Manuel Mallo Mallo

Manuel Mallo, la Sagrada Familia de Gaudí se hace en Lugo

El escultor dedica 35 años de su vida a realizar las ideas imaginadas por el genial arquitecto

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El Progreso 03/05/2021
 
LLEGA A LUGO con 27 años, con los estudios de Artes y Oficios acabados y con el magisterio de Francisco Asorey bien aprendido. Busca un lugar donde hacer carrera con la escultura y luchará por ello.

Manuel Mallo Mallo (Teo, 1923), instala un primer estudio en Magoi donde realiza los pequeños trabajos que le encargan y donde en 1954 va a sufrir un accidente laboral que se salda con una herida de seis centímetros.

Su huella en la ciudad se encuentra en infinidad de obras, desde unos modestos bancos de piedra en la Avenida de Ramón Ferreiro, al monumento dedicado al alcalde Ángel López Pérez en el parque Rosalía de Castro, en colaboración con su maestro Asorey, pasando por el propio busto de la poeta a pocos metros.

Suyos son un San José clásico para el Colegio de la Compañía de María, las fuentes de San Fernando y del parque; la obra de cantería del edificio del Banco de España, hoy Gerencia Territorial del Catastro, la del Colegio de la Compañía y buena parte de la realizada en el nuevo pueblo de Portomarín.

Hace también la cruz de piedra para colocar en las inmediaciones del puente de Ombreiro en homenaje al pionero del piragüismo lucense Luis Álvarez Celeiro, muerto en accidente cuando cazaba patos en esa zona y más adelante, los primeros hitos que señalizan el camino francés, entre otras.    

La fuente del claustro de Fonseca, en Santiago, el monumento a la madre en Oza (Teo) y un puñado de cruceiros también llevan su firma. 

Su empresa de construcción va a sufrir una suspensión de pagos y poco después es nombrado director de la Escuela de Artes y Oficios, en sustitución de Álvaro de Arce y Campo.

Siendo ya director, se olvida la cartera en las oficinas de Correos y como lleva una cantidad respetable _ tres mil pesetas _, lo denuncia. La policía logra dar con el descuidero, que resulta ser un conocido vendedor ambulante de coplas. Entre artistas anduvo la cosa.

Él explicaba que el contacto con los encargados de las obras del templo de la Sagrada Familia de Gaudí había sido un hecho casual, pero lo cierto es que en Barcelona buscaban un hombre, cantero clásico y escultor moderno, capaz de afrontar el fantástico trabajo que Antonio Gaudí había imaginado. Y en 1968 dan con él.

También encuentran la piedra de Fraguas y el granito silvestre moreno de Guitiriz, dos de las cincuenta variedades que se están empleando en Barcelona, después de agotarse la cantera del Montjuic.

Mallo se encarga de las columnas del ábside en honor de la Virgen y piezas para las torres de los evangelistas que siguen los originales criterios arquitectónicos de Gaudí.

Su nuevo taller de Begonte se va a dedicar en exclusiva a atender las necesidades del monumento hasta su jubilación en 2003, y a partir de ese momento, Lugo queda ligado con la construcción de la catedral a través de la empresa de O Ceao PCM+n Granitos Moldurados, dotada de la alta tecnología necesaria para un trabajo de gran complejidad. 

Pero la empresa que dirige Octavio Vázquez Corredoira no es la única que suministra al templo desde Lugo, ya que de la provincia salen también trabajos de forja de Telmo Cao con destino a Barcelona, todo lo cual se debe de alguna manera a Mallo.

Cuando se jubila, el escultor cede su taller a la Diputación y fallece cuatro años después.    

Fue nombrado hijo predilecto del Ayuntamiento de Teo y recibe las medallas Castelao, del Mérito al Trabajo, de Bronce de Galicia y la de la Comarca de Teo, así como la Insignia de Oro de los graniteros gallegos.

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