José María López Queizán

El padre López, destacado misionero y eventual novelista romántico

El franciscano de O Corgo fue vicario del arzobispado de Tánger e historiador de la orden en Marruecos

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El Progreso 21/12/2021

ES OBLIGADO DECIR en primer lugar que nuestro personaje de hoy aparece en un buen número de referencias con graves errores biográficos, fruto quizá de fundir en uno los datos de Xosé María López, sacerdote castrense nacido en  Vilaboa-Vilaodriz, hoy de A Pontenova, el año 1884, y los de José María López Queizán (O Corgo, 1891), nacido en Santiago de Adai, franciscano y  vicario general del primer arzobispo de Tánger, también nacido en O Corgo, Francisco Aldegunde Dorrego, así como secretario del anterior vicario, fray José María Betanzos.

Así las cosas, advertimos a los interesados en ambos personajes, escritores los dos, que naveguen con precaución en ese mar de erratas. 

El padre López, como será conocido, era hijo de Salvador López Fernández y otras tres hermanas suyas también fueron religiosas, Celia, superiora en Benavente, Asunción y Patrocinio Adela, así como Salvador, que tuvo la concesión de Renault en Aranda de Duero y que mantienen sus descendientes. A través de su hermano Ramiro, emparenta con la familia Tella.

Tras estudiar en Herbón y siendo todavía muy joven, se traslada a Tánger, donde residirá gran parte de su vida, hasta que regrese al convento franciscano de Santiago, en el que fallece a finales de los años setenta.

Al cumplirse los cuarenta y ocho años de su permanencia en África, el Consejo Superior de Misiones del ministerio de Asuntos Exteriores le concede la Venera y el diploma de Misionero Benemérito, de la misma forma que las autoridades lusas le reconocen su labor en Tánger con la orden del Infante don Enrique de Portugal.

Desde el año 1952 el vicario  desempeña el cargo de Comisario Regular de las Misiones Franciscano-Españolas de Marruecos y es el principal investigador del archivo de la Misión, gracias a lo cual publica un buen número de trabajos históricos, entre los que destaca El padre Lerchundi. Biografía documentada (Madrid, 1927).

Pero sin duda la obra más curiosa de su producción es la novela Neima, la sultana de Alcazarquivir, publicada por la Editorial Marineda el año 1935 en Madrid, la misma fecha que la Memoria del Vicariato Apostólico.

La novela no recibe  buenas críticas, más bien todo lo contrario. Quizás fue escrita en su juventud y por su argumento, es posible que su intención haya sido más apostólica que literaria.

Le achacan ser un texto excesivamente largo, de poca estructura novelesca y lleno de exotismos y figuraciones.

Cuenta la historia del capitán español Germán Olivares, que se enamora de Neima, una joven marroquí de una noble  familia de Alcazarquivir. a la que solo ve una vez, con la que no puede comunicarse por no entender su idioma y de la que ignora absolutamente todo, menos la forma de su cara.

Como el capitán y la sultana son buenas personas, su relación acaba en boda, eso sí, previa conversión de la mujer al cristianismo, que es el objetivo perseguido desde la primera línea.

El sexo fácil entre militares españoles y nativas, prostitutas o no, era un atractivo para suavizar el envío de tropas a Marruecos. Posiblemente el padre López pensó que esta otra visión de la realidad no sería tan descarnada y abría las puertas a la posibilidad de crear un matrimonio entre ambos mundos.

En cualquier caso, Neima... es incluida entre la novelística española que se genera durante esos años en Marruecos.

Al padre López, que también fue preceptor del cardenal Carlos Amigo, se le rinde un homenaje en Tánger  en reconocimiento a su amplia y fecunda labor en Marruecos.

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