Ramón Díaz Sobrado

Díaz Sobrado, las cuentas a raya

El de O Corgo era interventor general del Ayuntamiento de Madrid al iniciarse la guerra

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El Progreso 28/03/2021

RAMIRO DÍAZ SOBRADO, (O Corgo, 1885) estudia en el Seminario de Lugo hasta el cambio de siglo, pero su actividad va a centrarse a partir de entonces en la hacienda y la intervención.

En 1908 aprueba los ejercicios de contabilidad para el Ayuntamiento de  Madrid,  del que pronto será funcionario por oposición para entrar en el escalafón del Cuerpo de Interventores (1912).

En paralelo desarrolla una intensa labor en el Centro Gallego, de cuya directiva forma parte en 1915 cuando lo preside el hijo de Montero Ríos. Avelino Montero Villegas.

En el 16, merced a una excedencia, es nombrado contador del Ayuntamiento de A Coruña, por lo que es objeto de un tempranísimo homenaje, pues en ese momento cuenta 31 años.

De regreso en Madrid, se involucra en el llamado Resurgimiento Popular Lucense, cuyo objetivo es apoyar la candidatura de Manuel López Peña, director del periódico El Acreedor del Estado, para que consiga el acta de diputado por Lugo como abanderado contra el caciquismo.

Él y el sacerdote Ramón Méndez Gaite son los principales valedores de López Peña, pero ni con ésas sale adelante el Resurgimiento, porque en la ciudad consideran que la nueva candidatura es un estorbo. 

Con la llegada de la República lo vemos implicado en la constitución de una sociedad denominada Cultural  Deportiva  Castañeda para los residentes en esa zona del madrileño Paseo de Extremadura, aunque quizás sólo lo hiciese para echar una mano en las cuentas, ya que su domicilio se encuentra en Mesón de Paredes.

Está casado con Natividad Vázquez y son padres de Natín, Ramiro, Marisa y José Luis, la mayor de las cuales forma matrimonio a su vez con el militar José López Tella, pariente del general Tella.
En esos años, el Centro Gallego se involucra en la campaña de ayuda a los niños rusos y Díaz Sobrado es el encargado de entregar a Romanones la cantidad recaudada.

Simpatizante de la masonería, a partir de 1932 es sucesivamente jefe de Intervención de ingresos del Ayuntamiento de Madrid y jefe de Investigación, antes de presentarse a la plaza de interventor general, vacante por fallecimiento, lo que ocurrirá en 1934.

Entre otros candidatos, las posibilidades se centran en su candidatura y la de Luis Martínez Crespo, el interventor interino. El primer resultado es de 18 a 17 a favor de Crespo, con dos papeletas en blanco.

Al no alcanzarse la mayoría requerida, la votación ha de repetirse hasta tres veces. El prestigio de Díaz Sobrado y el apoyo de los socialistas, entre otros, el del concejal de Castroverde Manuel Cordero, logra dar la vuelta a los resultados, ganando el lucense 18 a 17, no sin protestas del perdedor. 

Se convoca entonces el segundo homenaje de su vida, esta vez ya con 49 años, que preside el alcalde Rico.

La llegada de Díaz Sobrado al Ayuntamiento madrileño produce sorprendentes efectos que la prensa califica como “la reconquista del crédito municipal madrileño”, que propicia el éxito bursátil de los valores del ayuntamiento, “que de 83 enteros, pasaron a cotizarse a la par estos últimos días”.

Esta nivelación de las cuentas en la hacienda local, contrasta con el sombrío panorama que se dibuja en las páginas de la revista Vida Local en abril de 1936, cuando en los ambientes financieros comienzan a pesar más los negros nubarrones que el estado real de las arcas.

Finalizada la guerra, Díaz Sobrado es uno de los asistentes en Lugo al homenaje de su pariente político, el general Tella. Fallece en Madrid 31 años más tarde, el 19 de enero de 1970.
 

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