Luis Ameijide Aguiar

Luis Ameijide recibe una ciudad sin luz y poca agua

El abastecimiento no llega a los pisos más altos y la penumbra domina las noches de Lugo

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El Progreso 06/06/2022

EL MANDATO DE Luis Ameijide Aguiar (Lugo, 1911), al frente del Ayuntamiento lucense abarca seis años en el ecuador del pasado siglo; como quien dice, a la vuelta de la esquina. Sin embargo sorprende conocer de cerca los asuntos prioritarios que ocupan su gestión, pues parece que estamos hablando del Medievo, como veremos.

Él y sus hermanos Carmen y Antonio son hijos de Eduardo Ameijide Frade, comerciante bien establecido en la Praza Maior con El Siglo, papelería, librería, objetos de escritorio y otros artículos a vender donde fue la primera sede del Círculo, que él mismo vicepreside y que presidirá su hijo. 

Eduardo había sido alférez de Infantería y capitán honorario. Cuando fallece en 1925 también es contador de la Cámara de Comercio. Su esposa, Florinda Aguiar Varela, le sobrevive más de cuarenta años, pues fallece en León, cuando Luis es allí gobernador civil.

Apenas sobrepasada la veintena ya lo vemos como presidente del Lugo Sporting Club y representante lucense ante la Federación Gallega de Fútbol, que vicepreside. Sorprenderá saber que el futuro delegado del Frente de Juventudes fue en estos años uno de los fichajes de Ben Cho Shey para los galleguistas y afiliado a la UGT.

En el 36 se presenta voluntario y enmarca su segunda experiencia política en el entorno de Falange. Conoce a Pura Montenegro y Neira y se casan en 1943.

Profesionalmente es apoderado y director del Banco de Coruña en Lugo. Preside el Círculo das Artes, la Juventud Antoniana y participa en otras sociedades y cofradías de penitentes, hasta que en 1952, a propuesta de Luis del Valle, es nombrado por Blas Pérez alcalde de Lugo en sustitución de Eugenio Pardo Pardo-Reguera.

Como decíamos, la ciudad que recibe, de la que solo nos separan setenta años, es todavía muy pobre en infraestructuras. El abastecimiento de agua es el problema que Ameijide considera prioritario. El agua llega con dificultad y a los pisos más altos ni siquiera lo hace. Las fuentes públicas siguen siendo elementos vitales para la vida, no ornamentales.  

Si la recibían, era ya entrada la noche. Como primera medida se dota al Servicio de tuberías de mayor diámetro y de una nueva red en el perímetro exterior de la muralla. Se adquiere un nuevo grupo elevador desde el Miño y se repara el anterior. El siguiente paso son las obras de la Estación Depuradora, inaugurada en 1957.  

Su experiencia bancaria ayuda a conseguir mejores créditos para que la ciudad afronte esas obras.

No es menor el problema del alumbrado que se acomete mediante la Central eléctrica municipal y que destierra las sombras nocturnas del centro de Lugo. Otras zonas tuvieron que esperar bastante más.

Pavimetación, jardines y modernizaciones varias hicieron de Lugo un antes y un después con Ameijide, aunque naturalmente quedaba trabajo para quien le sucede, o sea, Ramiro Rueda.

El alcalde siempre se quejó de la falta de voluntad para lograr un plan que evitase el crecimiento anárquico de la capital, un problema que se arrastra hasta nuestro días. “El más lamentable error de algunos lucenses fue y sigue siendo, no colaborar con objetividad y sin pasión personal, a la aprobación de tan necesario Plan de Urbanización y Ensanche”, dijo al final de sus años en la alcaldía.

La fecha de su cese es también la de su nombramiento como presidente de la Diputación en 1958. Era procurador en Cortes y posteriormente fue nombrado gobernador civil de Zamora y de León (1964).

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