José Ruiz de Azagra Sanz

De dónde saca pá tanto como destaca Azagra

La muy desconocida historia que narra cómo La chica del 17 es tan lucense como madrileña

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El Progreso (01/06/19)

SI LES DICEN que el autor del madrileñísimo cuplé La chica del 17, ésa de la no se sabe de dónde saca pá tanto como destaca, nació en Lugo, seguramente pensarán que su informante ha sufrido un ataque agudo de lucensismo galopante, como el de algunos catalanes que hacen nacer allí a María la Portuguesa, si en ello encuentran algún rédito nacionalista.

No lo hay en esta historia. El autor musical del cuplé de marras nace en Lugo y punto.

La historia comienza en 1899, cuando en el número 10 de la lucense calle Palacio se instala el oftalmólogo Edmundo Ruiz de Azagra Lanaja, de noble origen turolense y alumno en París del doctor Collins, no el que subió a la Luna, sino otro.

Está casado y ya es padre de un hijo homónimo. A los pocos días de su estancia en Lugo, su mujer le anuncia que espera otra criatura. Son años en los que la ciencia médica de Lugo está en manos de García Neira, Castro Valiña, Serafín Sal, José Almoina o Pedro Gasalla. Este último construye en la Ronda de Santiago 4 la mansión Villa Ángela, conocida también como de Ponte de Neira, la casa gemela a Villa Emma, que levanta Hipólito Pillado.

En breve tiempo, Ruiz de Azagra se traslada a ese inmueble e inaugura allí el Consultorio Clínico para las Enfermedades de los Ojos y Cirugía General, dirigido por él. Ofrece “espaciosas salas clínicas, gabinetes distinguidos, y huerta-jardín para el paseo de los convalecientes”.

Pronto hay noticias de sus éxitos. El 27 de septiembre de 1899 libra de una doble catarata a Isabel Díaz, vecina de Ferreira de Abaixo, parroquia de San Xulián de Freixo, en A Fonsagrada. Y a Juan Lage, de San Xoán de Fonfría (Pedrafita), de una catarata completa, entre otras operaciones conocidas.

Entonces nace José Ruiz de Azagra Sanz (Lugo, 1900), al tiempo se apaga la actividad de su padre en Lugo. Algo pasa para que los años sucesivos sean para la familia de un peregrinar constante por España. Gijón, Málaga, Córdoba, Ciudad Real, Toledo y Madrid, donde se anuncia su presencia, no como oftalmólogo, sino como director de una revista, El Heraldo de las Bellas Artes, de ignota memoria.

Pero el declive del padre coincide, en dirección opuesta, con el surgimiento del hijo, pues ya en 1919, hace cien años, cuando José tiene eso, 19, lo vemos como segundo maestro en las compañías de los teatros Martín y La Latina, prueba de que Euterpe se acomoda muy bien en la cabeza del lucense.

El 1 de junio de 1900, el año de su nacimiento _ otra efeméride de hoy _, las Siervas de Jesús han trasladado su domicilio desde la calle de Manuel Becerra, a la casa que fue clínica de Ruiz de Azagra. La compra-venta del inmueble se retrasa hasta 1914.

Se inicia entonces la portentosa carrera de José como director y compositor, cuya firma va a estar presente en centenares de estrenos teatrales en la década de los veinte y en cincuenta y dos películas, a partir de los treinta.

Solo la mera relación de los títulos es mareante y es preferible que el lector curioso los descubra donde hoy están. Por razones de popularidad, quizá sea La chica del 17 la pieza que mejor abandera todo un trabajo en pos de guiones y argumentos de variada especie, que van desde La hermana Alegría a Morena Clara, y de Malvaloca a Cristina Guzmán.

El trabajo lo afrontan en 1929 tres amigos, Juan Durán Vila y Narciso Fernández Boixader como letristas, y Ruiz de Azagra, en la parte musical. El resultado es magnífico. Mercedes Serós, Olga Ramos, Lilian de Celis o Lina Morgan son algunas de las cupletistas que le dan aire para que el cuplé esté enseguida en miles de gargantas.

La letra cuenta una historia basada en una muchacha que fue vecina del número 13 de la plaza del Tribulete. El 17 vino por la rima y por disimular. La chica, dicen, era la querida del dueño de un lupanar de Antón Martín llamado Satán, que por el día la cubría de regalos y por la noche sin ellos.

Ahora, por culpa de Ruiz de Azagra, la chica anda en boca de todos.
 

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