Manuel Aranda Rondón

Manuel Aranda Rondón, un héroe lugués en Filipinas

El teniente originario de Taboada muere en  las operaciones de Mindanao y se le da su nombre a un fuerte

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El Progreso 22/09/2020

SU FAMILIA ES originaria de Taboada _ de Taboada dos Freires en concreto _, pero sus miembros se establecen en la casa número 23 de la Ruanova lucense a su regreso de Cuba, donde nace Manuel Aranda Rondón (La Habana, 1863). En cualquier caso, todas las referencias a la gesta del teniente Aranda se refieren a él como “el héroe lugués”.

El joven Aranda ingresa en el ejército cuando tiene 20 años y se prepara en la escuela de sargentos, de la que sale para integrar los regimientos número 3 del Príncipe, Gerona, Murcia y Manila.

En enero de 1893 fallece a los 12 años María, la más pequeña de sus hermanas, y poco después, su madre, Joaquina Rondón, y otras dos de sus hijas se trasladan a vivir al barrio de Gràcia de Barcelona.

Ya en tierras filipinas, Manuel lucha bajo las órdenes del capitán general Ramón Blanco, quien el año 1894 describe una emboscada que “mil moros” les tienden a los españoles en la laguna de Kala-ganap, entre Momungan y Pantar.

Cuando consiguen rehacerse de la sorpresa, intervienen los tiradores de Aranda que causan estragos entre los rebeldes, al tiempo que se establece una pelea cuerpo a cuerpo que se prolonga durante tres horas.

La victoria favorece al bando español, que les causa 250 bajas y se hace con 300 armas, que colgarán en sus cinturones a modo de trofeo. Blanco felicita al general González  Parrado, y entre otros oficiales, al primer teniente Aranda Rondón.

Las sucesivas acciones de guerra en las que toma parte el lugués, le valen la cruz de María Cristina, que se le comunica pocos días antes de la toma de Marahuit, en marzo de 1895.

Al  frente  de  su  sección de tiradores, Aranda  trepa por las cañas del revestimiento  exterior  del fuerte, desde cuyo punto más alto intenta saltar al interior,  pero cae muerto de un balazo. Al ver su baja, los soldados se ven obligados a retroceder.

El dibujo que acompaña esta biografía refleja lo acontecido en Marahuit y nos permite imaginar que uno de los oficiales representados es Aranda Rondón.

La vitoria de Marahuit posibilita la conquista de Mindanao. En honor de los oficiales caídos, el general Blanco decide dedicar los inmediatos fuertes que se construyen a su memoria. De esa forma, el del lago Lanao lleva el nombre del teniente Aranda, y otros son bautizados con los de Antonio Salgado López, Briones, Salazar, Aranegui y Corcuera.

 Blanco telegrafía a España: “Acabo a apoderarme de Marahuit después de seis horas de combate recio y porfiado por la gran tenacidad desplegada por el enemigo defendiendo sus cotas. Los muertos dejados en el campo son 118, entre ellos el sultán Amani-Pag Pag, jefe principal de los rebeldes, y su hijo”.

La prensa española se hace eco de la gesta del teniente lucense. La Correspondencia Militar   destaca que dos valerosos oficiales de infantería, los tenientes Aranda y Aranegui, son los primeros en llegar y subir a los muros de Marahuit “y agitando con entusiasmo los sombreros y dando vivas a la madre patria, hallaron la muerte atravesados a lanzazos de los moros”.

Juan Coig afirma en la Revista del Ejército que el lema de Aranda había sido “¡La laureada, o la muerte!” Tanto él como el médico José Mora reciben la cruz de San Fernando de segunda clase.

Mora había sido el primero en atender al teniente en el foso donde le hace la primera cura. Asiste también a varios soldados heridos al pie del muro, bajo una lluvia de piedras y proyectiles.

Poco después se autoriza a que la pensión que conlleva la cruz la disfrute su madre.

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