño de 12 años Ramón Pernas recite la poesía A la vejez del marino, escrita para la ocasión por su maestro, Antonio Alonso Mateo. La música la pone la Orquesta Latorre y los premiados son marineros de Celeiro, Viveiro  y San Román de Vilaestrofe.

Pero el destino del niño no es ser rapsoda, sino dibujante, entre otras actividades. Su presentación como tal tiene lugar seis años más tarde, cuando diserta con la autoridad de un adulto en el Círculo de Estudios de la Juventud Católica Masculina, en octubre de 1935. Allí se anuncia que la conferencia la dará el dibujante Moncho, es decir, él.

Poco después, cuando llegue el turbulento 1936, será nombrado secretario del Círculo y su hermano Jesús, bibliotecario.

Es entonces cuando Francisco Leal Insua anuncia a  la provincia la existencia de un nuevo artista en Viveiro, que refleja los tipos populares con su fino y enxebre humor, influenciado por Castelao, de quien será amigo en Barcelona.

Es el 1 de marzo de 1936 y apenas quedan cinco meses para la guerra. Leal cuenta que se inicia copiando aguafuertes de Castro Gil para perfeccionar sus condiciones naturales para la plástica.

El periodista afirma que un amigo extranjero ha visto sus primeros trabajos y los define como  realistas, pero injertados en un marco decorativo. Leal acusa de partidismo al ayuntamiento porque ayuda a sus afines políticos en perjuicio de Moncho. También critica la indiferencia pueblerina frente al arte. 

En Viveiro cayó como cuerno quemado leer que en su Casino se sientan señores “que no tienen otra vida intelectiva que seguir el consejo del banquero, ahogar el seis doble y cantar las cuarenta”.

El dibujante ilustra dos libros de Leal, Horas y Rosal florido, parte de una obra que se va a desparramar en docenas de publicaciones españolas y extranjeras, en el Heraldo de Vivero y en sus chistes semanales de El Progreso, siempre socarrones al estilo de Castelao, Cebreiro o Torres.

También hace cartelismo y suyos son los que anuncian varios años la Semana Santa (ver cromo) o las fiestas, y las del San Froilán en Lugo, con Luis Amat Cayón.

Moncho cultiva la caricatura y durante una temporada en la que es corresponsal del diario lucense, publica entrevistas y dibujos al estilo de Del Arco.

En ese sentido hay que añadir una veintena de premios periodísticos-literarios que gana a lo largo de los años, preferentemente con temas turísticos y pesqueros.

Asimismo, es el autor del pergamino de nombramiento de Franco como alcalde honorario, y la medalla de la ciudad, con la puerta de Carlos I y los símbolos de la pesca y la agricultura, entre otros motivos.

Estudiante de Derecho, de Correos, alumno de la Escuela de San Jorge de Bellas Artes en Barcelona, profesor de alemán y de dibujo en Maestría Industrial, secretario de la Cofradía de Pescadores y en 1963 es nombrado concejal.

Solo expone su obra una vez, cerca ya de su muerte.

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