Laureano Tato Rodríguez

Tato, entre imágenes de santos y Pablo Iglesias

Cofundador de la Cámara de Comercio, fallece en noviembre de 1915

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El Progreso 17/11/19

LAUREANO TATO RODRÍGUEZ, (Lugo, 1853?) fue un hombre con el corazón de izquierdas y la cabeza de derechas. Era propietario de un comercio de ropa y objetos religiosos en Campo Castelo, que en los primeros años del siglo XX amplía para dotarlo de un taller de escultura y bordado, y del que salen piezas que aún hoy reciben culto en iglesias de Galicia y fuera de ella.

Al frente del mismo está un artista contradictorio que esculpe santos por el día y barbariza imprecaciones laicas por la noche, un hombre atormentado como fue Jesús Noya.

De los bordados se encargan las hermanas Sánchez, que producen estandartes y banderolas para todo el mundo, como una que le encargan a Tato nada menos que desde Coronel Vidal, una ciudad al sudeste de Buenos Aires.  

En 1892 le explota en el portal un artefacto que la prensa denomina una bomba de dinamita, pero al final añade: Cosas de chiquillos. Menos mal. Estos chiquillos lucenses que juegan con dinamita como pequeños terroristas en pantalón corto.

Laureano es uno de los creadores de la Cámara de Comercio de Lugo y su presidente desde el año 1904, así como concejal y alcalde en funciones varias veces.

Su activismo político está siempre al lado de los liberales, la izquierda, Prim y los obreros, por lo que es mirado con cierto recelo por los más conservadores de la ciudad que lo creen de la cáscara amarga.

Cuando El Imparcial de los Gasset inicia una amplia encuesta para conocer en 1904 la situación del obrero en España, el primero que participa es Pablo Iglesias, el bueno, y el segundo, Laureano Tato, que se apresura a contestar desde Lugo en su condición de presidente de la Cámara.

Entre otras muchas cosas, denuncia los bajos salarios, apuesta por la industria minera en Lugo y señala que anualmente salen de la provincia 35.000 emigrantes, “muchos para morir en los establecimientos benéficos que tienen nuestros compatriotas en las repúblicas americanas”.

A las puertas de unas elecciones de 1887 a las que se presenta, Tato es denunciado por no ser cabeza de familia, una de las condiciones que se exigen a los candidatos. Fuese por la denuncia, o porque así lo tiene planificado, se casa tres meses más tarde con Juana López, madre de sus hijos, uno de los cuales será Concha Tato, que a su vez matrimonia con Matías Gallego, o sea, los padres del periodista Juan María Gallego Tato.

Al año siguiente de su boda encabeza una iniciativa nacional a favor de un indulto para aquellos que sufren pena por delitos de consumo, que finalmente se acordará, aunque no solo en el sentido que Laureano solicita.

En 1906 la preocupación del comercio lucense se centra en el servicio ferroviario, como casi siempre, incluida la actualidad. En este caso preocupa la tardanza y la falta de capacidad de los trenes que parten de Lugo hacia Madrid y Venta de Baños _ enlace con Barcelona _, porque muchas veces dejan el ganado lucense en tierra y así no hay manera de competir con la carne argentina, que viniendo de donde viene, llega y besa el santo.

Aquel tropiezo político por el asunto de los cabezas de familia _ de la suya lo era su padre Andrés _, tuvo su continuación en la época de la Cámara de Comercio, cuando debe entrar y salir de la institución por culpa de algunos colegas pijoteros, de ésos que siempre ven la coma mal colocada, pero les da igual que burro vaya con uve.

Tato propicia la creación de la Federación de Cámaras gallegas de Comercio y fallece estos días de noviembre de 1915.
 

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