Lara Méndez López

Lara, la alcaldesa que llegó de Mistura

La primera mujer que dirige el Ayuntamiento de Lugo no soñó nunca con ese cargo, sino con la alcaldía de Cervo

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 El Progreso 17/11/19

HACE TAN SOLO trece años, en noviembre de 2006, Lara Méndez López (Männedorf / Suiza, 1972), era presentada como candidata del PSdeG-PSOE a la alcaldía de Cervo. Desde entonces le ha dado tiempo para ser la mujer que llega primera a muchos lugares, entre ellos, la vicepresidencia de la Diputación lucense y la alcaldía de la ciudad de Lugo.

Diríase que todo es fruto de una concienzuda planificación política que se cumple paso a paso y a rajatabla, pero todos sabemos que no es así. Para empezar, el tema de Lara, el que ocupaba sus sueños entonces, e incluso ahora, es convertirse en la primera mujer que llega a la alcaldía de Cervo. Vaya por Dios. Nunca se sabe cómo acertar.

Dicen que una de estas personas, Melchor Roel, Lago Lage o Gómez Besteiro, es determinante para encauzar su vida política hacia la alcaldía de Lugo, pero vuelven a estar equivocados. Quienes más influyen en ese sentido no pertenecen a su partido, sino a los contrarios. Por ejemplo, Alfonso Villares, que le ganó 6 a 4 en el 2007, fue un hombre clave en el proceso. Y aquellos de Lugonovo y del Bloque, con los que ahora gobierna, que se pusieron tontos con Orozco, también fueron decisivos.

Lara es la prueba del 9 que utilizaría Ortega y Gasset para demostrar la validez de su conocido aserto: Yo soy yo y mis circunstancias. 

Pero si las circunstancias están al margen de su voluntad  y la de su partido, también hay que destacar que ella aporta un “yo” capaz de estar en posición de firme allí donde los vientos  alisios la lleven. Y no es nada fácil.

Como le queda mucha vida política por delante, debemos dejar la puerta entreabierta para rematar la semblanza en un futuro lejano y conformarnos hoy con su pasado.

Sin duda Männedorf es un lugar precioso a orillas del lago que crea el río Limago al ensancharse desde Zúrich, la capital del cantón que le da nombre. Pero cuatro años en Männedorf son suficientes para darse cuenta de que en realidad donde se está a gusto y donde se puede jugar al mus es en la parroquia de Santa María de Lieiro, a uno de cuyos lugares lo llaman San Cibrao o San Ciprián, y no por razón de idioma, sino de tradición.

Allí, en la casa do Ferreiro crece Bubi los siguientes años, hasta que se hace merecedora de figurar en el cuerpo de baile de Mistura, que es a Lieiro lo que el Bolshói a Moscu, pero con mar.

Lo de Mistura no es ninguna broma marinera y quienes la conocen saben bien que el grupo se codea con lo mejorcito de cada casa desde los tiempos en que Lara danzaba con ellos Europa adelante, y algo de América adelante también.

Quizá por eso de tanto baile, tanto baile, a Lara se le pasó hacer deporte, aunque va lo uno por lo otro. Cuando le preguntan por sus rincones favoritos alterna dos posibilidades. Una, hacia el interior, es el Paseo dos Namorados, en Sargadelos; la otra, a pie de playa, son las rocas de Penameá que dividen A Concha en O Torno y la playa do Porto, Maruxaina mediante.

Después también se hace ingeniera técnico agrícola. Trabaja con fertilizantes y a favor de la mujer rural con tendencia hacia la política que pronto la atrapa, o viceversa. La alcaldesa habla mucho de su madre y si alguien le alaba que es una política muy discreta, ella no tarda un segundo en achacárselo a una enseñanza materna, conocedora del importante mensaje de los tres monos de la sabiduría: no ver, no oír, no decir.

En el 2009 padece aquel chusco episodio de la detención, pero como dicen los monos, hay cosas de las que es mejor no acordarse, y no por hacerle un favor a la alcaldesa, sino a la justicia. 
     

           
 

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