Juan Rof Codina

Rof Codina, un artículo que vale miles de millones

El veterinario descubre en Lugo que la enfermedad llamada “nacida” es el carbunco bacteridiano y salva la ganadería gallega

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El Progreso 25/11/2021
 
AL PERSONAJE LE sobran certificaciones sobre su lucensismo y sobre su  relevancia. En 1966, cuando ya ha cumplido 91 años, Juan Rof Codina (El Prat de Llobregat, 1874) es nombrado Personaje lucense del año, y alguien bromea. ¿Del año? ¡Será del siglo!

Está bien traído porque Rof había sido aquí muchas cosas y había hecho otras tantas desde que supera con éxito sus dudas vocacionales y se hace veterinario para servir a los intereses españoles en Vigo, donde se espera la flota norteamericana para atacarnos en plena península.

Los yankees no aparecen por lontananza y Juanito se atiborra de ostras en La Piedra con consecuencias febriles de baja médica que lo reenvían a Lugo, la sede de su regimiento.

Llega el día de San Roque, que es fecha propicia contra las pestes y favorable para perros y animales de compañía. Antes de marchar con otro destino a Granada prende amores con una moza que hará de él uno de los vecinos más ilustres de Lugo, Concha Carballo Lameiro, con la que matrimonia en 1902.
Ordenado y concienzudo, colecciona los artículos publicados desde 1899 y los recortes ocupan nueve gruesos volúmenes que no desmerecen en tamaño al de una enciclopedia, ni en erudición tampoco.

Muchos son de El Progreso, pero también figura el de La Idea Moderna donde relata cómo descubre que la enfermedad de las vacas llamada nacida por los ganaderos de Lugo es en realidad el carbunco bacteridiano estudiado por Pasteur, así como cientos de colaboraciones en revistas españolas.

Rof presume del artículo sobre el carbunco diciendo que su valor supera los mil millones de pesetas, y es verdad. Gracias a él se pueden salvar infinidad de reses e infinidad de economías rurales, condenadas a la ruina. El propio Rof vacuna a más de mil ejemplares y la campaña es un éxito histórico.

Del recelo de los paisanos ante la vacuna se pasa a ser solicitada por todos. El veterinario enseña cómo vacunar a curas, maestros, farmacéuticos y hasta menciñeiros, pues prácticamente él no tiene colegas.

También figura aquel otro trabajo en el que demuestra la extrema dificultad _ por no decir imposibilidad _, de trasladar a Coruña la piedra de la muralla de Lugo que tanto gozo llevó a unos y tanta frustración a los murallicidas.

Un buen número de artículos recogen su labor como inspector de Parada y la creación de los sindicatos ganaderos de Castroverde, Meira, A Pastoriza, Vilaodrid  o Riotorto, hasta 14, que se unirán en la Agrupación Agraria del Norte Galaico, asesorada por él.

También es redactor-jefe de El cultivador moderno y autor de La raza bovina gallega, publicada por la editorial coruñesa Garcibarra, Galicia Pecuaria, El color de la yema de huevo de gallina, La avicultura en Galicia y Nociones de avicultura. Crea alrededor de ochenta folletos que edita la citada Garcibarra, la Celta lucense o él mismo.

 En 1908 oposita al Cuerpo Nacional de Veterinarios y consigue el número dos de entre los 365 presentados. No es un examen difícil, pues le toca desarrollar el tema de la nacida o carbunco. ¿Quién podría saber más que él?

Lo nombran Inspector de Higiene y Sanidad Veterinaria en A Coruña, pero renuncia. Pese a que es una plaza de primera y Lugo, de tercera, prefiere quedarse en Lugo. “Lo hago por mi mujer”, le confiesa a Ángel de la Vega muchos años después.

Tan mal vistos están entonces los veterinarios que en el Casino le niegan la entrada. Eso de andar entre vacas no era fino.

Fallece en 1967. De su hijo, Juan Rof Carballo, ya nos hemos ocupado.

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