José María Díaz y Díaz-Villamil

Díaz Villamil, uno de “los gallegos de Casares”

El político de A Pontevova es una de las víctimas republicanas del 36 en circunstancias sin determinar

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El Progreso 14/03/2021

DURANTE LA REPÚBLICA es gobernador civil en tres importantes provincias, Huesca, Málaga y Zaragoza, lo que da idea de la excelente consideración que José María Díaz y Díaz-Villamil (A Pontenova, 1898) había alcanzado ante Santiago Casares.  

Nace en una pequeña aldea llamada Cerdeiral, dentro de la parroquia de San Xulián de Vilaboa, que hoy prácticamente ha desaparecido. Estudia Magisterio y regresa para ser maestro en Vilameá, a cinco km de su casa en línea recta.

Pero no está mucho tiempo porque ingresa en el cuerpo de inspección de Enseñanza Primaria en Lugo y comienza Derecho. Bajo Primo de Rivera es encarcelado en Madrid como presidente de la Sociedad de Estudiantes. 

El 25 de septiembre de 1930 asiste al Compromiso de Barrantes al lado de  Casares, Castelao, Otero Pedrayo y Portela Valladares, donde se acuerda la constitución de la Federación Republicana Gallega, que certifica la unificación en torno al primero de ellos.

Convertido en uno de los más significados dirigentes de la ORGA, prepara la asamblea regional de refundación en el PRG, celebrada en Lugo en mayo de 1932, con toda la secuela de crisis internas que van a originarse a partir de entonces y en las que Díaz-Villamil tiene un importante papel, aunque ya ocupa destinos fuera de Galicia.

Además de él, en la reunión de Lugo están presentes los gobernadores de Alicante, Granada, Cáceres, Cádiz, Ciudad Real, Jaén, Murcia y Sevilla, conocidos como “los gallegos de Casares”, como el también lucense Manuel María González López-Pardo, el abuelo de la actual ministra de Economía, José Calviño Domínguez, gobernador de Lugo, o Varela Radío, de Ourense y Pontevedra.

Cuando es nombrado gobernador de Zaragoza y debe dejar Málaga, en marzo de 1933, la prensa malagueña se lamenta de su marcha, porque “durante el período de su mando no se ha registrado ni un solo hecho de violencia ni perturbación por cuestiones sociales”.

En Zaragoza se distingue, entre otras preocupaciones, por exigir a los conductores de vehículos de motor o de tracción animal el cumplimiento de las normas de tráfico, que en aquel momento eran un tanto anárquicas y deslavazadas. Se deduce de todo ello que el aumento del parque automovilístico en las carreteras de la provincia era causa de un correspondiente aumento de los accidentes y el gobernador trataba de atajarlo.

También ejerce como abogado en el Juzgado de Vilalba, cuando a comienzos de 1934 se traslada a Lugo con motivo de la derrota electoral de la izquierda meses antes.

Se instala en Bolaño Ribadeneira, nº 5, y es elegido presidente provincial del PRG lucense, para lograr la integración estatal en Izquierda Republicana, de la que será vocal por Lugo.

En febrero de 1936 es elegido diputado en la candidatura de centro izquierda  y tras la victoria del Frente Popular, ejerce de manera interina de gobernador de Lugo hasta la incorporación de José Antonio Fernández de la Vega.

Diversos historiadores lo citan al lado de Vega Barrera y Jacinto Calvo como coordinador de la defensa de Lugo desde el 17 de julio del 36, para huir posteriormente hacia el norte aconsejado por los amigos.

De su muerte se recogen varias versiones que lo hacen caído el propio mes de julio en Ribadeo; perseguido y muerto de un disparo el 12 de septiembre en Taramundi; emboscado por un grupo de medio centenar de fusileros o víctima de un juicio sumarísimo con ejecución inmediata.
 

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